El aumento de la violencia en América latina ha promovido la participación de la ciudadanía en la gestión de la inseguridad. A partir del enfoque de prevención situacional del delito, sujetos y comunidades movilizan prácticas en búsqueda de protección en sus entornos vecinales. Un aspecto poco analizado por la literatura refiere a cómo estas prácticas producen el espacio y cuáles son los alcances que tienen en ciudades con altos niveles de violencia. Mediante un estudio cualitativo, basado en un caso de estudio en 2019, analizamos, de manera situada y etnográficamente, la producción física, social y simbólica del espacio público en la colonia Kennedy en la ciudad de Tegucigalpa. Los datos relevan que la percepción de inseguridad no solo se vincula con la preocupación por el crimen sino con otros problemas urbanos, al mismo tiempo que esta percepción ha generado el amurallamiento, aislamiento social y vigilantismo. Paradójicamente, estos fenómenos refuerzan los factores que facilitan la ocurrencia de delitos y el temor a estos. Los resultados muestran la necesidad de reflexionar críticamente acerca de los alcances de la prevención situacional y obliga a resituar el debate sobre la relación inseguridad/ crimen/planificación urbana en la ciudad latinoamericana.