Gentrificación, desplazamiento, desposesión: procesos urbanos claves en América Latina*

 

Michael Janoschka**

** Reino Unido. School of Geography, University of Leeds.

 

Resumen: Este artículo aporta una comprensión pormenorizada de los procesos urbanos claves que se han ido perpetuando en las ciudades latinoamericanas durante los primeros tres lustros del siglo XXI y que consisten en la reconquista de las áreas centrales y peri-centrales por parte del capital inmobiliario. Esta metamorfosis de la ciudad consolidada se ha manifestado a partir del uso habitual de tres términos centrales: gentrificación, desplazamiento y desposesión. Basándose en una conceptualización del desplazamiento como proceso material, político, simbólico y psicológico, se irá fomentando una comprensión teórica de los procesos que conllevan al desplazamiento de las subjetividades populares de las áreas centrales y peri-centrales de las ciudades latinoamericanas. A partir de un análisis comparativista desarrollado en cinco ciudades –Ciudad de México, Buenos Aires, Río de Janeiro, Santiago de Chile y Quito– se establece una tipificación de los procesos de desplazamiento y desposesión. Esta discusión permite analizar el significado que tiene la reconfiguración territorial de cara a las injusticias espaciales, así como para los discursos en torno al "Derecho a la Ciudad", aportando por tanto una comprensión política adicional de los procesos urbanos que se consideran claves en las primeras décadas del siglo XXI.

PALABRAS CLAVE: GENTRIFICACIÓN, DESPLAZAMIENTO, DESPOSESIÓN, DERECHO A LA CIUDAD, AMÉRICA LATINA

 


Introducción

Una de las características esenciales de las dinámicas sociales, políticas y espaciales que se han ido perpetuando en las ciudades latinoamericanas durante los primeros tres lustros del siglo XXI consiste en la reconquista de las áreas centrales y peri-centrales por parte del capital inmobiliario. Comparado con el período previo, de aplicación de políticas neoliberales más viral y durante el cual la transformación de la estructura urbana se explicaba principalmente por los efectos de una expansión periférica de carácter centrifugal1, la fase contemporánea adquiere rasgos materiales y simbólicos diferentes. Como todo proceso urbano estructural, se enmarca en una modificación de los mecanismos de acumulación. Esta va, mano en mano, con la implementación de políticas urbanas de atracción de inversiones que generan nuevas posibilidades de beneficio mediante el aumento del valor del suelo, habitualmente apropiado por agentes inmobiliarios privados2.

Esta metamorfosis de la ciudad consolidada, que se manifiesta a partir de la actividad inmobiliaria, la llegada de nuevos colectivos y su iconografía en el espacio público, tiene ganadores y perdedores. A veces de forma nítida y otras de manera más trascendente, implica el desplazamiento, la expulsión y la exclusión de habitantes con bajo poder adquisitivo ya que estos, al igual que sus prácticas cotidianas, suponen una barrera para la extracción de rentas de suelo. Si bien en este contexto el uso de los términos "gentrificación", "desplazamiento" o "desposesión" se ha difundido de forma creciente para caracterizar los cambios3, sigue habiendo lagunas importantes. Esto es especialmente el caso en la comprensión conceptual y teórica de las dinámicas de desplazamiento. Cabe señalar que aunque el desplazamiento es intrínseco a las ciudades capitalistas y determinante para la vida de los habitantes de menores recursos, es uno de los procesos estructurales que menos atención ha recibido en los estudios urbanos4.

Por ende, este artículo pretende aportar una comprensión pormenorizada de la relación entre los procesos de gentrificación, desplazamiento y desposesión que se desarrolla en tres pasos. En primer lugar, se irán acotando perspectivas conceptuales sobre el desplazamiento que tengan en cuenta tanto los efectos materiales-económicos como las dimensiones simbólicas, las prácticas discursivas y las consecuencias psicológicas que surjan por las múltiples violencias (físicas y simbólicas) que se ejercen durante los procesos de gentrificación. En un segundo paso, se usará el análisis comparativista desarrollado en cinco ciudades –Ciudad de México, Buenos Aires, Rio de Janeiro, Santiago de Chile y Quito– para detallar una tipificación de los procesos de desplazamiento. Finalmente, se irá analizando el significado que tiene la reconfiguración territorial de cara a las injusticias espaciales, así como para los discursos en torno al "Derecho a la Ciudad", aportando por tanto una comprensión política adicional de los procesos urbanos que se consideran claves en las primeras décadas del siglo XXI.

El análisis se basa en investigaciones empíricas que se llevaron a cabo entre 2012 y 2016 en las cinco ciudades mencionadas anteriormente. El trabajo de campo comprendió la aplicación de diferentes métodos de índole cualitativa, como entrevistas a expertos, observación participante, derivas temáticas, entrevistas narrativas e investigación-acción participativa. Siendo las ciudades analizadas ejemplos paradigmáticos, icónicos y a la vez divergentes, el análisis sostiene un avance en la construcción –todavía incipiente– de una comprensión comparativista5 de las tendencias urbanas recientes en América Latina. Esto implica metodológicamente entender las experiencias empíricas comparativas como punto de partida para efectuar una abstracción teórica que sirve para inspirar las reflexiones conceptuales.

 

Gentrificación, desplazamiento, desposesión: un cuadro analítico y conceptual

A raíz de evidencia empírica, los debates académicos han confirmado la pertinencia de aplicar el concepto de gentrificación para caracterizar las amplias reconfiguraciones sociales, políticas, económicas y territoriales que se han observado en las áreas centrales y peri-centrales de las grandes ciudades de la región. Numerosos estudios de caso contribuyeron a un amplio análisis ‘colectivo’ de los mecanismos que provocan la gentrificación6. Se ha ido reconociendo que los procesos de gentrificación varían en forma y desarrollo en cada contexto geográfico específico. Esta afirmación se extiende también a los aspectos que diferencian la gentrificación ‘latinoamericana’ del mundo anglosajón. Si bien los debates fueron exhaustivos en términos de alcance territorial, evitaron ahondar en una comprensión conceptual sistemática de los procesos de desplazamiento y desposesión que la gentrificación implica para las clases populares.

La gentrificación consiste en un proceso territorial que es el resultado de ensamblajes económicos y políticos específicos y que provoca procesos de acumulación por desposesión mediante el desplazamiento y la expulsión de hogares de menores ingresos. Siendo una de las caras más visibles de la reconfiguración de las relaciones de clase en las ciudades, el desplazamiento ocurre por una serie de mecanismos y formas coercitivas de violencia, sea ésta material, política, simbólica o psicológica. De manera abstracta, puede definirse como una operación que restringe las opciones de los sectores de menores ingresos de encontrar un lugar adecuado para vivir en un espacio concreto, sobre todo cuando otros grupos sociales con mayor capital económico, social y cultural llegan a vivir a este espacio7. En este sentido, indica lo que ocurre cuando fuerzas externas al entorno del hogar imposibilitan mantener o desarrollar la vida en un lugar, por diferentes razones8. Pero, ¿cuáles son estas fuerzas, cómo actúan, y cómo es posible conceptualizarlas para poder ilustrar mejor el vínculo entre desplazamiento, desposesión y gentrificación?

Para acercarnos a esta cuestión, parece adecuado comenzar con la distinción de dos acepciones: por un lado, hacer constar la argumentación desarrollada por Peter Marcuse9 a partir de un análisis estadístico del mercado inmobiliario en Nueva York hace ya más de tres décadas. En ese trabajo distinguió cuatro categorías analíticas que expliquen los mecanismos de desplazamiento y que son: (i) desplazamiento directo del último residente, (ii) desplazamiento en cadena, (iii) desplazamiento por exclusión (iv) presión de desplazamiento. Si bien estas categorías podrían servir como aproximación inicial para reflexionar acerca del desplazamiento de las clases populares en las ciudades latinoamericanas, cabría introducir cierto cuidado: se podría pecar de la importación acrítica de una conceptualización que carece de relación con las realidades en las ciudades de la región, además de relegar los cambios que ocurrieron en las políticas urbanas desde el inicio del experimento neoliberal a un segundo plano. Como admite Marcuse10, éstos eran difíciles de anticipar a principios de la década de 1980. Además, a la luz de las especificidades de los procesos de gentrificación en América Latina, resultaría incauto pensar el desplazamiento únicamente mediante el análisis estadístico de las modificaciones residenciales.

Por otro lado, cabría resaltar que el desplazamiento debería ser abordado mediante una reflexión acerca de las relaciones de poder existentes que definen y estructuran los discursos oficiales, por tanto pensar el papel de las políticas públicas11. En línea con esto, García-Herrera et al.12 indican que "ya que el Estado a diferentes niveles adopta la gentrificación como una política de vivienda (...) tiene poco interés propio en recopilar la clase de datos que documente el grado de desplazamiento"; sobre todo porque tales datos probarían el fracaso de los discursos políticos habituales. Esto implica tener en consideración las limitaciones metodológicas que los debates sobre desplazamiento muestran habitualmente13. Por ejemplo, buena parte de los datos cuantitativos son rudimentarios y no permiten el análisis pormenorizado de barrios concretos o comparaciones en el tiempo. Una reflexión crítica podría considerar esa ausencia de datos como un tipo específico de poder administrativo que es estratégico para las políticas urbanas: se trataría de una "técnica de gubernamentalidad"14 específica que se aplica mediante la omisión y transforma el interés por el desplazamiento en una cuestión política.

A partir de los dos argumentos se desprende que el desplazamiento no es simplemente la salida involuntaria de población que puede ser contabilizada por métodos estadísticos (desplazamiento directo). Expresa una problemática mayor, la injusticia social y espacial que lastra a ciertos grupos en su derecho legítimo a la ciudad, y especialmente en su derecho a usufructo de la centralidad. En este sentido, el desplazamiento no es solamente un elemento intrínseco de la producción urbana capitalista. También alberga una perspectiva que es simultáneamente analítica y política15. Este último aspecto se aprecia en los discursos de la academia latinoamericana. Una "etimología" del uso del término en América Latina16 destacaría tres diferentes nociones:

(i) Desplazamiento como un cambio de lugar que ocurre por mayor o menor fuerza externa, debido a procesos tan variados como la migración, los desastres naturales, los conflictos políticos o militares, o en relación a proyectos de infraestructura y acondicionamiento del territorio;

(ii) Desplazamiento como movilidad territorial que se relaciona fundamentalmente con el transporte y la movilidad urbana regular (diaria);

(iii) Desplazamiento como proceso de desposesión, sea por el abandono de viviendas, la erradicación de asentamientos informales, una expulsión "negociada" o una remoción con fines pedagógicos, civilizatorios o morales.

El marco analítico para la comprensión del desplazamiento se relacionaría principalmente con esa tercera acepción, en un intento de entender la recomposición del espacio urbano como "acumulación por desposesión". Cuando David Harvey17 desarrolló esa noción para actualizar el concepto marxista de "acumulación originaria", subrayó que se trata de un proceso extractivo permanente. Si la acumulación originaria significaba la reorganización de la sociedad capitalista a través de los derechos de la propiedad privada y la mercantilización de los bienes comunes, los recursos naturales y la fuerza del trabajo, la "acumulación por desposesión" tendría que ver con la nueva oleada de acotamiento de los bienes comunes, especialmente los que fueron desarrollados y creados por las clases populares en pos de limitar los intentos empresariales de valorar el espacio urbano18. Siguiendo a Sassen19, en el escenario actual la acumulación por desposesión se formaliza mediante la expulsión territorial de los que el mercado no necesita, al mismo tiempo que éste intenta incorporar a los circuitos de la acumulación capitalista los valores simbólicos y los recursos materiales de cualquier espacio considerado como "deseado". A diferencia de la acumulación originaria cuya intención consistió en incorporar los desposeídos a las relaciones capitalistas del mercado laboral, la finalidad ahora consiste principalmente en expulsarles de los lugares céntricos de la ciudad, en los cuales están demasiados visibles para que "funcionen" las estrategias de revalorización. Para mayor claridad, cabe señalar que la limpieza social y la "modernización selectiva"20 de las ciudades latinoamericanas se fundamentan en mecanismos de acumulación por desposesión del hábitat. Se trata de un fenómeno en directa relación con cinco dimensiones fundamentales de reproducción social: la vivienda, el suelo, los bienes comunes (entre los cuales destaca el espacio público), la movilidad, y la propia constitución y autonomía del sujeto. Esta perspectiva permite introducir un análisis mucho más nítido de las políticas públicas, ya que reduce la exposición excesiva que Harvey le atribuye a los procesos de reproducción del capital. En este sentido, cabe resaltar que si bien el Estado no es un agente monolítico, suele facilitar mediante su acción u omisión las dinámicas urbanas que fomentan los procesos de acumulación y reproducción del capital, en lugar de proteger los intereses legítimos de las clases populares, y esto debería reflejarse en el análisis del desplazamiento. Además, introducir la noción del hábitat en las dinámicas de acumulación y desposesión nos permitirá extender el análisis a la (re-) apropiación espacial por parte de las clases populares y la consiguiente construcción de "territorios en resistencia"21.

A continuación, se precisa una propuesta para acotar el desplazamiento como proceso complejo, sin perder de vista su aplicabilidad para el análisis empírico. Por ende, se propone diferenciar las siguientes cuatro dimensiones que idealmente compondrían las lógicas del desplazamiento:

Desplazamiento como proceso material, de índole económico-financiera: el desplazamiento como proceso material es el que mayor visibilidad y repercusión tiene, ya que se trata de la expulsión directa de los hogares de un lugar concreto. Si bien implica un amplio abanico de lógicas, como lo pueden ser los mercados de (micro) créditos, la financiarización de la vivienda o los mecanismos de "redlining"22, consiste principalmente en la aplicación de la racionalidad económica tradicional del mercado inmobiliario a la vivienda, que son la inversión, la compra y la venta, y el alquiler. Estas lógicas tienen una alta capacidad de segregar, separar y expulsar. El consiguiente desplazamiento material se visibiliza en las (escasas) estadísticas y concentra la mayor parte de la atención mediática y científica al fenómeno.

Desplazamiento como proceso político: si bien el desplazamiento como proceso material parece ser el más visible, es impensable sin el proceso político que lo constituye. El desplazamiento como proceso político implica dotarle a los procesos de reconfiguración urbana que operan en el plano material, económico y financiero de autoridad legal y procedimiento político-administrativo, además de protección jurídica y acceso a las fuerzas del orden público para su implementación. En este sentido, el desplazamiento como proceso político puede considerarse como tarea fundamental que ejerce el Estado como actor que regula, supervisa y ordena el desarrollo territorial. Implica una amplia gama de actuaciones, desde la configuración de políticas públicas específicas, la licitación de los Grandes Proyectos Urbanos, la elaboración de los Planes Generales o Parciales para la planificación funcional del espacio urbano hasta la aplicación, más reciente, de políticas de control, vigilancia, securitización y comercialización del espacio público. Incluso, puede incluir la tolerancia de infracciones legales, micro-políticas de corrupción y nepotismo, y otras tantas relaciones no previstas en ninguna legislación.

Desplazamiento como proceso simbólico: el hecho que el desplazamiento material fuese tan exitoso a lo largo de la historia de las ciudades no solamente se asocia con las relaciones de poder que se escenifican entre los diferentes actores económicos y políticos, sea en asuntos públicos o en la esfera privada. Más bien, corresponde también con los aspectos simbólicos que se constituyen en el interior de las sociedades. La gran mayoría de estos procesos recuerdan a la constitución de un iceberg, ya que apenas una mínima fracción aparece en el campo de lo visible, mientras que gran parte queda sumergida en el reparto pre-discursivo de lo sensible o en estructuras y configuraciones discursivas y simbólicas que resultan difícilmente observables. Sin embargo, constituyen la base para la reconfiguración de las ciudades y permiten una aproximación a la formación y recreación de la sociedad como proceso holístico, como micro-políticas que se aplican constantemente, consciente e inconscientemente desde las múltiples posiciones subjetivas que cada uno de los actores ocupa. Parte de la constitución del campo simbólico se relaciona con las grandes instituciones sociales y políticas, el Estado o los medios de comunicación. Otra parte está imbricada en la vida diaria de todos, como emprendedores, profesionales, consumidores, vecinos y habitantes de un barrio. Los procesos simbólicos guardan mucha relación con las prácticas de poder subyacentes denominadas por algunos autores como "colonialidad del saber"23. Esta logra mantener unas prácticas como ‘invisibles’, define otras como "criminales" y canaliza tanto el repudio como la admiración social hacia otras. Como consecuencia ocurre que las subjetividades asociadas a las clases populares experimentan una estigmatización discursiva que determina la construcción simbólica de la sociedad, traduciéndose en un espacio urbano homogéneo que corresponde con el gusto de las clases medias, los sujetos definitorios de la espacialidad contemporánea. En otras palabras, la constitución simbólica de la sociedad implica que los procesos de desposesión están relacionados con las disputas por la hegemonía cultural24, disputas que afectan todas las dimensiones de la vida diaria.

Desplazamiento como proceso psicológico: cabe destacar que el desplazamiento como proceso simbólico, por la profundidad y oscuridad en la cual opera, puede considerarse como aspecto elemental que necesitaría desenmascararse empíricamente para comprender el éxito del desplazamiento como proceso material y político, una tarea todavía incipiente en los estudios urbanos. Además, esta operación ganaría posición si se relacionara con profundizar el desplazamiento como proceso psicológico. Se trata de una dimensión ubicada a nivel individual que problematiza los efectos que el desplazamiento tiene en la constitución psicológica de las personas. Se relaciona íntimamente con las múltiples violencias simbólicas que afectan la vida diaria. Implica la dislocación y el aislamiento social que tienen lugar en un barrio desde antes del desplazamiento material, y que se producen a causa de los cambios materiales, políticos y sociales inducidos, independientemente del desplazamiento material25. Estos cambios provocan sentimientos de "perdida de lugar"26, múltiples procesos de alienación, estrés en la vida diaria y severas consecuencias en términos psicológicos. A partir de nuevos marcadores simbólicos se perpetúa la violencia simbólica asociada a la construcción de hegemonía discursiva por la población de mayores ingresos. Toda transformación del barrio que demuestra la imposibilidad de influenciarla por activa o pasiva estimula sentimientos negativos, resentimientos, enojo y sensaciones de injusticia, provocando daños en los lazos afectivos que conforman el "capital espacial"27 de un individuo o núcleo de hogar en un espacio concreto. Dicho de otro modo, el cambio material, estético o comercial de un barrio motivado por la inversión de capital implica un desplazamiento en términos psicológicos, incluso si el hogar se mantiene físicamente en el lugar.

Como es posible observar a partir de esta caracterización, el desplazamiento es multifacético. Si bien se entiende que en la realidad las nociones presentadas están íntimamente relacionadas y apenas separables, el ejercicio de disgregación teórica consiste en un intento de simulacro dialéctico que permita desarrollar una comprensión y articulación analítica de mayor profundidad. Por tanto, se considera preciso desenmascarar especialmente los aspectos que a primera vista parecen recónditos. Éstos se sitúan principalmente en el campo de los procesos políticos, simbólicos y psicológicos, y ocultan violencias de diferente índole pero con enorme importancia para una comprensión más completa del desplazamiento de las clases populares de las áreas centrales y peri-centrales que está teniendo lugar en muchas de las grandes ciudades latinoamericanas.

 

Desplazamiento y desposesión en cinco ciudades latinoamericanas; una tipificación

A continuación, se pretende ahondar en los procesos de acumulación por desposesión del hábitat cuyos mecanismos que se han caracterizado anteriormente de forma teórica, aplicando la sistematización de desplazamiento a cinco ciudades latinoamericanas: Ciudad de México, Buenos Aires, Río de Janeiro, Santiago de Chile y Quito. El trabajo analítico consiste en descifrar las lógicas detrás de cinco tipos de desposesión que ocasionan desplazamiento en estas ciudades. El consiguiente proceso de destacar, perfilar y tipificar, implica un ejercicio didáctico que reduce complejidad para lograr mejor entender el desplazamiento como proceso material, político, simbólico y psicológico. No obstante, la sección comenzará por una breve introducción a los lugares concretos a partir de los cuales se ha desarrollado el análisis empírico.

 

Los lugares del desplazamiento | Ciudad de México, Buenos Aires, Rio de Janeiro, Santiago de Chile y Quito

Los lugares del desplazamiento en los cuales se inspira la siguiente tipificación abarcan una gran variedad en tamaño, ubicación, densidad habitacional y complejidad social. Por ende, su denominador común consiste en haber experimentado, a lo largo de los últimos quince años, amplias reconfiguraciones territoriales que implicaron algún tipo de desplazamiento de subjetividades asociadas a las clases populares. En la Ciudad de México, se trata del "rescate" del centro histórico, el patrimonio histórico quizás de mayor importancia en América Latina, así como del mercado de la Merced, que se ubica en la inmediatez geográfica del centro histórico y que constituye el mercado municipal de mayor extensión en América Latina. El estudio de Buenos Aires se concentra en tres áreas diferentes que se unen discursivamente por una sola lógica: la valorización del espacio urbano a partir del recurso al patrimonio cultural del Tango. En detalle, se trata de las zonas que rodean al antiguo mercado central (Abasto), así como algunas partes de los barrios de San Telmo y La Boca en el sur de la Ciudad Autónoma. En el caso de Río de Janeiro, el trabajo de investigación se concentró fundamentalmente en Vila Autódromo, una comunidad de autoconstrucción que se ubica próximo al parque olímpico. Si bien esta localización es de carácter peri-central, se encuentra plenamente integrado en el eje de expansión inmobiliaria actual que se dirige a las capas medio-altas y altas de la ciudad y puede informarnos acerca de las lógicas que están detrás de la transformación de la ciudad asociada a los grandes eventos deportivos. En la región metropolitana de Santiago de Chile se parte del análisis genérico de la reconfiguración espacial de las comunas centrales y peri-centrales, tras haberse efectuado un trabajo pormenorizado en la comuna de Peñalolén. Finalmente, el caso de Quito se abstrae del trabajo de investigación desarrollado en dos parroquias rurales de la periferia de la ciudad en plena transformación por avance de los procesos de suburbanización: Cumbayá y Calderón. La primera de ellas se caracteriza por haberse transformado en un enclave de desarrollo habitacional para sectores de alta renta, y la segunda es una periferia popular, de origen informal que ha sido objeto de interés de nuevos desarrollos tanto del sector público como privado.

 

Desplazamiento por desposesión del patrimonio arquitectónico | Ciudad de México

En la Ciudad de México se observa un desplazamiento cuyo dispositivo se define como desposesión del patrimonio arquitectónico. Se origina principalmente con la finalidad de poner en valor el patrimonio del centro histórico que consiste de más de 9.000 edificios, 1.500 de ellos listados como patrimonio histórico o artístico28. Implica el intento de desplazar los hogares de bajos ingresos que vivían y, como se trata de un proceso inacabado, siguen coexistiendo en el área. Como proceso material, se relaciona con el interés del inversor Carlos Slim en el barrio, ya que compró varias docenas de edificios de importancia histórica y simbólica. Tras su renovación, muchos de los edificios padecieron una modificación de su uso, para albergar instituciones educativas o culturales, o convertirse en museos, hoteles, cafés y restaurantes, o a pasar por alquilarse a estudiantes, artistas, o incluso políticos, desplazando a sus ocupantes previos29. El segundo efecto ha sido el desplazamiento de usuarios del espacio público, especialmente los vendedores ambulantes, cuyo número fue estimado en más de 30.000 a comienzos de siglo30. Recientemente, se ha extendido al colindante barrio de la Merced y a su mercado, en el que tuvo lugar la expulsión material de una parte de los comerciantes informales que ocuparon el espacio público contiguo, así como intentos de desalojo de comerciante en diferentes naves del mercado.

Este desplazamiento material tiene una íntima relación con la aplicación de políticas públicas que aspiran a transformar en primer lugar el espacio público, mediante políticas de securitización, higienización y expulsión de los usos que no parecen "adecuados" para garantizar rentabilidad de las inversiones. Por tanto, el centro histórico se dotó de un plan estratégico en temas de seguridad que fue redactado por la empresa de consultoría del ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani. La implementación del plan implica un control férreo del espacio público, mediante (video) vigilancia y presencia policial permanente. En segundo lugar, se han aplicado políticas públicas para impedir la apropiación comercial del espacio por parte de vendedores ambulantes. Primero el comercio ambulante ha sido declarado ilegal, para luego expulsarlo materialmente en una acción policial de tinte militar, efectuada en octubre de 200731. En tercer lugar, cabe señalar el rol destacado que adquirió el Fideicomiso del Centro Histórico, organismo que apoyó la reordenación del tráfico vehicular, la inversión en el espacio público así como el plan de rehabilitación de edificios. Y finalmente, en la fase más reciente destaca la gestión del mercado de la Merced, que está pasando por un proceso opaco de renovación, rehabilitación e inversión pública, tras varias décadas de abandono y desinversión.

Si bien el proceso de desplazamiento material se ha visto obstaculizado y contestado por la realidad específica de la organización vecinal y la forma de ocupación histórica que tiene del lugar, el dispositivo de acumulación por desposesión del patrimonio arquitectónico ha provocado importantes disputas y se traduce en territorios dispares. Si se plantea el desplazamiento como proceso simbólico, cabe señalar la necesidad del capital de emplear formas sutiles e indirectas para expulsar las identidades populares del centro histórico. Este es especialmente el caso cuando existen intereses potenciales para el turismo y el ocio de población no residente, ya que éstos implican formas opuestas de apropiación del espacio. Por ende, es posible distinguir tres diferentes tipos de violencia simbólica: (i) la violencia de la hiper-seguridad que es requerida para controlar el espacio público; (ii) la violencia étnica y racial que es impuesta por la "superioridad" estética del gusto de las clases medias y altas; (iii) la violencia turística, que es una fuerza intangible con alto potencial de desposesión en términos simbólicos y materiales, implicando además efectos psicológicos por la usurpación del espacio para visitantes, en detrimento de la población residente.

 

Desplazamiento por desposesión del patrimonio cultural | Buenos Aires

En Buenos Aires, el desplazamiento observado se caracteriza como desposesión del patrimonio cultural. A diferencia con el caso anterior, se trata de un tipo de patrimonio inmaterial que es origen y destino del proceso material: el Tango, desde 2009 inscrito en la lista de la UNESCO. Si bien según el lugar concreto este se efectúa en diferentes momentos, tiene en común el desplazamiento de habitantes vulnerables en los correspondientes barrios (como ocupantes de edificios abandonados o sectores de rentas bajas). Cabe señalar que el área del Abasto tuvo su impulso ya en la década de 1990, cuando se remodeló el edificio del mercado, transformándolo al mayor centro comercial de la ciudad. Además, fueron construidos un hotel, un hipermercado y varias torres con aproximadamente 1.100 apartamentos. En paralelo, muchos de los arrendatarios de propiedades vecinas fueron desplazados hacia lugares periféricos32. En San Telmo, el proceso es posterior y comprende una reorientación comercial, principalmente a través de establecerse el barrio como sede de instituciones culturales, teatros, librerías, restaurantes y cafés-concierto, muchos de ellos vinculados al Tango. Además, también el mercado inmobiliario se transformó. San Telmo se ha convertido en un lugar idóneo para alquileres de corto y mediano plazo que en muchos casos están relacionados con el turismo. Finalmente, en La Boca se originaron varios proyectos inmobiliarios de viviendas tipo loft que aspiran atraer talleres artísticos. Además, se ha informado también de cierta violencia material que consiste de desahucios forzosos, incendios de edificios (por razones "oficialmente" desconocidas y no investigadas) y otras reubicaciones involuntarias33.

Es posible señalar el desplazamiento experimentado como proceso político, si bien se ha orquestado con cierta sutilidad. Una parte del proceso político aplica métodos tradicionales en la planificación para garantizar la rentabilidad de la inversión, como permitir el cambio de uso del mercado y dotar con legalidad los permisos para aumentar las alturas permitidas en las áreas colindantes (caso del Abasto). En San Telmo, el proceso político se centró en los planes de renovación municipales, mientras que en La Boca el estímulo proviene de exenciones fiscales de las inversiones inmobiliarias que incluyen usos culturales, con el fin de perseguir atraer diseñadores, artistas y otros pioneros de la gentrificación34. Además, los tres casos tienen en común la extracción de valor del patrimonio intangible que es el Tango. En el caso del Abasto implica la apropiación económica de una marca, mediante el marketing en honor de Carlos Gardel, histórica estrella de Tango35. Las estrategias en San Telmo y La Boca están directamente relacionadas con los corredores culturales en diálogo con el Tango, con el Caminito (La Boca) como centro neurálgico de la actividad turística en el barrio. Además, se aprecia la instalación de instituciones culturales estatales que fomentan la transformación incipiente y "ponen en el mapa cultural" a los espacios en disputa.

En términos materiales, se experimenta un cambio en la composición social de los tres barrios que si bien es lenta, avanza y desplaza permanentemente a habitantes. Si se plantea la cuestión simbólica, consta que las estrategias lograron también transformar algunos de los usos del espacio e implementar la hegemonía de actividades que se relacionan con el turismo. En este sentido, se trata de una desposesión de la cultura popular que implica procesos de desplazamiento. Estos se relacionan intrínsecamente con los circuitos de valorización y las formas de regulación de conflictos subliminales, generando dos tipos de violencia simbólica, (i) la violencia turística y (ii) la violencia cultural. La implementación de nuevas estéticas en relación con la apropiación externa del "espectáculo" del patrimonio cultural se puede percibir como una estrategia que delimita una esfera de alteridad, generando violencias simbólicas por la mercantilización de unos (¿hipotéticos?) activos culturales del barrio. Se ha visto la capacidad de lograr re-articular material y simbólicamente el espacio público, provocando a su vez el desplazamiento parcial de subjetividades populares, así como una serie de disputas que van desde el terreno psicológico-social al material y legal.

 

Desplazamiento por desposesión de los derechos de ciudadanía | Río de Janeiro

Río de Janeiro es un caso único de reconfiguración urbanística a largo plazo que se promueve mediante un mecanismo central que es la expansión del mercado capitalista hacia espacios de organización social, económica y territorial que previamente fueron estructuradas por procesos alternativos de acumulación. A la vez es ejemplo destacado de un tipo de desplazamiento que ocurre mediante la desposesión de los derechos de ciudadanía. Para comprender mejor los procesos materiales, la morfología y geografía social de la ciudad han de ser tenidos en cuenta, de manera especial la extraordinaria disparidad de ingresos entre las capas más ricas y pobres de la sociedad. Como expresión física de ello, cabe resaltar que muchas favelas están localizadas en vecindad de los lugares que mayor valor de suelo tienen, como por ejemplo en los morros con vista a las playas36. En las áreas céntricas, más del 40 por ciento de la población vive en favelas, y esto significa que su cultura popular es parte normalizada de la vida urbana cotidiana37, mucho más que en otras ciudades que presentan pautas de segregación diferentes.

La relación entre ciudad formal e informal se encuentra en el centro del desplazamiento como proceso material. Sin embargo, requiere de un considerable apoyo por las políticas públicas que en caso de Río de Janeiro consisten en implementar grandes proyectos de renovación urbana, aplicar estrategias extremas de securitización y apostar por la celebración de eventos internacionales (deportivos) para articular mecanismos que mitiguen un continuo "estado de excepción"38. Tales mecanismos introducen nuevos modelos de ciudadanía, así como un régimen autoritario, empresarial y planificador que niega a los habitantes de las favelas el espacio político de ciudadano, e incluso les despoja en algunos casos de los derechos de propiedad. Cuatro estrategias entrelazadas se han ejecutado: (1) inversión municipal en la "regeneración" de las favelas (programas como Favela Bairro, Programa de Aceleração do Crescimento y, recientemente, Morar Carioca); (2) un desalojo selectivo de habitantes de favelas e incluso de comunidades enteras si se interponen en el camino de mega-eventos, como es el caso de Aldeia Maracanã y Vila Autódromo; (3) la reubicación de habitantes en complejos de vivienda social que están situados en la periferia de la ciudad (a través del programa federal Minha Casa, Minha Vida); y (4) la "pacificación" de las favelas por las Unidades de Policía Pacificadora, un cuerpo de policía paramilitar que desde 2008 ha supuestamente "liberado" varias docenas de favelas del tráfico de drogas, aplicando una violencia extrema a través de una ocupación cuasi-militar del territorio. En estas zonas, se han empleado desde entonces regímenes excepcionales de ciudadanía que implican importantes restricciones de los derechos civiles39. Cabe señalar que las fuerzas policiales han sido repetidamente acusadas de violencia severa, y de producir aproximadamente 1.000 homicidios anuales40.

Las cuatro estrategias no son meramente un proceso político; nos relacionan también con el desplazamiento como proceso simbólico, ya que más allá de la violencia material, expresan destacadas violencias simbólicas y psicológicas contra los habitantes. Las grandes transformaciones de la estructura social, material y política buscan regular la conducta de las partes no deseadas de la población y relegarlos a un lugar que a la vez es material y simbólicamente alejado de las vistas de las clases medias y altas. En el caso de la comunidad de Vila Autódromo, lugar en el que a los habitantes se les otorgaron los títulos legales de usufructo de los terrenos, los vecinos han sido acusados por parte de las autoridades públicas de "daño estético y visual"41, devaluando así simbólicamente en el discurso público la autoconstrucción como método legítimo de construcción de hábitat. Estos argumentos no van en vano, porque construyen la legitimación simbólica para expulsar luego materialmente. Además, el caso de Vila Autódromo nos refiere también a las múltiples estrategias de acoso psicológico que el Estado aplica y que han logrado separar familias y enfrentar vecinos, con el fin de destruir una comunidad que decidió luchar por su derecho a permanecer en su lugar. Detrás de ello, se observa sin embargo un fondo de tinte racial, ya que la aplicación de excepciones en los regímenes de ciudadanía para forzar en términos prácticos, simbólicos y psicológicos la expulsión de habitantes se concentra en espacios y comunidades muy concretas.

 

Desplazamiento por la desposesión de la renta del suelo | Santiago de Chile

Santiago de Chile puede definirse como un ejemplo muy específico de retorno del capital al centro de la ciudad, cuyos procesos de desposesión se pueden tipificar como desplazamiento de la renta del suelo42. el caso de Santiago es interesante desde varias perspectivas: en una sola década (de 2002 a 2012), se invirtió el modelo de expansión, del centrifugal a uno que se centra principalmente en la ciudad consolidada. Por ejemplo, en el municipio de Santiago se dobló el stock inmobiliario total en tan solo una década43, y desde 2006, las 11 comunas centrales y peri-centrales del área metropolitana han concentrado tres quintos de los permisos de construcción44. Parte de esta inversión residencial fue efectuada por universidades privadas, que han sido actores importantes en el mercado inmobiliario45. Pensando en los mecanismos de desplazamiento, cabe señalar que se documentó una creciente acumulación de la renta potencial del suelo por parte de un reducido grupo de grandes inversores46. Es decir, se capitaliza de forma monopolista por inversores a gran escala, desposeyendo a los pequeños propietarios de las alzas potenciales de renta del suelo que han tenido lugar, muchos de ellos sin capital necesario para efectuar ninguna inversión. Además, debido al alza exponencial de los precios de las viviendas, muchos arrendatarios fueron desplazados.

El proceso guarda una estrecha vinculación con las políticas públicas. Por ejemplo, en lo que se refiere al desarrollo de programas de vivienda social que proporcionan subsidios públicos para la adquisición de terrenos y viviendas. Las medidas establecieron un modelo mercantilizado de vivienda social que aplica estrictamente los criterios económicos para determinar el lugar de residencia. Este modelo implica una profunda reorganización social y espacial del área metropolitana, por el consiguiente desplazamiento de familias de menores recursos hacia complejos de vivienda en la periferia. La "vuelta al centro" es igualmente un ejemplo estimulante de cómo la planificación urbana empresarial privilegia a la inversión privada en una economía liberal. El pago de un subsidio en el valor de compra de viviendas que están destinadas a ocupantes con una capacidad adquisitiva correspondiente a clases medias emergentes o profesionales jóvenes, etc., permite la emancipación de ciertos hogares y crea un mercado residencial específico, muy prominente en la tipología de viviendas que se han ido construyendo47. Además la liberalización de los procesos de planificación urbana, especialmente la permisividad de los permisos de construcción que permiten alturas de hasta 35 pisos, ha promovido la enorme densificación de la superficie construida. Sin embargo, el Estado no se pronuncia cuando se cuestiona la idoneidad urbanística de esas propiedades residenciales.

Planteándose el desplazamiento como proceso simbólico, cabe destacar que en Santiago de Chile éste depende del deterioro y abandono de viviendas existentes, resultado de la "destrucción creativa" previamente descrita. La reproducción capitalista genera nuevos bienes que posibilitan de forma eficaz los procesos de acumulación. Con el efectivo apoyo de un Estado que paradójicamente "regula" la ausencia del marco de su actuación, la densificación de la ciudad desemboca en una ocupación territorial irregular y abrupta que produce violencias arquitectónicas de mayor índole simbólica. Teniendo en cuenta el principio inversor del máximo beneficio posible con la mínima inversión necesaria como un ejercicio práctico de economías ultra-neoliberales, la ejecución financiera de esta estrategia de inversión genera significativas violencias simbólicas de un urbanismo que a la vez tiene efectos psicológicos en la población y provoca el desplazamiento de subjetividades populares.

 

Desplazamiento por desposesión de las plusvalías de la intervención pública | Quito

La ciudad de Quito implica la estilización de un tipo de desplazamiento que se relaciona con los cambios sociales que se han originado en un país que tuvo una importante rearticulación de su modelo organizativo, a partir de la elaboración de una Carta Magna que transforma algunas de las relaciones concretas entre capital y sociedad. Sin embargo, la constitución de unas nuevas consciencias políticas y la gran expansión de las políticas públicas que tuvo lugar en la última década no implica evitar los procesos de desplazamiento. En este sentido, Quito puede tipificarse como caso predilecto del desplazamiento por la desposesión de las plusvalías de la intervención pública. Lo que se refiere a los procesos de desplazamiento material que se observa en una de las dos parroquias de estudio, Cumbayá, está íntimamente relacionado con la expansión suburbana de la ciudad y el desbordamiento del valle central a partir de los nuevos proyectos inmobiliarios que ocurrieron desde la dolarización48. Estos proyectos se asientan sobre antiguas zonas industriales o terrenos agrícolas, por lo cual implican también una rearticulación en la vocación de los terrenos afectados. Como resultado, se implementaron nuevos negocios inmobiliarios, en general en el marco de fraccionamientos cerrados, con alto grado de seguridad y vigilancia que permiten poca interacción entre los residentes de diferentes urbanizaciones. Y el tejido comercial se modificó también marcadamente, con la proliferación de conjuntos comerciales de gran superficie. Ambos procesos implican el desplazamiento material de actividades relacionadas con la vida tradicional en la parroquia, de mayor impregnación agraria y basada en prácticas indígenas. En este sentido, lo que se puede observar es una confrontación directa de dos formas de vida marcadamente diferenciadas, de dos subjetividades con poca interacción real.

La transformación es resultado directo de la actuación pública, destacándose dos procesos superpuestos sin los cuales los procesos materiales de desplazamiento no se podrían comprender. Por un lado, se trata de la reforma agraria que expropió parte de una finca en la parroquia de Cumbayá, y a la vez logró asentar y formalizar los asentamientos huasipungueros (forma de tenencia originaria de la tierra). Por otro lado, se trata de la inversión pública en grandes obras de infraestructura vial que se relacionan con la construcción del nuevo aeropuerto internacional en la zona, inaugurado en 201249. Este escenario crea plusvalías y aumentos del valor de la tierra que, sin embargo, están explotados por las iniciativas privadas de desarrollo inmobiliario que han ido surgiendo posteriormente.

Como en los demás casos, podemos observar también en el caso de Cumbayá un desplazamiento que va más allá del ensamblaje de los procesos materiales y políticos y que implica también aspectos simbólicos. Por ejemplo, se trata de la confrontación de diferentes formas de vida, entre una población tradicional con raíces indígenas y habitantes de clase media-alta y alta radicados en conjuntos cerrados, que disputan en términos simbólicos por la apropiación del espacio. A los factores estructurales de nueva ocupación de la tierra, que redujeron drásticamente las prácticas agrícolas en la parroquia, se suman las restricciones impuestas por el municipio, representando el espacio simbólico de acuerdo a las subjetividades de las clases altas instaladas. Esto se refiere, por ejemplo, a la pugna por lo que es permitido y prohibido mediante las ordenanzas municipales. Cabe señalar que los planes de ordenación han ido restringiendo sucesivamente las prácticas tradicionales de ocupación del espacio público (como en las fiestas comunitarias) y privado (prohibición de cría de animales). Además, privilegian el uso del transporte privado frente a las necesidades de comunicación de los antiguos pobladores50. Esta situación implementa un dispositivo de desposesión que traslada las plusvalías generadas por la actividad y la inversión pública hacia los nuevos inversores. Desvaloriza de forma simbólica las costumbres populares y las prácticas tradicionales arraigadas en el territorio, aplicando una violencia simbólica de la "modernidad" establecida como proceso normalizador que se manifiesta en la transformación territorial.

 

Desplazamiento como acumulación por desposesión del hábitat . Reflexiones críticas en torno al derecho a la ciudad

Lo anteriormente expuesto ha proporcionado una mejor comprensión de los mecanismos subyacentes en los procesos de desplazamiento y acumulación por desposesión del hábitat, señalando su carácter polifacético a partir de los ejemplos paradigmáticos de cinco ciudades latinoamericanas. Se ha podido comprobar en cada uno de los casos cuáles son las fuerzas detrás de los procesos de desplazamiento y cómo actúan. Para este análisis, la diferenciación del desplazamiento como proceso material, político, simbólico y psicológico ha sido útil, ya que ha permitido identificar diversos mecanismos de desposesión cuyo denominador común es el intento de extraer lo que antes se encontraba en los márgenes de los mercados capitalistas. Si entendemos la acumulación urbana de capital como una forma espacial del capitalismo en busca de nuevos espacios y lugares que no hayan sido aún mercantilizados, la transformación de los entornos populares y de su particular morfología urbana puede considerarse como uno de los objetivos clave. Como se ha visto en los diferentes ejemplos, la introducción de nuevas relaciones de mercado produce desplazamiento, pero no necesariamente significa la expulsión material inmediata de determinados lugares.

Por lo tanto, la acumulación por desposesión del hábitat como lente analítica permite comprender los principios de reestructuración de las ciudades latinoamericanas desde una perspectiva holística. En este sentido, el desplazamiento es un mecanismo central de la desposesión que implica la rearticulación urbana reciente, y se manifiesta en cuatro dimensiones: la material, política, simbólica y psicológica. Por ende, cabe señalar que la exclusión simbólica y el desplazamiento de las perspectivas de las clases populares son precondiciones básicas para lograr su expulsión material del espacio. Está relacionada intrínsecamente con las jerarquías sociales existentes, así como con estereotipos o estigmas de índole étnica y racial. En último término, el desplazamiento reestablece y exacerba esas jerarquías, contrarrestando las políticas sociales que habían sido aplicadas supuestamente para reducir las fronteras invisibles en la estructuración de clase y del racismo. Tales operaciones pueden ocurrir consciente o inconscientemente, y aplican diferentes tipos de violencia. Pero siempre generan beneficios simbólicos que se apartan de la acumulación de diferentes tipos de capital (simbólico, cultural, económico) por parte de aquellos sujetos que sean capaces de definir, gobernar y dominar espacios y lugares51. Este argumento se relaciona directamente con los métodos de reproducción social de las clases dominantes y los discursos existentes que estructuran las posibles prácticas, inclinaciones del habitus y posiciones en la esfera social. Las relaciones invisibles de poder definen los modos en los que el desplazamiento actúa, por ejemplo escondiendo ciertas prácticas sociales y culturales mientras otras se criminalizan. Tales estrategias hacen uso de violencia tanto simbólica como física para desplazar a los no deseados y usuarios de los espacios urbanos concretos que se consideran elementales para la revalorización.

Sin embargo, la informalidad en las ciudades latinoamericanas ha generado también terrenos específicos para el sustento individual y colectivo, la auto-organización y procesos políticos que van más allá del Estado y construyen una especie de contrapoder. Como consecuencia, se internalizaron diferentes prácticas, tanto conscientes como inconscientes, que podrían impedir que las micro-políticas capitalistas penetraran a fondo en el seno de la sociedad, creando formas alternativas y contra-hegemónicas de producir, vivir y apropiarse de la ciudad52. Tal organización colectiva de redes de solidaridad supone un serio escollo, hasta el día de hoy, para una implementación rápida, fácil y sin contratiempos de las políticas de desplazamiento. Y permite plantear unas alternativas que cuestionan, desde la organización popular, los mecanismos de construcción de la ciudad neoliberal. Si bien el derecho a la vivienda se ha visto crecientemente satisfecho en las ciudades de la región, el desplazamiento y los mecanismos de acumulación por desposesión del hábitat han empeorado la posibilidad de las clases populares de apropiarse de la centralidad de las ciudades. Es en este punto donde el presente artículo ha querido aportar una perspectiva analítica y conceptual acerca de algunos de los impedimentos existentes a que el Derecho a la Ciudad se cumpla no como discurso político, sino como práctica social.

 

Notas

* Esta investigación ha sido desarrollada en el marco del proyecto "CONTESTED CITIES: Contested Spatialities of Urban Neoliberalism", financiado por la Comisión Europea (Grant Agreement: FP7-PEOPLE-PIRSES-GA-2012-318944).

1 Mattos, 2001; Janoschka, 2002.

2 Cócola, Durán y Janoschka, 2016.

3 Casgrain y Janoschka, 2013; Inzulza, 2014; Janoschka, Sequera y Salinas, 2014.

4 Desmond, 2012.

5 Para mayor detalle en relación a los debates contemporáneos acerca de la perspectiva comparativista en los estudios urbanos, véase McFarlane, 2010; Peck, 2015; Robinson, 2016; Waley, 2016.

6 Para más detalle, véase las obras colectivas editadas por Hidalgo y Janoschka, 2014; Delgadillo, Díaz y Salinas, 2015; los números especiales de Revista de Geografía Norte Grande 58 (2014) y Urban Geography (2016); las amplias revisiones bibliográficas desarrolladas por Janoschka, Sequera y Salinas, 2014 y Janoschka y Sequera, 2016; así como artículos de Betancur, 2014; Blanco, Bosoer y Apaolaza, 2014; Inzulza, 2014; Herzer, Di Virgilio y Rodríguez, 2015.

7 Slater, 2009.

8 Hartmann, Keating y LeGates, 1982.

9 Marcuse, 1985.

10 Marcuse, 2015.

11 Lees, 2012.

12 García, Smith y Mejías, 2007, p. 280.

13 Slater, 2009.

14 Sequera y Janoschka, 2015.

15 Slater, 2009.

16 La revisión bibliográfica en la cual se basa la tipificación fue efectuada por Blanco y Apaolaza, 2016.

17 Harvey, 2004.

18 Gillespie, 2016.

19 Sassen, 2014.

20 Delgadillo, 2016.

21 Zibechi, 2008.

22 Este término denomina los mecanismos estadísticos geo-referenciados que influyen en la concesión de créditos, independientemente de la capacidad crediticia del hogar. Para mayor detalle, véase Aalbers, 2013.

23 Santos, 2010.

24 Paton, 2014.

25 Atkinson, 2015.

26 Shaw y Hagemans, 2015; Hodkinson y Essen, 2015.

27 Apaolaza, Blanco, Lerena, López, Lukas y Rivera, 2016.

28 Delgadillo, 2008.

29 Betancur, 2014.

30 Crossa, 2009.

31 Becker y Müller, 2013; Davis, 2013.

32 Carman, 2011; Centner, 2012.

33 Herzer, Di Virgilio y Rodríguez, 2015.

34 Herzer y Gil y de Anso, 2012.

35 Carman, 2006.

36 Godfrey y Arguinzoni, 2012.

37 Vargas, 2013.

38 Sánchez y Broudehoux, 2013.

39 Freeman, 2014.

40 Comitê Popular da Copa e das Olimpíadas do Rio de Janeiro, 2014.

41 Cita de una entrevista personal, recogida en el documental EU FICO, disponible en línea: https://vimeo.com/106485221.

42 Término adaptado de López Morales, 2011.

43 Pasando de las 76.000 unidades a 148.850; Figueroa, 2013.

44 López, Gasic y Corvalán, 2012.

45 Borsdorf e Hidalgo, 2013.

46 López, 2011.

47 López, 2013.

48 Durán, Martí y Mérida, 2016.

49 Bayón, 2016.

50 Durán, Martí y Mérida, 2016.

51 Janoschka y Sequera, 2016.

52 Zibechi, 2008.

 

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Recibido: 08-03-2016
Aceptado: 30-09-2016