doi 10.4067/S0718-83582015000100004

 

Lugarización y la construcción de asentamientos informales en México1

Place-making and construction of informal settlements in Mexico1

 

Melanie Lombard2

2 Inglaterra. PhD en Ordenamiento Territorial en Universidad de Sheffield. Académica del Centro de Investigación Urbano Global de la Escuela de Medio Ambiente, Educación y Desarrollo de la Universidad de Manchester.


Resumen

Los asentamientos informales son, con frecuencia vistos como problemáticos debido a la asociación que se hace de ellos con la pobreza, la irregularidad y la marginalización. En particular, a pesar de años de investigación mostrando lo contrario, las políticas y los discursos académicos continúan destacando la división entre la ciudad ‘formal’ e ‘informal’, lo que hace que los asentamientos informales sean a menudo vistos como fuera de las consideraciones urbanas ‘normales’. Este artículo argumenta que la construcción discursiva sobre los asentamientos informales contribuye a su marginalización, trayendo efectos tangibles para los residentes. Usando un enfoque de ‘lugarización’, se explora, en este contexto, la construcción de lugar discursiva, espacial, social, cultural y política para desestabilizar algunos de los supuestos en que se basan los discursos de marginalización. La investigación se llevó a cabo usando una metodología cualitativa en dos colonias populares en Xalapa, México. Se encontró que los discursos locales revelan opiniones complejas y ambivalentes sobre las colonias populares, y que estos discursos a su vez reproducen y perjudican la categorización binaria sobre la ‘informalidad’. Sin embargo, es el enfoque sobre las actividades de lugarización de los mismos habitantes el que determina las posibilidades de replantear los asentamientos informales.

ASENTAMIENTOS INFORMALES, LUGAR, MARGINALIZACIÓN, MÉXICO


Abstract

Informal settlements are commonly regarded as a problem; such a condition stems from their association with poverty, irregularity and marginalization. Despite years of research proving the opposite, policies and academic discourses still highlight the division between “formal” and ”informal” cities, which often excludes informal settlements from “normal” urban considerations. This paper argues that discursive construction increases the marginalized condition of informal settlements, thus affecting their residents. Through the use of a “place-making” approach, we explore the construction of a place according to discursive, spatial, social, cultural and political elements in order to destabilize some of the assumptions underlying the discourses on marginalization. This research was carried out using a qualitative methodology in two low-income settlements located in Xalapa, Mexico. Results show that local discourses reveal complex and ambivalent opinions about working-class settlements, thereby reproducing and affecting the binary categorization of “informality”. However, it is the focus on the residents own place-making activities that determines the possibility of rethinking informal settlements.

KEYWORDS: INFORMAL SETTLEMENTS, PLACE, MARGINALIZATION, MEXICO


 

Introducción: Asentamientos informales, discursos y marginalización

Se estima que los ‘tugurios’ o asentamientos informales albergan casi un billón de personas o un tercio de las zonas urbanas del mundo3, población caracterizada como ‘un billón de paracaidistas’ según algunas perspectivas4. Las características generalmente asociadas a los asentamientos informales son la tenencia irregular de la tierra, la autoconstrucción de la vivienda, el bajo nivel de infraestructura y residentes con ingresos bajos. Este nuevo orden urbano tiene como precio el incremento de la desigualdad dentro y entre las ciudades5. Aunque las ciudades sean el motor principal de crecimiento económico, y en general, la población urbana cuenta con un mejor acceso a los servicios, es evidente que la pobreza urbana se está volviendo tan severa como la rural, ya que los residentes de asentamientos informales no se benefician de las ventajas de vivir en la ciudad6. Así, el incremento de asentamientos informales que albergan un gran número de pobres urbanos en naciones de bajos y medianos ingresos en el sur global, no es nada menos que ‘una manifestación física y espacial de la pobreza urbana y la inequidad dentro de la ciudad’7.

 

Discursos que marginalizan

Esta forma de enmarcar el ‘problema’ de asentamientos informales, no deja duda de su gran escala y además, de la desigualdad extrema que representa, lo que requiere urgente acción. Pero es precisamente el qué se debe hacer, quién debe hacerlo y cómo enfrentar el ‘problema’ de los asentamientos informales (o ‘tugurios’, ‘asentamientos irregulares’, ‘favelas’, y así sucesivamente), lo que ha ocupado a los académicos y los que crean las políticas, desde que se percibieron por primera vez los patrones urbanos ‘disfuncionales’. Como se ha dicho antes, algunas de las descripciones más prominentes de los asentamientos informales tienden a conceptualizarlos en términos bastante negativos. Esto no es de sorprender debido a la gran desigualdad e injusticia que ocurre en estos sitios, y debido al hecho de que tales descripciones de informalidad están normalmente motivadas por una subyacente preocupación ideológica de justicia social.

Sin embargo, las construcciones ideológicas de los asentamientos informales parecen no comprender los procesos más prosaicos que conllevan la creación de estos lugares. Además, la ‘problematización’ de los asentamientos informales puede jugar un papel en las condiciones desfavorables que aún existen en estos lugares. El uso indiscriminado de términos como ‘tugurio’ y ‘paracaidista’, puede conllevar a su reproducción en el servicio de políticas sobre el desplazamiento, la erradicación y el desalojo, lo que perjudica directamente a los residentes urbanos. Quiero sugerir que la interacción entre discursos académicos y de políticas que problematizan los asentamientos informales, ha perpetuado el dominio de narrativas particulares que contienen algunos supuestos en si problemáticos.

Es este problema, los discursos sobre la informalidad que contribuyen a y también describen la marginalización de asentamientos informales, el que actúa como punto de partida de esta investigación y sirve de base para la exploración de cómo la circulación discursiva de ideas basadas en ciertos presuntos puede tener efectos tangibles para los residentes urbanos, particularmente, para aquellos quienes viven en asentamientos informales. Así, el propósito de este análisis es examinar críticamente los conceptos de asentamientos informales con el fin de desestabilizar algunas de las ideas subyacentes que contribuyen a los efectos de marginalización de los discursos. Este análisis se lleva a cabo a través de una exploración de la construcción discursiva, espacial, social, cultural y política de dos colonias populares –vecindarios de bajos ingresos, y autoconstruidos que frecuentemente son de origen informal– en una ciudad mediana de México, utilizando experiencias de vida de sus residentes y otras fuentes como documentos de política, opinión pública e informes de medios de comunicación, recogidos usando métodos cualitativos.

Para este propósito, este análisis contrasta construcciones discursivas simplificadas y homogenizadas de las colonias populares con las experiencias de vida de los residentes, que pueden estar formadas por, pero no son limitadas a, los efectos de estos discursos. De esta forma, el análisis también busca comprender mejor los puntos de vista de los residentes y sus esfuerzos por construir un lugar, que muchas veces no se tienen en cuenta en el contexto local y en discursos más amplios. Esto se realiza utilizando conceptos de ‘lugar’ de la geografía social crítica y, específicamente, utilizando la ‘lugarización’8 como lente analítico. Al aplicar conceptos fuera de los debates usuales sobre los asentamientos informales, se forma un método intelectual innovador con el potencial de desestabilizar algunas de las concepciones prevalentes de estos lugares. La lugarización es vista aquí como la construcción de lugar donde participan una variedad de actores y medios diferentes, que puede ser discursiva y política, pero también de pequeña escala, social, espacial y cultural.

 

Contexto de la investigación y metodología

México ofrece un terreno fértil para explorar cuestiones relacionadas con los asentamientos informales. A nivel nacional, México está pasando por varios procesos de transición complejos y largos dentro de los que se encuentran una integración más profunda dentro de la economía internacional, y una democratización social y política lo que acarrea una descentralización administrativa. Sin embargo, también es reflejo de gran parte de Latinoamérica, en términos de los altos niveles de desigualdad, el estado de ingresos medianos y los altos niveles de urbanización. La crisis económica en los 80as, causada por la deuda y ajuste estructural, fue seguida por la devaluación del peso en los 90as, lo que resultó en el aumento de la desigualdad y la caída de los estándares de vida para gran parte de la población9. A pesar de tener uno de los más extensos y establecidos programas de regularización en la tenencia de la tierra del mundo, cerca del 50 por ciento de los habitantes urbanos de México vive en áreas de origen informal, conocidas como colonias populares.

Las colonias populares son vecindarios de bajos ingresos que tienen muchas de las supuestas características de los asentamientos informales descritas en los discursos académicos y en las políticas, como ‘tierra adquirida en forma barata, infraestructura inadecuada y autoconstrucción de la vivienda’10. Las colonias populares tienen comparativamente, buenas opciones de mejoría e integración física gradual dentro de la ciudad, al menos a largo plazo. La naturaleza altamente politizada de la vivienda de bajos ingresos en México, donde aún prevalecen el clientelismo y el patrocinio, hace que los colonos y los constructores jueguen un papel importante en los procesos políticos locales, estatales y nacionales11.

La investigación se llevó a cabo en dos colonias populares de Xalapa, una ciudad mediana de cerca de 600.000 habitantes. Xalapa es la capital del Estado de Veracruz y representa un centro para la zona agrícola que la rodea. Después de varias crisis económicas en los 90as y altos niveles de migración en décadas anteriores, cerca de la mitad de la población de Xalapa vive en colonias populares. Se identificaron dos colonias, Juárez y Roma12, como estudios de caso. Juárez es un asentamiento más nuevo, establecido en 1998 sobre terreno eijdal<13 en el borde noroccidental de la ciudad, a más de una hora en bus del centro de la ciudad. Está escasamente poblado, con una población de cerca de 200 habitantes, y tiene un nivel relativamente bajo de servicios básicos que incluyen un sistema de agua rudimentario y una guardería, pero no tiene electricidad ni alcantarillado. Su nivel socioeconómico es bajo, y la mayoría de sus habitantes trabajan en el labor agrícola, doméstico o como vendedores ambulantes. Roma es una colonia más establecida, fundada en 1990 en tierra que pertenece al gobierno del Estado de Veracruz, con una población de alrededor de 3.000 habitantes. Ahora tiene la mayoría de servicios básicos instalados y está en el proceso de tener la calle principal pavimentada. Está a media hora del centro de la ciudad, relativamente bien conectada por autobús. Su nivel socioeconómico es medio bajo, y muchos de sus habitantes son empleados o estudiantes.

 

Fotos 1 y 2: Los estudios de caso en Xalapa, Colonia Juárez y Colonia Roma

Fuente: Autor.

 

Dado el objetivo de la investigación de explorar las experiencias de lugar vividas por la gente y de enfatizar la perspectiva de los residentes marginados, que muchas veces se deja de lado en debates académicos y políticos, se empleó una metodología ampliamente cualitativa, con el fin de resaltar las percepciones y los procesos que con frecuencia son ignorados o dudosos. Dentro de esta metodología se utilizaron una variedad de técnicas que incluyen entrevistas semi-estructuradas, observación participante, auto-fotografía y entrevistas en grupos14, para recoger los resultados que se examinan a continuación. El artículo se enfoca específicamente en la construcción discursiva, política y experiencia de los residentes de las colonias populares, después de un breve análisis de debates sobre informalidad y ‘lugar’.

 

La construcción de informalidad y el ‘lugar’

La necesidad de conceptos alternativos de los asentamientos informales

Mientras que los estructuralistas ven los asentamientos informales como el resultado del desarrollo desigual del capitalismo15, los legalistas ven la informalidad como una alternativa estrategia racional e incluso ‘heroica’ de supervivencia económica16. Pero, como afirma Roy (2005), el principal problema de los paradigmas dominantes de informalidad, aunque describan los asentamientos informales como crisis o heroísmo, es que todos tienden a ver la formalidad como totalmente aparte de la informalidad. En este sentido, la informalidad solo existe porque el estado la inventó, como ‘un estado de excepción determinado por el poder soberano del aparato de planeación’17.

Las descripciones que caracterizan la informalidad como opuesta a la formalidad tienden a negar la relación recíproca que con frecuencia existe entre los sectores ‘informales’ y ‘formales’. En realidad, esta relación es frecuentemente tan confusa y compleja que es difícil delinear claramente los dos supuestos oponentes. Aunque no se niega la existencia de la informalidad como una categoría teórica, la separación analítica que continúa dominando las narrativas sobre la informalidad hace que aún se vean los asentamientos informales como fuera de las consideraciones urbanas ‘normales’. Estos discursos dominantes sobre la informalidad acarrean una visión dualista de la ciudad dividida en áreas ‘formales’ e ‘informales’, lo que puede estar asociado a la forma como los discursos locales construyen asentamientos informales, como se muestra en los resultados de esta investigación y que se desarrollan a continuación.

Los discursos sobre los asentamientos informales pueden tener efectos directos en los residentes de estos lugares. Los post-estructuralistas han debatido convincentemente que ‘la producción y circulación de discursos es un componente integral del ejercicio de poder’18. Aquí, se entiende por discurso la colección de palabras, significados e imágenes integrados en historias coherentes y proyectadas como verdades sobre el mundo19. La poderosa dimensión de los discursos yace en el hecho de que ‘el lenguaje constituye o produce los conceptos y categorías que usamos para darle sentido al mundo’20. A través de esta relación de reafirmación mutua las narrativas dominantes, en la forma de investigar y escribir sobre los asentamientos informales, influyen la comprensión y la acción hacia ellas, y los discursos políticos y académicos pueden tener efectos tangibles en la manera como se ven e incluso se forman estos lugares. Un ejemplo de esto puede encontrarse en el ‘regreso al tugurio’ discursivo, que a pesar de ser usado en el vocabulario de agencias internacionales y comentaristas que quieren mostrar la seriedad de la situación urbana del sur global, puede dar también la justificación que necesitan las autoridades para crear políticas de demolición y erradicación21.

 

¿Asentamientos informales: lugares comunes?

En contraste, algunos teóricos afirman que en vez de considerar los asentamientos informales como ambientes físicos, carentes de infraestructura y servicios básicos, pueden verse como ‘procesos complejos y de cambio social que se manifiestan en un orden espacial intricado’22. Considerar los asentamientos informales como procesos sociales permite que se vean de una manera más amplia y que se tengan en cuenta las dinámicas relaciones sociales y políticas que ocurren allí, al igual que aspectos más estáticos a nivel espacial, técnico y legal. De la misma manera, Roy23 ha propuesto usar un nuevo término, ‘informalidad urbana’, que se refiere a ‘una lógica que organiza, un sistema de normas que gobiernan los procesos de la misma transformación urbana’. Así, la dicotomía estándar entre lo formal y lo informal se rechaza a favor de la propuesta en la que ‘la informalidad no es un sector separado sino una serie de transacciones que conectan diferentes economías y espacios entre sí’24.

Robinson25 ha abogado por abandonar la perspectiva desarrollista que categoriza las ciudades del sur global en términos de lo que carecen, y por acoger la idea de ver las ciudades como ‘comunes’, en otras palabras, como ‘diversas, creativas, modernas, distintas, con la posibilidad de imaginar (dentro de las nada insignificantes restricciones de lucha y relaciones de poder desiguales) su propio futuro y formas particulares de ciudad’26. La idea de la naturaleza ‘común’ y ‘cotidiana’ de las ciudades parece ofrecer una alternativa potencial para comprender los asentamientos informales teniendo en cuenta los procesos que los construyen y la agencia de los actores que existen allí. Siguiendo la sugerencia de Certeau27 en la que las prácticas cotidianas en los lugares urbanos pueden proveer un foco analítico para comprender la ciudad, los geógrafos urbanos han afirmado que ‘el enfocarse en el cotidiano [nos] permite abordar la importancia de la gente como actores más o menos autónomos que están comprometidos con su entorno y que lo forman’28.

Aquí, quiero sugerir un enfoque basado en ‘el lugar’ para la investigación de asentamientos informales, lo cual permite verlos primeramente como lugares, para así evitar la simplista visión binaria de lo ‘formal’ e ‘informal’. Esto implica comprenderlos, no aisladamente sino como parte de la ciudad en toda su complejidad. Significa reconocer que la pobreza y el desorden no están limitados a estos lugares y que no son simplemente un estudio de pobreza y desorden. En cambio, son lugares donde vive gente, que se pueden percibir en construcción o en proceso dentro del contexto más amplio de ciudad. De hecho, ver el mundo en términos de lugares significa ver su riqueza y complejidad. Los lugares son ‘la esencia de historias, parte de las pequeñas historias del mundo’29. El lugar es una forma de hacer un mundo significativo y últimamente nos ayuda a darle sentido al mundo30. Se sugiere que un enfoque basado en el lugar brinda otra perspectiva de las colonias populares, no solo como lugares marginados sino como lugares en sí mismos.

 

La importancia de la lugarización

Como construcción socio-espacial, un ‘lugar’ está constituido por su ubicación, localidad y sentido31. La ubicación se refiere al ‘dónde’ del lugar, sentido que normalmente se le da en el día a día, aunque no sea necesariamente estático, ya que los lugares pueden ser móviles o transitorios como el transporte público y los mercados32. La localidad se refiere al ‘contexto material de relaciones sociales – la forma real del lugar donde la gente dirige su vida’33, o su forma material, ya sea construido con carreteras y edificios, paredes y puertas, o plantas y rocas. El sentido de lugar es quizá el más difícil de definir, se ha descrito como ‘el apego emocional y subjetivo que la gente tiene de un lugar’34, lo que apoya el elemento social de lugar que ha preocupado a la geografía (humana) más recientemente.

La perspectiva fenomenológica35 ofrece un enfoque humanístico basado en la experiencia vivida de los usuarios y creadores de un lugar. En esta visión, el lugar es tan central para nuestra existencia que afecta todo nuestro ser: ‘un individuo no es distinto a su lugar; es ese lugar’36. La perspectiva del ‘construccionismo social’ tiene una visión más crítica, viendo el lugar como un sitio de relaciones complejas y enredadas de poder. Los geógrafos crítico-sociales37 examinan cómo funciona un lugar en un mundo de jerarquías sociales: no simplemente como resultado de procesos sociales, sino como herramienta de creación, mantenimiento y transformación de relaciones de dominio, opresión y explotación38. El valor y el sentido no son por lo tanto inherentes al espacio o lugar, pero deben ser creados, reproducidos y defendidos. Otras perspectivas ‘socio-construccionistas’ de lugar resaltan su naturaleza dinámica como procesos continuos que nunca están completos39. Esto sugiere la posibilidad de agencia de lugar: mientras que las materialidades (o estructuras) de lugares influyen en lo que la gente hace en ellos, éstas a su vez influyen en las actividades de la gente. Aunque la mayoría de investigación en esta área se ha hecho dentro de un marco de geografía humana con sus raíces en Europa y los Estado Unidos, hay una creciente tendencia de ocupar el concepto de ‘lugar’ de parte de los investigadores latinoamericanos40.

Estas vertientes geográficas sobre lugar se sintetizan en el lente analítico de la ‘lugarización’ definida como ‘la manera en que todos nosotros como seres humanos transformamos los lugares en los que nos encontramos en lugares donde vivimos’41. Al examinar los asentamientos informales a través de la lugarización, se resaltan los elementos creativos de la acción humana y la interacción, que son fundamentales para la construcción de estos lugares, no solo como localidades sino también como sitios con sentido. La lugarización permite una amplia perspectiva de las influencias y procesos que se ejercen sobre un lugar, y su construcción en un sentido físico y social, porque se destaca que los lugares resultan ‘de la acumulación de muchas decisiones a lo largo del tiempo’42. La lugarización captura la naturaleza gradual de un lugar porque tiene en cuenta las actividades de muchos de los ciudadanos comunes que pasan a través de él, viven en él, lo usan, lo construyen, lo visitan o evitan, y así están directamente o indirectamente involucrados con su construcción física y social. El uso analítico de la lugarización busca descubrir las actividades cotidianas que construyen el lugar, al igual que los eventos más estratégicos y esporádicos, con el fin de explorar la complejidad de los asentamientos informales.

Ver los asentamientos informales como lugares construidos por diversas influencias a lo largo del tiempo –y especialmente basados en los esfuerzos de sus residentes– los muestra como lugares tan comunes y tan complejos como cualquier otro lugar en la ciudad, aun si se contextualizan dentro de los límites de relaciones de poder y conflicto potencial, que se explicará en las siguientes secciones donde se analizan los resultados de la lugarización en Juárez y Roma, las dos colonias populares en Xalapa, México, que se investigaron como estudios de caso.

 

La lugarización en contexto: construcciones discursivas de las colonias populares en Xalapa

Uno de los mayores problemas de la forma en que los discursos políticos y académicos conceptualizan los asentamientos informales es que los ven como fuera de las consideraciones urbanas ‘normales’, separados de la idea de ciudad, en un vacío teórico y social, y no como parte de un paisaje urbano específico. La dimensión ‘discursiva’ se refiere a las fuentes (textos, imágenes, conversaciones y similares) que reflejan y forman parte de los discursos locales: aquí se incluyen las perspectivas individuales, los informes de los medios y publicaciones oficiales. El elemento discursivo de la lugarización se deriva de su carácter social: como ‘parte de un proceso social cotidiano que construye y reconstruye el espacio’, es un proceso comunicativo al igual que individual y mental43. Esto se relaciona con la forma como la gente habla, imagina o se refiere a los lugares; pero también se relaciona con los efectos potenciales que estos discursos tienen en la construcción de lugares a nivel espacial, social, cultural y político. Enfocándose en cómo se perciben estas dos colonias (y colonias populares en términos más generales) en la ciudad de Xalapa, se contrastan las opiniones de representantes del gobierno, residentes de otras áreas y miembros de organizaciones de la sociedad civil, con las opiniones de los residentes de las colonias y otras fuentes relevantes, para examinar cómo interactúan las diferentes perspectivas que construyen estas colonias.

Desarrollo disfuncional

Los resultados de la investigación sobre la construcción discursiva de las colonias populares en Xalapa, mostraron que normalmente se retratan como una manifestación de crecimiento urbano disfuncional, que con frecuencia se relaciona a las percepciones de sus características espaciales. El crecimiento urbano descontrolado de las colonias populares fue una de las características más destacadas por los encuestados del gobierno local. Joaquin44, uno de los funcionarios civiles de la Dirección General de Participación Ciudadana, la mencionó explícitamente como la razón detrás del déficit de infraestructura en Xalapa:

 

Fotos 3 y 4: La escuela en Colonia Juárez, afuera y adentro

Fuente: Brenda Hernández/Sandra Jiménez

 

Existe un crecimiento desordenado, existe el crecimiento anárquico de la ciudad, de tal manera que están emergiendo colonias, algunos como fraccionamientos indebidos, otros fraccionamientos que cumplen con los requisitos que marca la dirección de Desarrollo Urbano y en lo que corresponde al Gobierno del Estado. … En los fraccionamientos indebidos, sí es grave la situación que se está presentando, porque hoy día tenemos 150 fraccionamientos indebidos, que significan 550 hectáreas de terreno, que están siendo lotificados sin autorización alguna, en forma clandestina.

Esta respuesta compara el crecimiento urbano ordenado, donde el desarrollo cumple con los requisitos de planeación, con el crecimiento ‘anárquico’, a través de la subdivisión que ocurre al margen de la ley. Parece que las colonias populares son motores de crecimiento, pero no del tipo de crecimiento correcto; generan demandas (de servicios urbanos), pero demandas irrealizables en su escala. Esto quizá se derive a cómo se ven estos lugares, que no son ‘oficialmente’ productivos a nivel económico, y por eso, son ‘irrelevantes’ para la economía a nivel local, sin mencionar global.

Una tendencia particular en los discursos locales es caracterizar estos asentamientos en términos de ‘la nada’, que está asociada con la percepción de la falta de servicios urbanos. Esto se puede detectar en la descripción que Martín, un representante del Ejido Gustavo A. Madero45, hace de Juárez:

‘Ellos no cuentan con agua potable, no cuentan con drenaje, no tienen escuelas, no tienen iglesias, no tienen campos deportivos, pues nada, absolutamente nada’.

La idea de ‘la nada’ es una característica espacial que también fue usada por Gustavo, de la Dirección General de Obras Públicas. Al referirse a la prestación de servicios, dijo:

Allá en aquella zona no existe absolutamente nada, hay que construir a partir de las colonias (que) colindan.

La caracterización negativa evoca descripciones de ‘tugurios’ como ‘vertederos’46. También contrasta con lo que se observó en la colonia durante la investigación: de hecho existía una escuela primaria oficial, una cancha de fútbol y una capilla, al igual que un sistema de agua rudimentario conectado a un asentamiento vecino, para el cual los residentes daban una contribución semanal. Estos lugares de ‘nada’, aparentemente anárquicos por naturaleza, son de hecho mucho menos caóticos de lo imaginado, y están llenos de actividad y cambios tangibles.

 

Distancia, discriminación y desorden

La percepción de los lugares como ‘disfuncionales’ puede ser experimentada por los residentes como marginalización espacial y social. La palabra ‘olvidado’ fue usada por los residentes de Juárez para describir cómo se percibía la colonia en la ciudad. Esto normalmente se asocia a un sentido de lejanía o distancia (‘alejado’). Sandra, una residente de Juárez, describió cómo estos factores combinados hacen que los residentes se sientan discriminados:

Ay, la verdad (las colonia es) muy tachada! Porque luego en el centro de salud, bueno, el centro del salud que está en la Colonia Lázaro Cárdenas, no te atienden que porque esta colonia está muy fea, te discriminan mucho pues… te discriminan mucho porque, porque dicen que esta colonia no pertenece a Xalapa, que está muy alejada, y que quién sabe de qué.

Esta descripción destaca el ‘estado de limbo’ en el que Juárez se encuentra, entre el Ejido Gustavo A. Madero y el Municipio de Xalapa. Mientras que la colonia espera ser regularizada, la tierra todavía es parte legal del Ejido Gustavo A. Madero. Sin embargo, según los ejidatarios, es ahora responsabilidad del Municipio; de hecho, la colonia está registrada en ciertos departamentos municipales para la prestación de servicios a los residentes, al igual que para programas de bienestar.

No obstante, la experiencia de vida de estos lugares ‘desordenados’ fue descrita en forma diferente por Olivia de Roma al referirse a la dificultad de llegar a su trabajo en el centro de la ciudad con los zapatos limpios:

Si llueve mucho, como yo lo hago a veces, sacaba mi trapito, llego allá a la avenida… Sí como ves nosotros trabajaba en una oficina (vendiendo) mi ropa, entonces… no voy a llegar con los zapatos (sucios), [risa] entonces saco mi trapito, me limpio bien y ya vámonos [risa].

Esta respuesta retrata asuntos relacionados con el desorden desde otro punto de vista: la de una residente que, por necesidad, ha desarrollado soluciones innovadoras a la problemática de sus condiciones de vida. Al ver esto como algo práctico que se origina por la falta de servicios de la colonia, se eliminan las connotaciones morales y se disminuye la dimensión ‘cultural’ de desorden. Lejos de ser un síntoma visible de cultura anárquica, la cuestión de limpieza representa otro obstáculo que sortear para los residentes en su vida diaria, reflejando las frustraciones de no tener una adecuada infraestructura. La falta de servicios también tiene que ver con la percepción de la capacidad de organización de las colonias populares, donde se espera que los residentes cumplan ciertos roles que otros ciudadanos no necesitan cumplir.

 

Capacidad de organización

Uno de los motivos principales para que los residentes se organicen es la falta de servicios básicos, que se deriva de la naturaleza improvisada de la tierra barata y con frecuencia periférica donde se desarrollan las colonias. Aunque los residentes se organicen para solicitar servicios del Municipio, la ubicación de tales colonias hace que su estado, en términos de responsabilidad municipal, sea incierto, como se mencionó antes. Situadas en la periferia ‘peri urbana’ de la ciudad, las colonias populares no son ni rurales ni urbanas. Esto es especialmente importante en el caso de Juárez, cuya situación ha sido resaltada por los ejidatarios del Ejido Gustavo A. Madero:

Juárez no está reconocida, como colonia de Xalapa todavía… ni como, digamos, comunidad de (Ejido) Gustavo Madero, ¿si? Entonces no está ni de un lado ni de otro todavía. Y ¿por qué? Bueno, en parte porque el Ayuntamiento, o el Municipio, no le conviene porque principalmente por los servicios. Cuando empieza una colonia de verdad, se necesita de servicios, agua, drenaje, luz, escuelas, hospitales, pavimentación de calles, guarniciones y banquetas, entonces por eso al Ayuntamiento tampoco le conviene reconocerla como colonia. ¿Por qué? Porque ya, va a ir de pide, más que lo pide lo exige, los servicios, pero como el Ayuntamiento no tiene muchos recursos también económicos, no le alcanza para poder ahora, darles los servicios que necesitan.

Esta respuesta destaca la importancia de los límites y la posición supuestamente periférica que ocupan las colonias populares de manera política y administrativa, al igual que espacial. La diferencia que este encuestado hace entre colonias populares y ‘colonias de verdad’ es particularmente reveladora: la segunda parece referirse a los asentamientos ‘legítimamente’ formales ya sean privados o subsidiados por el estado, mientras que las colonias populares no son reconocidas ni legítimas. Por otro lado, los motivos políticos detrás de esto, a los que el encuestado también se refiere, se relacionan con el manejo de recursos a nivel local. En el caso de Juárez, su posición entre las esferas urbana y rural afecta la capacidad de la colonia como agente político, ya que la regularización depende de la voluntad del gobierno federal.

Sin embargo, una actitud tolerante o benevolente enmascara algunas de las relaciones políticas y prácticas más sutiles y complejas que pueden contribuir a la construcción de estos lugares. Las colonias populares se construyen discursivamente de diferentes maneras, formando actitudes hacia ellas que a su vez tienen el potencial de institucionalizarse o materializarse en políticas. Esto se puede ver en la política de Participación Ciudadana de Xalapa, que se analiza en la siguiente sección, donde hay apropiación de patrones pre-existentes de organización, lo que obliga a los residentes a organizarse colectivamente para obtener servicios básicos.

 

Política y lugarización: ‘Participación Ciudadana’ en Xalapa

El Reglamento de Participación Ciudadana del Gobierno Municipal de Xalapa tiene el propósito de sostener el desarrollo municipal a través de canales establecidos para la ‘participación ciudadana en las acciones del gobierno’47. Está basado en el principio de ‘corresponsabilidad’ entre los residentes y las autoridades municipales, definida como ‘el compromiso compartido entre los ciudadanos y el gobierno de acatar las decisiones mutuamente convenidas; reconociendo y garantizando los derechos de los habitantes a proponer y decidir sobre los asuntos públicos’48.

La idea de participación dentro del ámbito local de México no es nueva. Como afirma Ward, en México ‘siempre ha habido una fuerte tradición de participación comunitaria, aunque llevada a cabo como un ejercicio de cooptación mutua entre el gobierno y las comunidades locales en donde ambas partes generalmente se benefician’49. La ‘participación ciudadana’ por lo general suele entenderse como la participación en procesos democráticos, como en las elecciones. Sin embargo, en México, la ‘participación’ en el contexto urbano también está relacionada con la prestación de servicios, y algunos han notado que en este contexto, la participación es equivalente a ‘hacer demandas’50, es decir, ‘una actividad llevada a cabo por un colono o grupo de residentes para obtener un bien particular del gobierno’51.

La política de participación ciudadana de Xalapa, que está supervisada por la Dirección General de Gestión Social, Participación Ciudadana y Vecinal (denominada como ‘DGPC’ en este trabajo), está cargada de regulaciones territoriales que se enfatizan mediante su incorporación dentro del Plan de Desarrollo Municipal de la ciudad y parece que está especialmente dirigida a los residentes de las colonias populares. Es interesante destacar que en la sección del Reglamento de Participación Ciudadana donde se establecen los derechos y obligaciones, hay más obligaciones (16) que derechos (tres); y la mayoría de estas obligaciones se refieren a cuestiones de espacio, ambiente o propiedad de la tierra, como la pintura de las fachadas de los edificios, la enumeración de propiedades, el cercado de tierras vacías, la vacunación de animales domésticos, denuncias de robo de mobiliario urbano y eliminación responsable de desechos. Aunque la política está oficialmente dirigida a todos los ciudadanos, los resultados de la investigación indican que se requiere y se espera un mayor grado de participación de los residentes de colonias populares que de otros ciudadanos. A continuación se exploran tres de los ‘canales’ principales de participación ciudadana establecidos en el Reglamento – patronatos de vecinos, comités comunitarios y jefes de manzana.

 

Patronatos de Vecinos

El principal organismo constituido oficialmente para la participación ciudadana es el patronato de vecinos, un ‘organismo permanente de representación ciudadana’52. De acuerdo al Reglamento, la función principal del patronato es establecer una relación entre la ciudadanía y el gobierno para la formulación y administración de peticiones y propuestas. Los patronatos deben ser formados por los residentes que hayan vivido en el área por mínimo un año, y pueden formarse a nivel de calles, de colonias, de congregaciones53 y de unidades habitacionales. Los miembros deben ser residentes del municipio, ser mayores de edad y en pleno ejercicio de sus derechos y ser ‘una persona honesta y participativa’54, lenguaje que evoca a una ciudadanía ideal.

En la práctica, la función de los patronatos es la solicitud y supervisión de trabajos llevados a cabo por el Gobierno Municipal. Contrastando el ideal de organización autónoma y ciudadanía participativa, la realidad de esta participación se ilustra en una cita de Gracia, una residente de Colonia Roma:

Así se trabajan los patronatos, tiene uno que estar pendiente, andar viendo cómo va el avance, sí se autoriza si no se autoriza y cuando se autoriza tienes que ver cuándo te van a mandar el material, si? O sea son vueltas, que tiene uno que andar dando.

 

Foto 5: Empieza el proyecto de pavimentar las calles en Colonia Roma

Fuente: Autor

 

Foto 6: Capilla en Colonia Juárez

Fuente: Sandra Jiménez

 

La frase usada aquí, ‘dar vueltas’, también fue usada por Sebastián para describir las peticiones a las autoridades locales:

Tu llevas un documento, solicitando por ejemplo, servicio de transporte, y te dicen si, lo archivan y lo dejan y lo pasan y allí se queda, entonces tienes que ir otra vez y ya sabes, te tienen dando vueltas, mucha burocracia a veces, es el problema.

El uso de esta expresión implica que ‘vueltas’ son una consecuencia de las reglas establecidas por las autoridades locales para determinar la auto-organización de los residentes. Aunque el objetivo del marco de Participación Ciudadana es facilitar las necesidades de los residentes, el elemento implícito de ‘pérdida de tiempo’, que sugiere ineficacia, puede ser una consecuencia no intencionada de la burocracia.

De esta forma, el patronato, y por ende los residentes, se incorporan dentro de la estructura burocrática urbana. Como una forma de ‘establecer las reglas’55 la Participación Ciudadana parece que se encarga de dirigir las expectativas de los residentes e incluso sus aspiraciones. Se lleva a los residentes a organizarse de manera específica, incitándolos a darle prioridad a las necesidades que se ajustan mejor al estado, y así se distraen del sentimiento de insatisfacción generalizado sobre su situación. Como Aguilar56 señala, el hacer demandas ‘no tiende a ser socialmente problemática y está esencialmente más dirigida a adaptarse y a hacer frente a la situación existente que a romper con el orden social vigente’.

 

Los Comités Comunitarios

De acuerdo al marco de participación ciudadana, los residentes de las colonias populares deben destinar recursos económicos al igual que tiempo para el desarrollo de sus colonias a través de los comités comunitarios. Los comités comunitarios están formados en una manera ad hoc para cada proyecto de obras públicas aprobado en el área durante el periodo requerido. Los residentes deben evaluar las obras en calidad de representantes de la comunidad, realizando trabajos de inspección, control y seguimiento de la documentación, por ejemplo, firmando certificados de recibo y de envío. Los comités comunitarios existen para ‘solicitar la cooperación económica de los vecinos… para la realización de obra pública de beneficio colectivo’57.

Gracia destacó este elemento durante el proceso de pavimentación de su calle:

Teníamos que estar allí, y aparte de eso este, pagar a los albañiles, porque el municipio dio el material, pero nosotros teníamos que pagar… todo el precio de la mano de obra, sí. El material lo nos regalaron pero nosotros estábamos la mano de obra, que era, el 80 por ciento era el material y el 20 por ciento lo que poníamos nosotros, en mano de obra.

De este modo, la ‘cooperación’ se ve más como una forma de participación económica que de colaboración mutua (aunque los residentes que no pueden contribuir económicamente pueden hacer parte de una faena trabajando o un grupo colectivo de trabajo). Al darle prioridad a la dimensión económica de participación, se devalúan otras formas de participación como la toma de decisiones democráticas. También parece ser una táctica del gobierno para demorar las demandas (como la regularización y los servicios) al establecer altos costos, lo que le permite evadir la prestación de servicios en áreas más pobres58. Debido a la naturaleza escalonada de desarrollo de las colonias populares, esto puede significar que los residentes terminan pagando más por los servicios o pagando varias veces.

Joaquín, un funcionario de la Dirección General de Participación Ciudadana explicó por qué la cooperación de los residentes es tan importante desde el punto de vista de la municipalidad:

Si te llega el servicio público y no te cuesta tu no lo valores, pero si te llega el servicio y tu pusiste parte de ti, tú dices es mi calle, es mi agua, es mi drenaje, es mi guarnición y banqueta, es mi pavimento, entonces tú lo valores más, y eso es mucho muy importante porque si tú cooperaste, económicamente, tú vas ayudar a cuidar la obra. Si tu no cooperas, a ti te vale.

Esta respuesta recurre a los esfuerzos normativos o ‘heroicos’ de interpretación de los pobladores. También asume que no se puede confiar en que los residentes no abusen de las prestaciones a menos que ellos tengan un interés financiero en ellas. De esta forma, la participación es vista como un criterio para la ciudadanía: el tipo ‘correcto’ de ciudadano es el que es participativo y coopera económicamente. Como lo sugieren Lepofsky y Fraser59, la ciudadanía en este sentido puede considerarse más como un acto preformativo que una condición dada.

 

Jefe de Manzana

Finalmente, el marco de participación ciudadana toma medidas para el liderazgo comunitario mediante un jefe de manzana. Los jefes de manzana son ‘auxiliares del Ayuntamiento’, y son designados por letrero oficial en su propiedad. Estos líderes deben tener domicilio en la cuadra, ser honestos, saber leer y escribir y no tener antecedentes penales60. El jefe de manzana juega un papel importante en la organización de los residentes. Debe tener un perfil razonablemente alto en la colonia y poder llevarse bien con una variedad de personas. Ward61 señala que ‘el impacto de los líderes comunitarios en México parece formar significativamente los niveles de participación de los colonos al igual que el desarrollo físico de los asentamientos’.

Un ejemplo de la Colonia Juárez muestra qué tan importante es el liderazgo para el desarrollo de las colonias. En Juárez, el jefe de manzana don Carlos, uno de los fundadores de la Colonia, había estado involucrado en las primeras transacciones territoriales. Sin embargo, le acusaron de venta fraudulenta de tierra y fue a la cárcel por varios meses, debido a la doble venta de algunos terrenos, lo que ocasionó conflicto y confrontaciones violentas entre los previos pobladores que apenas se pudieron evitar. Por esto, los residentes se quejaron de que los procesos organizativos en la colonia cesaron casi completamente, porque se suspendieron las reuniones semanales de la colonia unos meses antes. Parece que don Carlos había sido criminalizado por actuar como líder comunitario de facto durante la fundación de la colonia, pero luego esto llevó a cabo una situación en que no podía ejercer su cargo actual de líder comunitario de jure.

Así, en el terreno pantanoso del mercado territorial ejidal de México, se dan ciertos tipos de actividades ilegales (como la subdivisión informal y venta de tierras) basado en los beneficios que pueden traer para a la sociedad en general –como la provisión de vivienda para los pobres urbanos– al igual que otros intereses como el alivio de la presión sobre las autoridades locales para proveer tierra y vivienda, y al ejido en términos de ingresos provenientes de la venta de tierras. Es más, este tipo de transacción informal está tácitamente sancionada en las políticas estatales de regularización para la tenencia de la tierra. En el caso de Juárez, la regularización se posa como una posibilidad futura para los residentes, pero ha estado en el proceso durante por lo menos un año. Sin embargo, otros tipos de lugarización informal en este contexto han sido penalizados, como la venta doble de tierra que en este caso no fue sancionado por el estado, quizá debido a los beneficios que fueron confiscados de uno o dos individuos (el ejidatario y el intermediario de la venta), mientras que los problemas relacionados con esta venta (confrontación violenta, la falta de vivienda, posible malestar social) pueden potencialmente extenderse. Este episodio revela el papel de las autoridades de controlar la lugarización en las colonias populares y también el elemento de agencia expresado por los residentes, aún dentro del contexto de los límites legales. La siguiente sección examina este tema con más profundidad en términos de la lugarización por los propios residentes.

 

Haciendo un lugar en la ciudad: la lugarización de residentes en colonias populares

Si los lugares son ‘la acumulación de muchas decisiones a través del tiempo’62, entonces el sinnúmero de actividades e influencias que suceden en el lugar hace que sea lo que es. De forma similar, los lugares aparentemente anónimos de la ciudad están llenos de memoria y sentidos que se derivan de actividades que tienen lugar (o han tenido lugar) allí. Así, el valor y el sentido no son inherentes al lugar: son creados, reproducidos y definidos. Además, en el lugar pueden cruzarse expectativas socioculturales para reflejar construcciones ideológicas63. A través de políticas y a nivel local, las construcciones discursivas de las colonias populares imponen ciertas categorías normativas y sentidos en estos lugares y sus residentes. No obstante, la gente también puede resistirse a la construcción de expectativas sobre los lugares, usándolos de ciertas maneras64. Las actividades de lugarización de los residentes en las colonias populares podrían, entonces, ser vistas como una forma de resistencia a alguna de las construcciones discursivas que más los marginalizan.

El desarrollo de las colonias populares suele exigir un alto grado de lugarización de los propios residentes, ya que tienen que construir viviendas y obtener servicios. Es a través de estas actividades que los residentes de las colonias se resisten a las construcciones discursivas que los separan o dividen de la ciudad: ellos están construyendo sus colonias como lugares en proceso de ser parte de la ciudad, desarmando las categorizaciones binarias. El uso del enfoque de lugarización en estas dos colonias cuestiona las concepciones binarias que los retratan como desordenadas, sucias e ilegítimas y revela los esfuerzos productivos de los residentes que construyen estos lugares. Aquí, el enfoque es en las actividades de lugarización espacial, social y cultural que contribuyen a la actividad de hacer un lugar en términos de su ubicación, localidad y sentido.

 

Creando ubicación

La lugarización (como construcción de ubicación) empieza aún antes de que la realidad tangible sea evidente: no empieza con el acto de habitar sino con el primer movimiento hacia la constitución de un lugar65. Con frecuencia, el primer paso hacia la lugarización física es imaginativo: aún antes de la adquisición de la tierra, el hacer una ubicación o lugar físico empieza dentro de la imaginación de los posibles residentes. Muchos encuestados dieron su narrativa personal sobre su vida en la colonia que empezó cuando aún vivían en otra parte, fuera de Xalapa o en vivienda alquilada, antes de haber adquirido la tierra. Habían ahorrado, soñado y buscado un terreno adecuado para sus necesidades, incluso durante el transcurso de muchos años, antes de que finalmente pudieran adquirir una parcela. Rocío, una residente de Roma dijo que siempre había querido un terreno en Xalapa:

Siempre he andado con mi esposo en muchos lugares porque él es comandante del Grupo Móvil de Fundición del Estado. Y he andado en muchos lugares bonitos, fríos, calorosos, de todo me ha tocado… pero siempre, yo lo dije a mi esposo “El día que tú me compres un terrenito, que sea en Xalapa, aunque me hagas una bodeguita de pura madera pero que sea en Xalapa”, y sí me lo cumplió.

La clara idea de la encuestada no sólo de lo que quería (un lugar propio) sino de dónde lo quería (la ciudad de Xalapa), muestra que una supuesta falta de agencia por parte de los residentes de la colonia en cuanto a la ubicación y las condiciones de vida, no es necesariamente cierta. Aquí, la idea de un lugar particular, en este caso la ciudad de Xalapa, está asociada con la permanencia y el apego, e implícitamente con la idea de ‘hogar’. De hecho, esta encuestada explícitamente prefiere el lugar a las condiciones de vida, sugiriendo así que la ubicación es una consideración tan importante para los residentes de las colonias populares como para cualquier otro habitante, a pesar de estar sujeta a ciertas limitaciones.

La idea de un lugar imaginado dirige los esfuerzos de los individuos a adquirir tierra, lo que puede ser un proceso prolongado, dependiendo de varios factores. La adquisición de tierra siempre requiere algún tipo de inversión, en tiempo, dinero o incluso voto. La recompensa y motivación para esto es la propiedad, sea de facto o de jure, de un espacio particular donde puede ocurrir la lugarización. Pero la historia compartida, en términos de la ‘lucha’ y ‘sacrificio’ a las que los primeros residentes tuvieron que someterse juntos, puede crear lazos fuertes que después ayudan en la organización para obtener recursos y servicios. Vicente de Roma habló de los ‘lazos emotivos’ entre los residentes que se desarrollan al vivir juntos y pasar por condiciones difíciles:

Los vecinos nos manejamos unidos, es casi casi como lo que se da en los pueblos que hay más… convivencia, se conoce uno más y por lo mismo se logran lazos afectivos más fuertes que luego, donde ya vives en tu departamento y a veces no te conoces con el vecino.

Estas respuestas están acordes con las observaciones de Ward66donde un alto nivel de participación para establecer la colonia y obtener servicios no es sólo una necesidad social sino que ‘realza el inicio de un sentido genuino de comunidad’. Crear un espacio físico involucra sufrimiento y trabajo duro, al igual que adquisición de tierra y construcción. Está basado en una continua mejora, ya que el lugar que se está haciendo es un lugar en proceso; como señala Varley67, las casas en las colonias populares pocas veces se consideran terminadas. El lugar como proceso está lleno de sentido: en estos lugares, lo espacial y físico habla de la historia del asentamiento y sus residentes y también apunta a su futuro potencial. Las narrativas de los residentes son muy distintas a las descripciones de ‘ocupantes ilegales’ o ‘tugurios’, y aunque se reconoce pragmáticamente los límites dentro de los que operan, también se enfatiza su propia agencia. La creación de un lugar físico provee el contexto o localidad para las relaciones sociales.

 

Creando localidad

Las actividades sociales y culturales que tienen lugar en las colonias populares están relacionadas con la lugarización. La religión es una práctica social y cultural importante en las colonias populares, como en otras partes de la ciudad, a nivel de casa y de colonia. En Juárez, la capilla católica fue construida y fundada por los residentes con algo de ayuda de las iglesias en las colonias vecinas. De esta forma, la capilla es un símbolo de las relaciones con nexos más amplios y externos a la colonia. Su existencia muestra que los residentes dan prioridad a la creación de un lugar para orar que a otros elementos socio-espaciales; por ejemplo, la colonia no tiene una cantina como Roma. Además de expresar identidad colectiva, la capilla también es un indicador de las relaciones sociales y culturales con otras colonias, haciéndola parte de la ciudad y no una entidad separada y aislada.

El elemento social de la lugarización también se encuentra en la convivencia. Un elemento que caracterizaba a ambas colonias era la gran cantidad de reuniones sociales, referidas como ‘convivencia’ que según Illich68 se refiere a ‘la interacción autónoma y creativa entre las personas y la interacción de una persona con su entorno’, a nivel doméstico y de vecindario. Peattie69 define la convivencia como ‘el elemento de placer social en muchos tipos de actividades significativas y… su importancia en la variedad de maneras en que la gente hace y rehace junta su mundo’. En el estudio, la visita entre vecinos era muy común y muchas veces al entrevistar a alguien, otros vecinos iban y venían y participaban espontáneamente. La hospitalidad es muy valorada en México, y durante la investigación era común que la gente se refiriera a su casa como ‘la casa de usted’.

La relación entre el bienestar colectivo del asentamiento y la actividad social mencionado por Gilbert70 puede verse durante, por ejemplo, una cena en Juárez para agradecer a un oficial local por ayudar a librar a Don Carlos de la prisión. Las reuniones sociales para ocasiones específicas son importantes en la vida social de la colonia, y en Juárez, me invitaron a eventos para celebrar el Día de la Madre, el bautizo de algún residente y la graduación de un niño de pre-escolar. Estos eventos tienden a ser reuniones con personas de todas las edades, desde los niños más pequeños hasta los propietarios más mayores. Estos eventos con frecuencia empezaban durante el día con una Misa o presentación formal, como una danza infantil para el Día de la Madre; y luego había comida, bebida y baile. La forma como se hablaba de tales celebraciones, con orgullo evidente y extendiendo la invitación a gente de fuera, sugiere que estas reuniones son importantes para los residentes en términos de sentido de lugar. Como señala Paz71, ‘La fiesta es participación… un hecho social basado en la activa participación de los asistentes’. En este sentido, la convivencia es una expresión de esfuerzo colectivo de lugarización; pero también es enfrentar dificultades y sacrificios y mantener una integridad personal y colectiva en cara a estos elementos mediante el forjamiento de un apego al lugar.

 

Creando sentido de lugar

La idea de dar significado al lugar o ‘sentido de lugar’, se basa en la caracterización del lugar como ‘ubicación significativa’: se refiere al ‘apego subjetivo y emocional de la gente al lugar’72, que puede reflejarse en el diseño de la vivienda. Las diversas formas de vivienda en las colonias populares reflejan los procesos de lugarización que cada hogar lleva a cabo. Aunque los residentes empleen contratistas o hagan la mayoría del trabajo por sí mismos, sus viviendas reflejan hasta cierto punto, sus preferencias, ya que el alto nivel de participación de los residentes en la construcción de vivienda hace que el diseño de las casas esté acorde al gusto particular del propietario. Aunque otros factores, particularmente económicos y legales, pueden crear limitaciones, existe una preferencia generalizada a tener casas diseñadas individualmente en México.

El resultado de estas preferencias y limitaciones es que muchos asentamientos informales, donde las casas son casi totalmente construidas y financiadas por los residentes, reflejan un estilo de arquitectura muy similar a la arquitectura ‘vernácula’. La manera en que los residentes deciden construir sus casas parece depender hasta cierto punto de la arquitectura tradicional del lugar de origen de los residentes, como Olga explicó refiriéndose a su casa en Roma:

Nosotros somos del sur, ¿no? Eso está diseñado por todo el departamento, en el sur tenemos calor… En San Andrés, son, es mucha vegetación, son muchas plantas, mucho agua, y son casas con mucho, con el techo muy alto, y… con un corredor, que aquí es portal, que es el espacio adelante, donde pones muchas plantas. … Esto era la idea que yo tenía en mi casa, ¿no? Entonces, yo reproduje hasta donde pude, el esquema de San Andrés, el esquema del sur.

Parece que la arquitectura da carácter a estos lugares, como colonias populares pero también como vecindarios únicos. Esto va en contra de las observaciones que sugieren que la vivienda en las colonias populares impide que los residentes expresen su identidad social73 o preferencias estéticas74. Como sugiere Kellett75, el proceso de construcción acumulativa, que con frecuencia dura muchos años, da como resultado casas que son recipientes de sentido y memoria. Mucho más que simples viviendas, expresan, a través de su distribución, arquitectura y diseño interior, ideas sobre progreso y tradición, identidad y memoria, que a su vez pueden expresar resistencia a construcciones discursivas negativas o estereotipadas de las colonias populares.

Sin querer implicar los habitantes en revolucionar la teoría urbana, se sugiere que en las actividades de lugarización cotidianas, los residentes están involucrados en la construcción del lugar que es igualmente parte de la ciudad como cualquier otro vecindario, a través de ‘la pacífica imposición de lo común’76. Las actividades sociales ‘normales’, tales como las prácticas religiosas, tienen un papel importante en esto, ya que proveen enlaces simbólicos con el resto de la ciudad. Estos símbolos son indicadores de la relevancia de la colonia como lugar en la ciudad, pero uno definido por sus residentes y no por categorías estáticas como ‘informal’, ‘rural’ o ‘ilegal’.

 

Conclusión

Este artículo ha presentado un análisis que tenía como objetivo mostrar cómo la conceptualización de los asentamientos informales puede contribuir a su aislamiento o marginalización de forma teórica y material, en términos conceptuales y en las ciudades donde se desarrollan. En vez de imaginárselos como lugares comunes, donde la vida cotidiana de sus residentes se cruza con sus sueños y aspiraciones, se les ha retratado como albergues de miseria, decadencia y desesperación. Pero estas colonias tienen diversos y múltiples elementos que contribuyen a su ‘sentido de lugar’ particular, de igual forma como cualquier otro vecindario en la ciudad.

Al explorar la construcción discursiva de las colonias populares como lugares en la ciudad, se dio a conocer que las construcciones binarias son predominantes. Las construcciones discursivas de las colonias populares en Xalapa, donde vive más del 50 por ciento de la población, frecuentemente se caracterizan como rural/urbano, limpio/sucio, organizado/desordenado, planeado/no planeado, sin valor/valioso y así sucesivamente. Además, estos lugares tienden a describirse en términos negativos. Han sido vistos por ‘los de fuera’ de las colonias como la personificación del crecimiento urbano ‘disfuncional’ de la ciudad, que ha traído muchos cambios al tejido edificado y social de la ciudad. Estas construcciones discursivas, encontradas en el contexto local de Xalapa, parecen reflejar y reproducir narrativas de discursos más amplios a nivel académico y político; además, incorporan un elemento normativo que implica una visión de ‘cómo deben ser las cosas’. La oposición discursiva que se establece entre estos lugares reales y tangibles, y el tipo ideal al cual supuestamente quieren llegar (pero por virtud de comparación, son la antítesis de) reproduce y refuerza el pensamiento binario encontrado en debates académicos y políticos en los que se basan estas construcciones de informalidad.

Un enfoque de lugarización sugiere un pensamiento diferente sobre los asentamientos informales, resaltando las historias de lugar de sus residentes –de esperanza, convivencia y sentido de hogar– a nivel de discursos políticos, académicos y locales. Replantearse los asentamientos informales como ‘lugares comunes’ hace que se vean como parte de la ciudad, sujetos a las mismas relaciones complejas y procesos de otras áreas. No se trata de pasar por alto el lado político de la lugarización: estas actividades están contextualizadas por condiciones de necesidad, discriminación y dominio (al igual que resistencia). Sin embargo, al destacar las historias desconocidas de los residentes, la lugarización es importante como representación de esfuerzo: permite reconsiderar lo que significan estos lugares particulares de la ciudad para la gente que vive en ellos, en términos de su aporte social, cultural y físico.

 

Agradecimientos

Agradezco a la gente de las Colonias Juárez y Roma quienes tan generosamente me dieron su tiempo para realizar esta investigación y me ofrecieron hospitalidad y calidez. Además gocé de la ayuda de muchos oficiales de la Municipalidad de Xalapa y del Estado de Veracruz, quienes me brindaron su tiempo y pericia. En Xalapa, también recibí apoyo de la UCISV-Ver y el Instituto de Estudios Socio-Históricos de la Universidad Veracruzana. Durante una estancia de tres meses en Chile, recibí el apoyo del Instituto de Vivienda de la Universidad de Chile. Finalmente, gracias a la Dra. Sandra Torres de la Universidad de Manchester, quien ayudó con la traducción de este trabajo.

 

Notas

1Este artículo está basado en la tesis Making a place in the city: place-making in urban informal settlements in Mexico, presentada para el grado de doctorado en Ordenamiento Territorial en la Universidad de Sheffield.
3UN-Habitat, 2008, p. 90.
4Por ejemplo Neuwirth, 2005.
5Davis, 2006.
6UN-Habitat, 2006, p. ix.
7UN-Habitat, 2003, p. xxvi.
8‘Place-making’ en inglés.
9Graizbord y Aguilar, 2006, p. 92.
10Ward, 1999, p. 1.
11Ward, 1999.
12Los nombres y detalles de los lugares donde se llevó a cabo esta investigación han sido cambiados para proteger la identidad de los participantes.
13Los ejidos son tierras agrícolas de comunidades de campesinos bajo la ley mexicana.
14A través de tres visitas en siete meses, entre 2006 y 2007, se hicieron 34 entrevistas semi-estructuradas a 42 participantes incluyendo residentes, oficiales del gobierno local y representantes de la sociedad civil. Además, se hicieron 19 entrevistas especializadas, se uso auto-fotografía y observación participante, y se recogió evidencia escrita como documentos de política e informes.
15Por ejemplo, Mangin, 1967; Perlman, 1976; Davis 2006.
16Por ejemplo, Turner, 1972; Soto, 2000.
17Roy, 2005, p. 153.
18Escobar, 1988, p. 430.
19Wagner-Pacifici, 1996 en Wilson y Bauder, 2001, p. 259.
20Hastings, 1999, p. 10.
21Gilbert, 2007.
22Huchzermeyer, 2004, p. 47.
23Roy, 2005, p. 148.
24Ibíd.
25Robinson, 2002, pp. 531-533.
26Ibíd., p. 546.
27Certeau, 1984.
28Holloway y Hubbard, 2001, p.37.
29Friedmann, 2007, p. 260, énfasis original.
30Cresswell, 2004.
31Agnew, 2005.
32Jirón, 2008.
33Cresswell, 2004, p. 7.
34Ibíd.
35Por ejemplo, Relph, 1976; Tuan, 1977.
36Marcel, 1966 en Relph, 1976, p. 43.
37Por ejemplo, Massey, 1991.
38Cresswell, 2004, p. 29.
39Pred, 1984.
40Salas Serrano, 2005; Cruzvillegas, 2008; Bayón, 2012.
41Schneekloth y Shibley, 1995, p. 1.
42Goodman, 1972, p. 242.
43Burkner, 2006, p. 2.
44Todos los nombres de los encuestados son seudónimos, con el fin de conservar su anonimato.
45El ejido que originalmente tenía la tierra donde se estableció Juárez.
46Davis, 2006, p. 26.
47DGPC, 2004.
48Ibíd., p. 2.
49Ward, 1999, p. 182.
50‘Demand-making’ en inglés.
51Aguilar, 1988 p. 42.
52DGPC, 2004, p. 7.
53Áreas rurales.
54DGPC, 2004, Artículo 34.
55Ward, 1999, p. 126.
56Aguilar, 1998, p. 43.
57DGPC, 2004, p. 9.
58Meyers, 2003.
59Lepofsky y Fraser, 2002.
60DGPC, 2004, Artículo 23.
61Ward, 1999, p. 175.
62Goodman, 1972, p. 242.
63Cresswell, 1996.
64Cresswell, 2004.
65Chaplin, 2007, p. 109.
66Ward, 1999, p. 181.
67Varley, 2007.
68Illich, 1980 en Peattie, 1998, p. 247.
69Peattie, 1998, p. 247.
70Gilbert, 1994.
71Paz, [1961] 1985, p. 52.
72Cresswell, 2004, p. 7.
73Walker, 2001.
74Viviescas, 1989 en Hernández, 2008.
75Kellett, 2002.
76Bayat, 2004, p. 90.

 

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Fecha de recepción: 18.06.14
Fecha de aceptación: 20.01.15