doi 10.4067/S0718-83582013000200002
Juan Francisco Ojeda Rivera2
2 España. Profesor de la Universidad de Sevilla desde el año 1977. Catedrático del Departamento de Geografía, Historia y Filosofía de la Universidad Pablo de Olavide, Sevilla.
Resumen
En el marco de una concepción compleja, trayectiva y democrática del paisaje, se presenta una metodología de lectura experta y mediadora del mismo, desde la multidisciplinariedad a la interdisciplinariedad, para concluir con la generación de resultados transdisciplinares. Ha sido probada en distintos ámbitos de Andalucía y de otras regiones españolas y francesas e incluso ensayada en la lectura de paisajes del Eje Cafetero Colombiano. Su aplicación se presenta con un ejemplo para la lectura de algunos paisajes significativos de la comarca andaluza de la Sierra de Huelva o Sierra de Aracena, España. Se intenta demostrar la replicabilidad de un método hermenéutico y transdisciplinar, cuyos ensayos continúan efectuándose.
PALABRAS CLAVE: PAISAJE; METODOLOGÍA HERMENÉUTICA; MOMENTOS DISCIPLINARES; INTERPRETACIÓN Y COMPRENSIÓN.
Bases conceptuales: Complejidad, trayectividad, ubicuidad y valor democrático de paisajes y patrimonios
Los paisajes son realidades complejas en las que convergen unos elementos naturales que -constituyéndose en limitaciones, dificultades y/o recursos, en función de los contextos técnicos o culturales-, conforman lo que se entiende por espacios geográficos; unos procesos históricos en los que se han ido ordenando aquellos elementos a lo largo de una serie de hitos que fueron convirtiendo aquellos espacios en territorios o países y una serie sucesiva y acumulada de percepciones, representaciones y/o simbolizaciones3 que fueron artealizando los territorios o países hasta metamorfizarlos en paisajes propiamente dichos4.
Los redactores de la carta que solicita la inclusión del Paisaje Cultural Cafetero de Colombia, PCC, en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, comprenden de manera ejemplar no sólo la singularidad, sino también la complejidad de aquel paisaje cuando argumentan así:
“La región donde se localiza el Paisaje Cultural Cafetero constituye un ejemplo sobresaliente de adaptación humana a condiciones geográficas difíciles sobre las que se desarrolló una caficultura de ladera y montaña. En este paisaje se combinan el esfuerzo humano, familiar y generacional de los caficultores con el acompañamiento permanente de su institucionalidad, estableciendo así un modelo excepcional de acción colectiva que ha permitido superar circunstancias económicas difíciles y sobrevivir en un paisaje agreste y aislado.
De esta manera se ha desarrollado una caficultura basada en la pequeña propiedad que ha demostrado su sostenibilidad en términos económicos, sociales y ambientales, y que ha posicionado su producto como uno de los más valorados del mundo… La combinación de esta tradición cafetera con la herencia del proceso de ocupación y aprovechamiento del territorio, conocido como la “colonización antioqueña”, es la esencia del carácter de esta región.
La influencia de estos fenómenos se ha irrigado a los diferentes aspectos de la cultura regional, generando una riqueza de manifestaciones en ámbitos tan diversos como la música, la gastronomía y la arquitectura, las cuales se han trasmitido de generación en generación. Igualmente, estos procesos han determinado el temperamento de esta población, dotándola de unas características particulares como la dedicación al trabajo, la capacidad empresarial y la independencia económica. El arraigo de esta tradición cafetera basada en la pequeña propiedad y el trabajo del hombre, el capital social e institucional desarrollado alrededor del producto, la conservación de las técnicas tradicionales de cultivo y la profunda cultura cafetera determinan la excepcionalidad de este paisaje cultural. Estos elementos en conjunto le conceden un valor excepcional a la región, el cual justifica la solicitud de inscripción del PCC en la lista de Patrimonio Mundial”.5
La trayectoria científica de la noción de paisaje remite a una dedicación preferente a los espacios naturales y agrarios. Por ello, suele hablarse de “paisajes naturales” y “paisajes culturales”, en función de que en sus respectivas constituciones destaquen más los componentes de uno u otro carácter. Se puede hablar también de “paisaje urbano”, aunque no sea muy frecuente y en muchos textos se use como sinónimo de morfología urbana, imagen urbana, urbanización o incluso de ciudad, sin el menor reparo. Tales utilizaciones no parecen apropiadas y la importancia que en la actualidad está tomando el paisaje, tanto desde el punto de vista intelectual como en sus aplicaciones, reclama especificidad y precisión en el uso de esta noción compleja, respecto de la cual la promulgación del Convenio Europeo del Paisaje ha propiciado un aumento de la dedicación intelectual y, gracias a ello, se están produciendo numerosas aportaciones que contribuyen a superar los abusos verbales y las reiteradas atribuciones de ambigüedad y polisemia que padece6.
Los paisajes son realidades mediales o trayectivas entre componentes objetivos subjetivados y percepciones subjetivas objetivadas. Unos yin-yang en los que se interpenetran territorios, percepciones y miradas, de manera que entre sujetos que perciben y objetos percibidos se produce una relación de copertenencia o cofabricación. En ellas, se entremezclan actitudes estéticas y éticas7. La doble eficacia histórica del paisaje -como “marco vital” y “cultura territorial” de una comunidad y como texto u obra de arte- hace que el paisaje que se mira, se goza o se crea, no sea sólo de sus últimos miradores, gozadores o creadores, porque ha producido, produce y seguirá produciendo emociones a muchos otros miradores, gozadores y creadores, que -como esos últimos- dejaron, dejan y dejarán constancia de las mismas en sus memorias e incluso en obras originales y personales. Ni las memorias, ni las obras son simplemente subjetivas porque formaron, forman y formarán parte de una cadena cultural de la mirada, el goce y la emoción creativa8.
La posición institucional del Consejo de Europa, expresada en la Convención Europea del Paisaje (2002), considera que todo es paisaje, no sólo lo reconocidamente bello. Que lo paisajístico no debe seguir siendo una cualidad de las élites, sino un valor democrático porque el paisaje es de todos. Al parecer, el discurso institucional contemporáneo preconiza una apertura de la consideración paisajística de lo elitista a lo democrático y una consecuente valoración de los paisajes cotidianos no sólo como signos del desarrollo contemporáneo de una comunidad humana, que expresa en ellos su secular inteligencia compartida9 y en los que se enlazan estética, ética y política10, sino también como patrimonios, entendidos como los reconocimientos sociales de unos valores como herencia comunitaria. Paisaje y patrimonio comparten, así, el carácter de conceptos complejos y trayectivos -por sus posiciones mediales entre objetos y sujetos, entre realidades materiales, fenómenos artísticos, históricos o geográficos y representaciones culturales- y de conceptos democráticos -pertenecientes a todos y de disfrutes gratuitos-11.
Marco teórico de esta metodología de lectura: Hermenéutica y experiencia paisajística
Ante la realidad del paisaje, tal como se acaba de definir -compleja, medial y trayectiva-, nacida en el contexto del tao y de difícil captación por parte de los métodos analíticos de la ciencia occidental moderna, parece que la hermenéutica puede constituirse en el camino más riguroso para explicarla, interpretarla y comunicarla de una manera científica y, a la vez, comprensible.
¿Qué es la hermenéutica? Toma su nombre de “hermeneuein” = interpretar mensajes (oficio del dios Hermes, que se comunica con otros dioses y transmite sus mensajes a los humanos). Y aparece ya en Platón y Aristóteles, que vinculan el concepto al carácter mediador de la inteligibilidad, a la expresión o manifestación externa de una palabra interna, a la interpretación de un enunciado que no se entiende por sí mismo o a la traducción de un lenguaje extraño al familiar.
Se considera como un saber de carácter interpretativo por el que se puede sintetizar, comprender y comunicar por medio del lenguaje común una realidad compleja (un proceso histórico, una cultura, un texto, una sinfonía, un vino, un paisaje…).
En el contexto romántico, el teólogo y filósofo alemán Schleiermacher (1768-1864), preocupado por las distintas interpretaciones que podía hacerse de los textos bíblicos, parte de la hipótesis de que la interpretación del sentido de cualquier texto (como realidad compleja) exige un método exegético, basado en la búsqueda de verdades transmitidas y no espontáneo. Ello le condujo a sistematizar las distintas hermenéuticas disciplinares (teológica, jurídica filológica) en una hermenéutica general, como arte de la comprensión y del diálogo entre unos autores y unos lectores de textos.
De aquella moderna concepción romántica se va discurriendo hacia unos planteamientos más filosóficos de la hermenéutica, que -enmarcados en la fenomenología alemana- discurren por todo el siglo XX, desde la llamada Fenomenología Trascendental de Sigmunt Husserl (1859-1938) -entendida como ciencia rigurosa basada en que la percepción o experiencia pura y visual de los fenómenos permite captar sus invariabilidades o esencias- hasta la Fenomenología Hermenéutica de Martin Heidegger (1889-1976), quien -en un contexto neokantiano (frente al positivismo y al idealismo), historicista (influido por Dilthey) e irracionalista (Kierkegaard o la primacía de la vida sobre la razón)- llega a la hermenéutica de la comprensión y de los hechos, preconizando que la vida real y todos sus fenómenos complejos se mueven en todo momento en un determinado estado de interpretación -heredado, revisado o elaborado de nuevo- que necesita ser comprendido.
En los últimos años del siglo XX -caracterizados por las crisis de la filosofía analítica, de la escolástica marxista, del estructuralismo y del existencialismo y por la necesidad de compaginar la radicalidad de una filosofía con vocación universal con la apropiación de las tradiciones culturales-, Hans Georg Gadamer (1900-2002) recupera la hermenéutica de Aristóteles como fundamento de todo saber humanístico, basado en dos pilares básicos: La potencia de la transmisión histórica - interpretar es tener capacidad de participación en la cadena de un sentido transmitido- y el acontecimiento lingüístico -la hermenéutica traduce a la lengua común, los lenguajes del arte, de la naturaleza o del paisaje-.
La hermenéutica filosófica, en definitiva, viene a confirmar -como argumenta el joven geógrafo sevillano J.V. Caballero- la central importancia que adquiere la experiencia directa del paisaje como vía de una efectiva interpretación paisajística. En la primera parte de Verdad y Método y en aportaciones posteriores(…) Gadamer plantea una teoría de la experiencia estética en la cual ésta se configura como una experiencia de adquisición de conocimiento que “nos lleva a reconocer de nuevo el mundo en que vivimos, pero como si lo conociéramos por vez primera” (Grondin, 2003). Gadamer añade que la experiencia estética tiene la misma naturaleza que el juego, de forma que una obra de arte (o un paisaje) no se observa, sino que se participa en ella (o en él). 12
Nuestra propuesta de método de lectura paisajística plantea precisamente unas reglas de ese juego, que se irá desarrollando a través de una experiencia colectiva y en un proceso de lectura con tres momentos sucesivos:
• El de las informaciones pluridisciplinares acumuladas y conducentes a establecer unas claves espaciales, territoriales y perceptivas o connotativas del ámbito o “marco vital” a estudiar.
• El de la experiencia directa y colectiva, que -orientada por aquellas claves y concretada en paisajes significativos- quiere ser interdisciplinar y buscar en dichos paisajes unos valores paisajísticos específicos, estableciendo: Sus límites o contrastes; sus componentes principales cuyas presencias objetivas los marcan; sus atributos o caracteres abstractos singulares. Y, para terminar, consensuando el núcleo de sentido o significado del paisaje que se está leyendo.
• El de la interpretación paisajística, definitiva y transdisciplinar -de carácter indistinto colectivo o individual- que, fundada en los momentos anteriores, permite a cada lector o mediador moverse por los intersticios de las disciplinas convergentes en la lectura, sin que el prurito del rigor disciplinar se erija en criterio de verdad.
Se irán desarrollando seguidamente cada uno de tales momentos o fases, estableciendo antes unas premisas básicas que permitan leer paisajes sin complejos y como mediadores entre ellos y sus propios creadores o visitantes.
Premisas y fases de un método de lectura hermenéutica o mediadora del paisaje
El objetivo principal de una lectura experta de paisajes no puede ser otro que el de ofrecer unas claves espaciales, territoriales y perceptivas del ámbito en que se encuentran. La intención es la de provocar experiencias individuales de inmersión sensorial en paisajes concretos y significativos de tal ámbito para conducir -mediante unos relatos transmisibles- a unas interpretaciones in situ y a unas posibles artealizaciones in visu que subrayen los vínculos afectivos y los compromisos éticos de la sociedad con sus/los paisajes.
Tal lectura consiste, pues, en un ejercicio hermenéutico, en el que los expertos actúan como mediadores o exégetas, partiendo de la siguiente interrogante: ¿cómo podemos inducir unos reconocimientos, disfrutes, comprensiones y valoraciones de los paisajes, tales que susciten o subrayen el aprecio social y el compromiso ético con los mismos?
Para responder con rigor a tal interrogante, estos lectores o hermeneutas del paisaje necesitan ir pertrechados de unas convicciones básicas que, a modo de premisas, enmarquen el propio ejercicio de la lectura:
• La responsabilidad experta y la mediación son necesarias e ineludibles, porque la complejidad del paisaje requiere una primera lectura que -teniendo en cuenta las informaciones, conocimientos, percepciones, representaciones y sabidurías que cada paisaje encierra- funcione como mediadora entre el propio paisaje y sus posibles actores, lectores y gestores anteriores y posteriores. Así, todas sus complejidades se traducen a un lenguaje común de un contexto histórico concreto.
Los paisajes son como unos textos, como unas obras de arte, como unos vinos o como unos cafés, que pueden ser leídos, admirados o saboreados por todos, pero que para ser comprendidos y valorados objetiva y rigurosamente por todos son necesarias e ineludibles las explicaciones de unos mediadores o catadores que ofrezcan categorizaciones con claves y relatos transmisibles de sus respectivas comprensiones y valoraciones.
• El ejercicio de lectura experta irá transitando de la multidisciplinariedad a la interdisciplinariedad, para terminar siendo transdisciplinar (figura 1), teniendo en cuenta que -como se ha dicho- en un paisaje convergen componentes naturales, hitos históricos y percepciones, representaciones y simbolizaciones. Su análisis pormenorizado, así como su posterior y necesaria comprensión exigen la conformación de equipos de trabajo multidisciplinares (cada experto analiza su objeto), que progresivamente deberán ir caminando hacia una interdisciplinariedad (todos los expertos intentan comprender un solo objeto significativo y generar una mirada y un relato común del mismo), para terminar efectuando diversas lecturas transdisciplinares (en las que los distintos expertos, iluminados por la lectura interdisciplinar conjunta y mediante trabajos individuales o colectivos, terminan cruzándose en las respectivas fronteras de sus diferentes disciplinas).
Figura 1. Esquema de los momentos disciplinares de la lectura hermenéutica de paisajes
De las sucesivas experiencias de lecturas paisajísticas en distintas investigaciones, desarrolladas desde 1998 hasta hoy y citadas en la bibliografía final de este texto (1998–2013), se ha elegido la de ámbitos y paisajes significativos de la comarca española, andaluza y onubense de la Sierra Morena de Huelva (también conocida por Sierra de Aracena), para ilustrar las distintas fases del método hermenéutico que aquí se propone (figura 2). Tal elección responde a ser ésta la experiencia más elaborada hasta el momento, aunque se ha demostrado que el proceso es replicable. Se ha desarrollado, asimismo, en otros ámbitos andaluces (Sierra de las Nieves en las montañas penibéticas, paisajes de la Vera en el Parque Nacional de Doñana o ámbitos de la Provincia de Almería) y en otras regiones españolas y francesas. Incluso, se ha efectuado con este esquema algún ejercicio didáctico de lectura de paisajes del Eje Cafetero Colombiano.
A.- Aproximación multidisciplinar al ámbito de estudio. Claves básicas espaciales, territoriales y paisajísticas
La conformación de equipos multidisciplinares para leer los paisajes tiene un primer objetivo inductivo que es el de recopilar conocimientos previos acumulados por cada miembro del equipo y por sus respectivas disciplinas, para constituir un capital colectivo o un sumatorio de inteligencias compartidas en relación con las distintas miradas y relatos disciplinares a los objetos de lectura. Ello permitirá unas aproximaciones multidisciplinares a las claves espaciales, territoriales y paisajísticas, que se convertirán, con el diálogo y el consenso, en una gramática común con la que abordar la lectura experta e interdisciplinar de paisajes.
El ejemplo de aplicación a la Sierra Morena Onubense13 se grafica en la figura 2, con el mapa de situación de Andalucía en España y de la provincia de Huelva y su Sierra Morena en un mapa de ámbitos andaluces. La comarca de Sierra de Huelva (o Sierra de Aracena) ocupa todo el norte de aquella provincia onubense, extendiéndose por 3.046 km². Posee veintinueve municipios -entre los que destacan Aracena, Cortegana, Aroche y Jabugo- y 39.854 habitantes (131 hab/km²). La mayor parte de su territorio está catalogado como Parque Natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche, que -unido a los limítrofes Parques Naturales de la Sierra Norte de Sevilla y de Hornachuelos de Córdoba- han sido incluidos, en noviembre de 2002, en la lista mundial de Reservas de la Biosfera, con el nombre de “Dehesas de Sierra Morena”. La dehesa es un paisaje singular de estas montañas medias del occidente español, constituido por una secular, biodiversa y sabia explotación agrosilvopastoril, basada en el ahuecamiento del bosque mediterráneo de quercíneas perennifolias (encinas y alcornoques), la rotatoria siembra de sus suelos, el aprovechamiento ganadero de pastos y frutos de los árboles (bellotas) y los usos forestales que proporcionan leña y corcho14.
Figura 2. Situación de Andalucía en la Península Ibérica y España y de la provincia de Huelva y su Sierra Morena (o Sierra de Aracena) en un mapa de ámbitos andaluces.
Fuente: Instituto de Estadística y Cartografía (IECA), Junta de Andalucía y elaboración propia.
El sumatorio y la concatenación de las diferentes aproximaciones previas de ambientalistas, geógrafos, historiadores, sociólogos, artistas plásticos y literatos que constituyen el equipo de expertos que quiere leer los paisajes de esta comarca serrana de la provincia de Huelva (España), permiten aproximar las siguientes claves compartidas de todo el ámbito para iniciar con ellas una lectura común de algunos de sus paisajes más significativos:
Claves espaciales de la Sierra Morena de Huelva:
− Geohidrológicas: Dominio de un roquedo duro e impermeable (embalses), con metamorfismos de contacto (minería). Cierta ruptura de la constante dirección armoricana del relieve apalachense de toda Sierra Morena (extendida de oeste a este por el norte de las provincias andaluzas de Huelva, Sevilla, Córdoba y Jaén), porque en este extremo occidental se encontró el epicentro de la orogenia alpina. Ello dio lugar a un potente macizo central (Cortegana-Aracena), que funciona como divisoria de aguas, tanto pluviales como surgentes de sus reservorios de calizas devónicas. De dicho macizo divergen cuatro cuencas hidrográficas en distintas direcciones, que marcan diferentes subcomarcas o subámbitos.
Los mapas o esquemas cartográficos de la figura 3 pretenden subrayar, desde la geología, la topografía y la hidrología, las claves geohidrológicas a modo de síntesis de los conocimientos que tales disciplinas ofrecen sobre este espacio.
Figura 3 Mapas o esquemas geológico, topográfico e hidrológico de Sierra Morena de Huelva.
Fuente: Bases cartográficas del IECA y elaboración de Manuel Rodríguez Álvarez para Cuaderno de Campo de Sierra Morena de Huelva (2011).
− Climatobiogeográficas: La Sierra de Huelva o Aracena destaca en Andalucía por contar con un clima propicio en el marco de una región seca y calurosa. Su humedad -ocasionada por las lluvias de relieve que las borrascas atlánticas le ofrecen al chocar con sus montañas centrales- es bastante superior a la pluviometría media andaluza. Tales características, unidas a la regulación térmica oceánica y de altura, no sólo dan lugar a un bienestar climático espacial, en el marco andaluz, sino que también generan muchas teselas meso y microclimáticas y una marcada biodiversidad (caducifolios, marcescentes y perennifolios y sotobosque abundante y variado): “Lo pequeño y diverso es bello”.
Los mapas o esquemas cartográficos que subrayan estas claves quedan recogidos en la figura 4.
Figura 4.- Mapas o esquemas térmico, pluviométrico y biogeográfico de la Sierra Morena de Huelva.
Fuentes: Bases cartográficas del IECA y elaboración de Manuel Rodríguez Álvarez para Cuaderno de Campo de Sierra Morena de Huelva (2011).
Claves territoriales de la Sierra Morena de Huelva:
- Frontera o marca: Esta comarca ha tenido un rol fundamental como frontera militar, cultural -cristianos/musulmanes en época medieval- y administrativa -limita con Portugal desde la época moderna- que la sitúa en una posición marginal respecto de los núcleos del poder15 y le otorgan un orden territorial en el que prevalecen componentes típicamente fronterizos: fortalezas y castillos, tierras baldías y comunales, y líneas divisorias muy marcadas.
Tal carácter de territorio fronterizo queda subrayado con la figura 5, que recoge las posiciones alineadas de sus castillos y fortalezas.
- Territorio colonial: La citada marginalidad territorial y el escaso valor agrícola de sus terrazgos convierten a la Sierra de Huelva en una colonia de explotación de gallegos y leoneses -desde la conquista castellana hasta el siglo XVII- y de catalanes -durante el siglo XVIII-, en la que se desarrollan procesos muy peculiares en el cambio de usos y aprovechamientos (diferentes minerías, marcada cultura del agua agrícola, consolidaciones de castaños en las umbrías y de alcornoques en los parajes húmedos y soleados) relacionados con industrias siderometalúrgicas o agroalimentarias externas a la comarca.
Figura 5. Fortalezas y castillos en dos líneas históricas de frontera y presencia de usos mineros y agrícolas actuales en la Sierra Morena de Huelva.
Fuentes: Bases cartográficas del IECA y elaboración de Manuel Rodríguez Álvarez para Cuaderno de Campo de Sierra Morena de Huelva (2011).
Desde el siglo XIX y hasta hoy (tras los procesos desamortizadores y en los marcos discursivos del romanticismo y el clorofilismo) la Sierra de Huelva va tendiendo a diversificar y cualificar sus productividades adquiriendo una función abastecedora de productos muy apreciados (jamón, frutas singulares, aire puro, belleza paisajística) y a convertirse en una colonia de poblamiento de la ciudad de Sevilla: Segunda residencia urbana, turismo rural y neorruralismo actual16.
Los mapas de la figura 5 presentan también dos esquemas del orden territorial colonial: La omnipresencia de la minería -como uso típicamente colonial de explotación- que llega a tener su más conocida representación en la cuenca minera de Riotinto, explotada por compañías coloniales desde los romanos hasta la actualidad y la circunscripción de los usos agrícolas a rincones fértiles y especialmente dotados de sol y agua.
Claves paisajísticas o claves perceptivas y simbólicas:
• La imagen de la naturaleza para urbanitas: Para la mayoría de las personas que habitan en el territorio urbanizado y rico de las vegas y campiñas del Guadalquivir, Sierra Morena constituye el paradigma más cercano a lo natural, que no es la naturaleza virgen -inexistente en estas latitudes- sino los paisajes medios y armónicos.
“Entre los dos extremos opuestos de la ciudad artificial y la naturaleza salvaje, el hombre ha creado paisajes medios que, en diferentes épocas y en distintas partes del mundo, han sido aclamados como el hábitat humano modelo. Es evidente que son obras culturales, pero no son conspicuas ni arrogantes. Ilustran cómo el hombre es capaz de esquivar una naturaleza inhóspita sin llegar al extremo de renegar de sus raíces en el mundo orgánico. El paisaje medio también suscita elogios porque aparenta ser más real -más cercano a cómo es o debería ser la vida- que sus polos opuestos, la naturaleza y la ciudad, que por razones contradictorias de insustancialidad e imperfección pueden llegar a parecer irreales”.17
− Una comarca culta y reconocida culturalmente: La necesidad de aguzar el ingenio en un territorio marginalmente productivo pero especialmente rico en biodiversidad y bellezas paisajísticas ha conducido a sus pobladores a generar una marcada cultura territorial autóctona (conocimiento exhaustivo de usos diversos de recursos predatorios) y una singular cultura paisajística (proliferación de lugares y de metáforas producidas por creadores plásticos y literarios, tanto autóctonos como visitantes)18. El actual neorruralismo refuerza estas cualidades que definen a los paisajes de la Sierra de Huelva tanto in situ, como in visu.
“La Sierra… es una región boscosa, cambiante en su paisaje, estremecida y propicia tanto a la intimidad como a la niebla, atenta por igual al tesón del hombre como a la enigmática caligrafía de sus caminos. A quienes por ella andamos y sufrimos no se nos oculta cuánto hay en esta tierra de don y de estremecimiento. Pero no está reñida, que se sepa, la orgullosa belleza de nuestros campos con su tensión dramática, la bondad de sus aires con su estricta desazón interior, la copiosa luz de sus huertos o dehesas con su fulgor de incertidumbre. Así también, como elementos entrañados en su paisaje, sus gentes calladas, inquietas, envueltas y encostradas de sí mismas, abonadas a ese vasto mundo interior donde esplende la luz severa y macerada del misterio. Y, cómo no, de sus poetas…” 19.
Figura 6. Miradas de un pintor sevillano sobre paisajes de la Sierra Morena de Huelva.
Fuente: Cuadros de P. Broca (2001): Alajar (Óleo sobre lienzo) y Castañal en invierno I (Aguada).
B.- Lectura interdisciplinar y comprensiva de paisajes escogidos y significativos, para elaborar una deducción consensuada o un relato común de los mismos
Con aquellas claves como rudimentos compartidos de una gramática común, los investigadores van orientando sus respectivas miradas disciplinares a un mismo objeto (el paisaje, definido como realidad en la que convergen espacio-territorio-percepciones) y con ello, el equipo tiende a ir pasando de la multidisciplinariedad a la interdisciplinariedad y de los análisis disciplinares a la comprensión consensuada y la deducción consecuente.
Ahora, cada investigador reconoce sus aportaciones previas, pero asume que el conjunto de miradas de todo el equipo es algo más -y a la vez debe tener un relato más unitario- que el mero sumatorio de todas las miradas anteriores. Para que este paso se produzca, parece ineludible y fundamental la elaboración de una guía o cuaderno que induzca a una primera visita del equipo completo y que -recogiendo las claves planteadas en la primera fase- plantee un itinerario con paradas y con aplicaciones básicas de aquellas claves a paisajes, lugares y temas concretos y significativos o a sus recorridos intermedios.
Siguiendo con el ejemplo de la Sierra Morena Onubense, en la figura 7 se presenta la propuesta de itinerario y paradas que se contempla en la guía o primer cuaderno de campo elaborado por el equipo de investigación sobre Paisajes Agrarios Andaluces para su visita colectiva a la provincia de Huelva y el Alentejo portugués en abril de 2012. El objetivo es orientar las miradas y las atenciones hacia unos paisajes, temas y lugares concretos y significativos.
Este cuaderno o guía, como primer esquema de una gramática común de la visita colectiva a todo el ámbito de estudio, se va completando en la propia visita mediante la convergencia de miradas directas y compartidas de los distintos investigadores sobre unos objetos (paisajes y lugares) muy concretos y representativos del mencionado ámbito. Para orientar el ejercicio, se pueden seguir unas pautas categorizadoras de las distintas miradas a partir del establecimiento compartido de límites (o delimitaciones de las escalas o planos panorámicos, medios y de detalle), componentes principales (o elementos visibles o perceptibles que son definitorios del espacio-territorio-paisaje observado), atributos (cualidades o caracteres abstractos y singulares de cada escenario) y núcleo de sentido o unidad de significado (frase, texto o icono que pueda sintetizarlo, según el consenso de los lectores).
Figura 7. Mapa del itinerario y las paradas que propone el Cuaderno de Campo o Guía de la visita colectiva a la Sierra Morena de Huelva, para leer interdisciplinarmente sus paisajes significativos.
Fuentes: Bases cartográficas del IECA y elaboración de Manuel Rodríguez Álvarez para Cuaderno de Campo de Sierra Morena de Huelva (2011).
Figura 8. Límites de los planos panorámico, medio y de detalle.
Fuente: Fotografías de Marta Rubio para Cuaderno de Campo de Sierra Morena de Huelva (2011).
Así, siguiendo el ejemplo, puede considerarse que la lectura paisajística del Ruedo de Linares -uno de los paisajes cuya visita está programada como parada en el itinerario a seguir- podría contener las siguientes categorizaciones:
• Límites
• Componentes principales:- Fondo de montañas medias peniplanizadas y forestadas hasta las cimas.
- Dehesas a media ladera y núcleo poblacional en la ribera con su bosque galería.
- Ruedo de arboricultura mezclada: Desde almendros y madroñales a cítricos.
- Caminos encajonados entre paredes de piedra seca.
- Callejas, lievas o acequias, huertas.
- Lavadero público en uso.
• Atributos:
- Importancia del agua y del sol para la biodiversidad: Rincón serrano variopinto por el efecto solana-caliza, que proporciona agua, sol y temperancia.
- Vieja cultura del regadío.
- Cierta estética del abandono.
• Núcleo de sentido o deducción consensuada: Riqueza cultural y patrimonial, que ha generado unas singulares bellezas que hoy se encuentran en proceso de decadencia.
Hacia la copertenencia o cofabricación. La apertura y la migración transdisciplinar y sus posibles productos
Tal lectura experta y mediadora de los paisajes puede conducir finalmente a unas profundizaciones transdisciplinares que se concretarán en trabajos de investigación o en obras creativas, caracterizados por la apertura de los ángulos de mirada de sus respectivos autores. Así, la definitiva lectura transdisciplinar de paisajes se irá efectuando mediante nuevas aproximaciones muy específicas, tanto creativas como disciplinares que -determinadas por las nuevas claves ofrecidas por la lectura interdisciplinar- se caracterizarán por superar las fronteras de las respectivas miradas y disciplinas y por producir unos procesos de copertenencia o cofabricación entre lectores, autores y paisajes20. Mediante nuevos y operativos relatos, se irán añadiendo a la cadena hermenéutica de interpretación y comprensión de los paisajes leídos, artealizados y valorados.
Siguiendo con el ejemplo de la Sierra Morena de Huelva, se verán algunos resultados de dos aproximaciones disciplinar y académicamente también alejadas, pero muy entrelazadas y convergentes en la transdisciplinariedad:
A.- Marta Rubio Tenor, ambientalista y doctora en Geografía, tras comparar indicadores cuantitativos y apreciaciones cualitativas de calidades paisajísticas en la Sierra de Huelva, termina reivindicando, en su tesis doctoral, la importancia que en este tipo de valoraciones debe tener el juicio cualitativo y riguroso del sujeto que -como ella misma- observa, desde su propio acervo de informaciones, conocimientos, afectividades y sabiduría. Ello le permite ofrecer este último relato territorial y paisajístico de Linares, en el marco serrano onubense:
“El orden territorial de esta Sierra de Aracena, de peñas y cerros omnipresentes, de pequeñas parcelas cercadas y de núcleos a media y baja ladera, ha ido generando unos paisajes cotidianos muy recónditos, que tienden a cerrarse a la vista. Sin embargo, este paisaje rompe aquel esquema y sólo basta tomar aquella curva que pasa la loma para encontrarse ante un impresionante escenario: depresión franqueada por sierras ondulantes, una olla donde se cuece lentamente el estilo de vida serrano. Y los ingredientes que hacen posible el gustoso guiso: el pueblo de Linares de la Sierra y sus empedrados, las huertas y frutales que lo rodean, los ríos y sus bosques galerías, la dehesa y el cerdo ibérico, el bosque y el matorral mediterráneo y las repoblaciones de pinares y eucaliptales. Paisaje solariego que aparenta estar impasible e inmóvil. Lugar escondido y apartado del mundo, sólo conectado a él por un frágil hilo: la carretera”. 21
B.- La también joven arquitecta Ana Coronado desarrolla su futura tesis doctoral intentando diagnosticar y modelizar paisajes de transición entre núcleos y ruedos de la Sierra de Huelva, para ofrecer criterios estéticos y éticos a posibles intervenciones edificatorias en tales umbrales.
Para ello, diseña y representa las relaciones existentes entre el núcleo de Linares y su topografía, sus caminos, el discurrir de sus aguas, su parcelario y los diversos usos agrarios de su ruedo, para llegar a establecer (figura 9) unos caracteres definitorios de la comprensión del enlace entre Linares y su ruedo, como núcleo especialmente relacionado con el agua, tanto por su emplazamiento entre dos arroyos y la presencia de muchos veneros cercanos, como por su rica biogeografía y variada parcelación.
Figura 9. Núcleo entre arroyos y veneros, biodiversidad y microparcelación.
Fuente: Ana Coronado (2012).
Con el bagaje ofrecido por su apertura a variadas disciplinas (geología, topografía, biología, geografía, historia, sociología…) y su desarrollo de miradas interdisciplinares en sucesivos trabajos de campo, esta arquitecta llega a ofrecer una primera aproximación modélica a los órdenes territoriales y vectores de relación entre dos núcleos y sus ruedos de la sierra de Huelva (Linares y Cañaveral de León), singularizados por su común vinculación con el agua y su manejo urbano-rural, pero diferentes en sus soluciones territoriales y paisajísticas de detalle (figura 10). Con tal modelaje podrá establecer criterios y argumentos rigurosos para unas futuras ordenanzas de edificación de distinto calado en estas dos transiciones entre núcleos y ruedos de la misma sierra onubense.
Figura 10. Modelos de umbrales o transiciones entre núcleos y ruedos en dos núcleos de la Sierra de Huelva, muy vinculados a la cultura del regadío (Linares y Cañaveral de León).
Fuente: Ana Coronado (2012).
Están aumentando las investigaciones que, desde distintas disciplinas, se aproximan a estas maneras inter y transdisciplinares de comprender los paisajes. Las tesis doctorales recientes de la antropóloga vasca Nuria Cano22 sobre paisajes del Valle de Carranza o la del geógrafo andaluz César López23 sobre valores paisajísticos de las Sierras del Estrecho de Gibraltar constituyen, sin duda, nuevos y valiosos eslabones ejemplares de las cadenas interpretativas y comprensivas de los paisajes de aquellos territorios.
En definitiva, estos ejemplos de elaboradas y doctorales lecturas individuales que se han citado o mostrado -cuyos requerimientos disciplinares básicos son muy diferentes (interpretación antropológica/explicación geográfica/aproximación ambiental/redacción de ordenanzas edificatorias)- cuentan con recorridos metodológicos bastante paralelos de lecturas multidisciplinares -que han conducido a descubrir claves comprensivas- y de aproximación colectiva interdisciplinar -que ha fijado las miradas en unos objetos y caracteres compartidos, que permiten elaborar una gramática y unos relatos comunes- para concluir desarrollando y profundizando en los respectivos saberes disciplinares de una antropóloga, un geógrafo, una ambientalista y una arquitecta, pero ya sumergidos en el poso transdisciplinar de muchos otros saberes, a los que han ido accediendo y con los que han ido convergiendo en continuo y enriquecedor diálogo.
A modo de síntesis y conclusiones
En este texto se asume, conceptualmente, la definición compleja, medial y trayectiva del paisaje. Tal definición tiene su origen en el contexto de la cultura oriental del tao, cuyo desarrollo resulta especialmente dificultoso para la modernidad occidental que bebe del mecanicismo lineal de los racionalistas, aunque es redescubierta en el paradigma romántico y consolidada actualmente por la Convención Europea del Paisaje, que lo define como formas objetivas del territorio tal como son percibidas por los habitantes y que proceden de factores naturales y humanos. El paisaje, pues, comienza con la emoción y debe ser leído para comprenderlo y valorarlo.
Propositivamente, la lectura paisajística que aquí se plantea tiene unas bases teóricas en la hermenéutica, arte o saber tradicional y es redescubierto por la filosofía fenomenológica alemana cuyo objetivo es traducir a un lenguaje común lo complejo, intentando valorar fenómenos en los que se mezclan realidades objetivas con percepciones subjetivas. Tal lectura cuenta también con un denso proceso experimental de observaciones directas, del que se da cuenta aquí, a partir de un ejemplo de lectura de paisajes de la Sierra Morena de Huelva (España), también conocida por Sierra de Aracena.
Epistemológicamente, el método de lectura propuesto responde, por una parte, al aprovechamiento de la explosión de informaciones que caracteriza a nuestro contexto global -para reunir miradas pluridisciplinares respecto de un ámbito de estudio-, y por otra, a responder a la disolución de los cuatro pilares de certeza que sustentan a la ciencia moderna occidental (leyes deterministas newtonianas, separabilidad analítica cartesiana, reducción cuantificable positivista y razón aditiva y sin emergencias). Se asume, la necesidad de reunir en archipiélagos, las islas de conocimiento, mediante un ejercicio interdisciplinar y categorizador de observación de paisajes significativos.
Metodológicamente, se asume -desde una geografía cultural muy abierta y tendente a la convergencia de miradas- una propuesta transdisciplinar de resultados concretos -de los que se presentan ejemplos de una ambientalista y de una arquitecta-, basada en la migración conceptual entre disciplinas y la habilidad para construir metáforas literarias o iconográficas desde cualquier posición de origen.
En definitiva, la presente lectura hermenéutica de paisajes se basa en la acumulación de saberes previos, en la traducción de los mismos al lenguaje divulgativo, hasta llegar a construir un relato actual de ellos que, integrándose en la cadena de transmisión de conocimientos que cualquier realidad compleja presupone, añada un eslabón a dicha cadena transmisiva.
Todo ello debe resultar especialmente aplicable en los campos de la docencia y de la planificación y ordenación normativa de los paisajes en el futuro.
Notas
1 Este texto se integra en los Proyectos de Investigación del Plan Nacional Español de I+D+i (CSO2012-39564-C07-07, sobre Paisajes Patrimoniales Andaluces) y del Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación (P09-HUM-5382, sobre Archivo de Percepciones y Representaciones de Paisajes Andaluces).
3 Ortega Cantero, 2004.
4 Roger, 2007 y Ojeda, 2012.
5 Comité Coordinador (Ministerio de Cultura y Federación Nacional de Cafeteros de Colombia), 2009, p. 4 y 5.
6 Zoido, 2012a.
7 Berque, 2009.
8 Caballero, 2012.
9 Ojeda, 2005a.
10 Zoido, 2012b.
11 Mata, Meer y Puente, 2012.
12 Caballero, 2012, p. 261.
13 Ministerio español de Ciencia e Innovación. Proyecto CSO2009-12225-C05-05. Subprograma GEOG, 2009 - 2012
14 Ojeda y Silva, 2002.
15 Núñez Roldán, 1986.
16 Ojeda y Silva, 2002; Ojeda, 2005b.
17 Tuan, 2003, p. 49.
18 Ojeda, 2005a.
19 Moya, 1996, p. 10.
20 Berdoulay, 2002.
21 Rubio Tenor, 2010, p. 203.
22 Cano, 2011.
23 López, 2012.
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