doi 10.4067/S0718-83582010000200006

 

Emilio Duhau y Ángela Giglia

Las reglas del desorden: habitar en la metrópoli

Primera edición, 2008. Siglo XX, Editores, ISBN 978-968-23-2760-5.

 

Comentario: Lisandro Silva A.1

1Arquitecto, Magíster en Urbanismo, U. de Chile. Encargado de Estudios SECPLAN, Municipalidad de Santiago, Académico del Magíster en Hábitat Residencial del INVI.


 

 

La crónica y relatos de la Ciudad Contemporánea, y en particular las metrópolis latinoamericanas como Ciudad de México, está llena de conflictos, lamentaciones y relaciones complejas en el proceso de apropiación de los espacios urbanos por parte de los distintos grupos sociales que la habitan. El esfuerzo por tener un acceso lo más directo posible a la experiencia y la realidad cotidiana de estos fenómenos, es un enfoque metodológico y conceptualmente emergente, al menos de las últimas dos décadas, en los programas de investigación de las disciplinas interesadas en los fenómenos y conflictos sociales que surgen en la ciudad contemporánea. En efecto, el enfoque científico normal que nutre la investigación social-urbana actual, no ha prestado la debida atención tanto a nivel metodológico, como conceptual, a la observación de la experiencia de los habitantes de la ciudad, para incorporarla en los marcos teóricos predominantes.

Esta publicación nace de un programa de Investigación de la Universidad Autónoma de México (UNAM), a través de sus Departamentos de Sociología Urbana y Antropología, sobre "Espacio Público y orden Urbano en la Ciudad de México".

Es un libro que pretende ilustrar la relación existente entre lo que se denomina orden socio-espacial de la Metrópoli y la diversidad de la experiencia metropolitana asociada a dicho orden. Los autores aclaran que no pretenden documentar sobre una relación mecánica o determinista entre la organización del espacio y las prácticas urbanas, sino que interesa resaltar y razonar sobre los diversos nexos que surgen en estas dos dimensiones de la realidad Metropolitana contemporánea, que explican los conflictos y situaciones urbanas diversas, propios de nuestras ciudades latinoamericanas.

En el texto aparece como concepto central la "experiencia metropolitana", por sobre cualquier intento de conceptualización determinista y abstracción modelística de las dinámicas sociales y actuales de apropiación y socialización del espacio urbano metropolitano. Según los autores, la disputa y los conflictos que afloran por la ocupación del espacio urbano, a través del estudio de caso de la Ciudad de México en la cual llegan a niveles significativos, plantea una problemática que afecta a muchas otras ciudades del contexto latinoamericano, en diferentes grados y situaciones. Desde esta perspectiva, son interesantes las preguntas de investigación que se plantean los autores:

¿Por qué proliferan los conflictos mencionados anteriormente en las metrópolis actuales?

¿Por qué es tan difícil reglamentar el uso de estos espacios y sobre todo lograr consensos al respecto?

¿Por qué proliferan, como es notorio en Ciudad de México, reglamentos que no se respetan, y al mismo tiempo, se difunden aceleradamente lugares cercados e "hiperreglamentados", como los centros comerciales y los conjuntos residenciales cerrados? ¿Existe alguna relación entre ambos fenómenos?

Concluyen los autores que frente a este panorama de conflictos, de reglas no respetadas y de espacios hiperreglamentados, debería llevarnos a preguntar si ya no hay orden posible en la metrópoli, y todo esfuerzo de ordenamiento y organización es inútil.

El libro, en su desarrollo deja ver una proposición importante, referida a que existe una correspondencia significativa entre la "ubicación de las ciudades" o contextos socio-espaciales, y la forma o tipo de experiencia urbana que se desarrolla en dichos lugares, respondiendo a cuestiones relacionadas con: las formas como distintos actores sociales urbanos, localizados en diferentes lugares y situaciones socio-culturales, organizan y dan significado a sus experiencias de la Metrópolis; qué significa para ellos residir o habitar en distintos lugares, desde los cuales surgen las distintas formas de experimentar, significar, vivenciar e interpretar el resto de la metrópoli; y a qué porciones del espacio urbano ligan su pertenencia y el tipo de vinculaciones que se desarrollan entre los actores y el espacio que practican diariamente.

La consecuencia metodológica principal a que lleva este enfoque orientado a las prácticas sociales, es que el observador es un participante activo en la realidad a estudiar, no pudiendo descolgarse de dichas situaciones para lograr una supuesta "observación objetiva" y válida de igual forma para todos los actores sociales participantes. Para el investigador urbano, es inevitable ser parte del mismo objeto observado y esta condición plantea un universo de fenómenos y marcos teóricos diferentes a los tradicionales.

La condición actual de la Ciudad de México y que se repite en el resto de conjuntos metropolitanos, es la evidente desigualdad social que se expresa en sus espacios urbanos. Los autores atribuyen esta condición a los efectos de la globalización de las fuerzas económicas que operan en la ciudad, con sus impactos locales y exclusión de los sectores que no participan de los flujos globales, agregando a la condición de pobreza, la "desconexión" de dichos flujos, hipótesis planteada por Manuel Castells.

En este contexto de segregación social, lo que caracteriza a la Ciudad de México es la gran masa de trabajadores derivados de la base industrial de la ciudad, pero una gran masa formal e informal de trabajadores del sector terciario (servicios y comercio) que conforman un mundo popular que se localiza entremezclado con las clases medias y segregados en vastas áreas periféricas. Las clases medias y élites, en la Ciudad de México no superan el 25% de la población total.

Finalmente en el libro, se plantea la evidencia, al menos demostrable para la Ciudad de México, de que el espacio público interesa sólo cuando es apropiable y privatizado a título personal o de grupos de interés, y es objeto de intercambio, que hacen repensar los conceptos de orden, orden urbano y espacio público. De esta forma, entender el (des)orden de la Metrópoli, según los autores, implica penetrar en los distintos modos de funcionamiento de estos órdenes y la experiencia de los diferentes tipos de espacios urbanos, que permiten "pensar en la metrópoli como una realidad compleja", resultado de la coexistencia y mezcla de diferentes ciudades al interior de ella.

La coexistencia entre los diferentes tipos de órdenes y el desorden de la metrópoli actual, orienta el contenido del libro, pues desde dicha coexistencia, se explican los conflictos que surgen de la condición metropolitana actual, pues observan sus autores que "buena parte de los conflictos por el espacio surgen del enfrentamiento entre lecturas distintas acerca de los derechos sobre éste", mientras que por otro lado, la ausencia de conflicto "refleja la existencia de acuerdos, no siempre formales, sino tácitos, sobre sus usos posibles". Finalmente estos conflictos se exacerban, por la falta de un referente común o árbitro que todos reconozcan y legitimen en dicho rol, relacionado con dos tipos de carencias: por un lado, la falta de un conjunto de reglas consensuadas, que conformen un "orden reglamentario urbano" compartido por todos los actores participantes, y por otro lado, la ausencia de una autoridad capaz de aplicar dicho orden reglamentario básico y legitimada por la mayoría.

El libro se organiza en cuatro partes. En los capítulos de la primera parte, se discuten los problemas relacionados con la experiencia urbana en relación con los conceptos de orden socio-espacial y espacio público, y la evolución de la condición de las Metrópolis, en relación con los procesos de globalización que forman sus contextos. En la segunda parte, sus capítulos recorren el proceso de Metropolización de la Ciudad de México, analizando las formas cómo se ha producido el espacio urbano, y su relación con la presentación actual de la división del espacio metropolitano. En la tercera parte se explican los casos de estudio, los terrenos y "áreas testigo" elegidos, para aplicar la investigación de la que se trata el libro. Cada tipo de espacio habitado elegido se lo denomina "ciudad", las cuales constituyen órdenes urbanos diferentes en los cuales es posible experiencias metropolitanas específicas en un total de 6 tipos de espacios o "ciudades", en una lectura que trata de construir la "inteligibilidad en las prácticas urbanas" a escala metropolitana, en una estrategia de análisis que caracteriza los espacios en grandes conjuntos con características propias. En esta sección se encuentran las herramientas de análisis cualitativo y cuantitativo más valiosas para este tipo de estudios sobre la ciudad.

En la cuarta parte y final, se abordan tres temas de orden general y metropolitano: las prácticas urbanas que vinculan el espacio local con el resto de la metrópoli; la relación entre las actividades vinculadas con el consumo y la movilidad metropolitana; y lo que los autores llaman "los usos de las reglas", como una forma de referirse a la vinculación, entre orden, desorden y conflicto, en el espacio metropolitano.

Se trata de una publicación producto de una línea de investigación que aporta nuevos enfoques y herramientas para analizar y evaluar la efectividad de nuestras políticas públicas de vivienda y transporte por mencionar algunas situaciones coyunturales en nuestro país, que necesitan abrir la discusión a este tipo de estudios.