doi 10.4067/S0718-83582010000100001

 

Editorial

 

En el presente número, Revista el INVI se ha propuesto abordar dos caras de un fenómeno que se ha ido dando persistentemente en el desarrollo de las ciudades y, particularmente, en las de la región latinoamericana: la exclusión socio – espacial y los esfuerzos por generar ámbitos de integración o, al menos, de espacios de acceso al bienestar elemental y a servicios básicos de utilidad pública para todos.

La preocupación por el tema de la exclusión social se ha ido expandiendo en consonancia con el avance conceptual producido en lo que la literatura especializada ha denominado como la “corriente multidimensionalista” en los estudios sobre pobreza y desigualdad. Esta, a su vez, ha surgido como contrapunto a la llamada “corriente económica”.

La corriente mutidimensionalista aboga por la necesidad de desarrollar una visión integral del bienestar humano, incorporando dimensiones adicionales al ingreso o consumo, dado que esta es sólo una de las variables que determinan la satisfacción de necesidades y, en último término, de bienestar. Otras necesidades igualmente importantes serían los derechos de acceso a bienes y servicios gubernamentales, la propiedad de activos o patrimonio básico acumulado, tiempo disponible para la educación, el descanso, la recreación y el trabajo del hogar, además de la posesión de activos no básicos.

Así, esta corriente ha puesto el énfasis en el acceso a bienes y servicios esenciales que tienen gran importancia en el proceso de generación y expansión de capacidades, porque ello genera las condiciones primarias para que las personas puedan satisfacer sus necesidades humanas básicas – de amplio espectro –, poder vivir la buena vida humana y lograr inserción social. De este modo, los estudios sobre bienestar social han ido crecientemente incorporando temas como las oportunidades que las personas tienen para desarrollar la “vida que ellos tienen razones para valorar” (parafraseando a Amartya Sen), los activos, la vulnerabilidad y la exclusión social.

Los estudios sobre la segregación socio – espacial en las ciudades, y los esfuerzos para enfrentarla, forman parte de este tipo de análisis. Este tipo de estudios apunta a mostrar las relaciones que se estarían produciendo entre el establecimiento de asentamientos habitacionales y la segregación espacial que se produce a propósito de la competencia por la ocupación del territorio, mediada por el precio del terreno. Esta sería una consecuencia del proceso de desarrollo, expansión y dispersión territorial de las ciudades, cuya expresión más visible es la diferenciación de espacios donde viven y conviven los diferentes estratos socioeconómicos, con pocos puntos de contactos entre ellos.

A propósito de ello, los especialistas han ido constatando el surgimiento de un “modelo de ciudad fragmentada”, caracterizada por la proliferación de barrios cerrados, territorios de viviendas sociales, sectores habitacionales de estratos medios y espacios para el comercio y servicios. En ello, los investigadores han visto renovadas formas de segregación social.

Sobre este tema invita a reflexionar el presente número de la Revista del INVI. Para provocar tal reflexión ofrece un conjunto de artículos escritos por destacados académicos e investigadores latinoamericanos, quienes presentan variada evidencia desde los diversos casos que conforman el dossier del número actual.

El artículo de Paola Jirón, Carlos Lange y María Bertrand analizan los problemas de movilidad cotidiana en la gran ciudad (fragmentada) y los efectos de exclusión que ello tendría para un segmento de los ciudadanos.

El análisis que presentan Ingrid Vargas, Eduardo Jiménez, Alejandro Grindlay y Carlos Torres muestra una novedosa iniciativa, que incluye la cooperación universitaria, en una ciudad media de Colombia, de esfuerzos de integración social de asentamientos de viviendas precarias. La iniciativa que se centra en el apoyo a un proceso de mejoramiento barrial, con participación de los vecinos, ha sido aplicada en un caso concreto y de ello se deducen lecciones que es conveniente tener a la vista para casos similares.

El trabajo de Nicolás Gissi y Paula Soto da cuenta de un proceso de integración social de un territorio habitado por población proveniente del Estado de Oaxaca, que fue estigmatizado, hasta la actual situación de notoria mejoría en el equipamiento comunitario, lo que ha despertado un sentimiento de orgullo entre los vecinos. Gissi y Soto argumentan que el fortalecimiento de la organización comunitaria fue clave en lograr el cambio.

El artículo de Aline María Costa y Agustín Hernández presentan los resultados de una investigación que busca establecer si los instrumentos de política pública disponibles permiten a quienes habitan en asentamientos precarios conservar la tenencia de sus territorios. La investigación compara los casos de Brasil, Colombia y Perú.

El trabajo de Antoine Casgrain analiza las demandas por condonación de deudas habitacionales de viviendas sociales y las intervenciones del Estado en el caso chileno. Argumenta que las políticas públicas que se implementaron para enfrentar al tema no terminaron con la morosidad problemática de los adquirientes de viviendas sociales y que, más bien, incentivaron a mayores demandas de condonación.

Con la difusión de estos interesantes artículos Revista del INVI espera estar contribuyendo al necesario debate acerca de los efectos de la segregación socio – espacial en la ciudad. De ello surgirán modos efectivos de enfrentar este creciente problema.

 

Mauricio Olavarría Gambi.