Revista invi Nº 64, November 2008, Volumen 23: 9 a 16

EDITORIAL


Un tema que persiste en la agenda pública de los países es el de la seguridad residencial, siendo ella un fenómeno multicausal de gran impacto en la ciudadanía y de exigencia para las políticas
públicas orientadas a su resolución. No obstante los avances en la materia, el problema se mantiene y en muchos casos se agudiza, a pesar de que se destinan cuantiosos recursos a su erradicación. Por
otra parte, más allá de la expresión cuantitativa y cualitativa del fenómeno, existen ciertas percepciones en la opinión pública que derivan al temor y a la sensación de inseguridad alimentada
por los medios de comunicación social a los que a su vez les interesa explotar el fenómeno y su comportamiento como venta de noticias, junto a su uso como presión política. En Estados Unidos,
por ejemplo, se alude a la “industria del miedo”, como un conjunto de dispositivos de la sociedad para garantizar seguridad a los ciudadanos, transformándose ello también en un buen
negocio.
En la comprensión del fenómeno existen teorías y marcos conceptuales que se sitúan desde diferentes perspectivas en el problema: enfoques situacionales, policiamiento, de prevención, de desorganización social, configuracionales, económicos, sociales, físico-espaciales, de participación, etc., sin embargo, no se puede afi rmar que uno de éstos es más exitoso que el otro o que todos sirven para ser aplicados a diferentes contextos y culturas.
El hecho es que en ciudades de dimensiones metropolitanas e intermedias la percepción de inseguridad tiende a aumentar y la escala de espacios o áreas percibidas o consideradas públicamente
como peligrosas adquieren límites superiores, por ejemplo, barriales o comunales. La estigmatización que esto produce conlleva a impactos económicos negativos que a veces inciden en el estancamiento
del desarrollo de zonas urbanas extensas. En otros casos se destinan cuantiosos esfuerzos públicos y privados al mejoramiento de las condiciones de seguridad en este tipo de zonas pero no logran los resultados esperados ya sea directa o indirectamente.
¿Cuáles son los referentes teóricos que están en la base de programas y planes de mejoramiento de la seguridad ciudadana? ¿Existen enfoques desde la perspectiva del habitante que puedan dar cuenta
de variables subjetivas en la comprensión del fenómeno? ¿Es posible un rol proactivo e influyente del habitante en el mejoramiento de las condiciones de seguridad? ¿Cuánto hay de percepción y de
objetividad?.
En Inglaterra se ha desarrollado desde hace ya más de dos décadas un trabajo de investigación que busca relaciones entre organización social y confi guración espacial abordando entre ellas
la vulnerabilidad frente al crimen. Tal trabajo reviste el interés de conectar el de la seguridad con componentes físico-espaciales o territoriales.
Ya en la década de los 70 se hablaba de espacios disuasivos y las implicancias en la conformación del mismo. Sin duda que es un enfoque de interés que considera a la ciudad como espacios de fl ujos
con la posibilidad de consolidar en menor o mayor medida, comunidades versus individuos.
Otros estudios hacen énfasis desde el análisis de la victimización y las características de los espacios en donde ocurren los delitos o desde el conocimiento de los lugares en donde habitan los delincuentes.
En el primer tipo de estudios, aquellos encuentran su escenario en zonas de alto fl ujo de personas y hacia esos ámbitos se diseñan y dirigen acciones mediante el reforzamiento policial y medidas
disuasivas incluyendo en ello alta tecnología. En el segundo tipo de estudios, el centro se dirige a conocer las condicionantes de los territorios en donde vive la población que delinque tratando
de conocer las características de aquellos espacios productores de disfunciones sociales y que podrían dar explicaciones de su existencia en conjunto con factores económicos y culturales.
Otra complejidad que se añade al tema es su análisis a partir de los delitos, en particular cuando se estudia el comportamiento de la droga; consumo y tráfi co y relación con el territorio, puesto que
territorios que a ojo del observador externo, son pacíficos, esconden la paz- aparente- del equilibrio de las bandas o pandillas “propietarias” de esas áreas teniendo en su raíz el establecimiento de la
economía del crimen. Es el caso, por ejemplo, de algunas favelas en Brasil, las “maras” en El Salvador y las redes nacionales e internacionales de tráfico de drogas en la región. El comportamiento territorial no es el mismo entonces, según el tipo de delitos.
¿Cómo avanzar en la comprensión del fenómeno y sus múltiples variables? ¿Cómo dar cuenta de su dinamismo, comportamiento y características en un contexto de crisis del modelo económico y su
impacto cultural?
En el presente número se han seleccionado cinco artículos provenientes de investigaciones que obedecen a diferentes enfoques teóricos: El primero de ellos, “Crimen y Violencia Urbana. Aportes de la
ecología del delito al diseño de políticas públicas” proyecto Anillos en Ciencias Sociales, Modalidad abierta, de los autores Mauricio Olavarría, Ximena Tocornal, Liliana Manzano y Hugo Fruhling, se
centra en el marco conceptual provisto por la Teoría Ecológica del Delito y el concepto de “eficacia colectiva del barrio”. La investigación espera producir conocimiento relevante en el área, basado
en evidencia empírica, que permita contribuir significativamente al diseño de políticas públicas integrales que aborden los variados aspectos que concurren a la seguridad ciudadana.
Un segundo artículo titulado: “Un acercamiento basado en evidencias reales sobre crimen y diseño urbano o ¿Cómo obtenemos vitalidad, sostenibilidad medio ambiental y seguridad a la
vez?” de los autores Bill Hillier y Ozlem Sahbaz, cuestiona algunas de las creencias más enraizadas que se han hecho a lo largo del tiempo entre el diseño espacial y la seguridad. La más importante
de estas es quizás el argumento sobre la ‘seguridad en números’ que se contrapone a la creencia de diseñar para grupos pequeños, en comunidades de bajo riesgo. En base a la evidencia que allí se presenta y utilizando la metodología de la Sintaxis Espacial- de la cual Hillier es su creadorse argumenta que los benefi cios de una cultura residencial son más aparentes con grupos grandes que con grupos pequeños. Otro hallazgo importante de esta investigación es que la relación entre criminalidad y diseño espacial no pasaría a través de la variable de ‘formación de comunidad’.
Un tercer artículo, “Aplicación de la mirada cualitativa en el análisis de problemáticas habitacionales. El caso del PEVE de los ’70 La Carlos Gardel, en la actualidad del partido de Morón, Buenos Aires, Argentina” de Ricardo de en evidencia empírica, que permita contribuir significativamente al diseño de políticas públicas integrales que aborden los variados aspectos que concurren a la seguridad ciudadana.
Un segundo artículo titulado: “Un acercamiento basado en evidencias reales sobre crimen y diseño urbano o ¿Cómo obtenemos vitalidad, sostenibilidad medio ambiental y seguridad a la vez?” de los autores Bill Hillier y Ozlem Sahbaz, cuestiona algunas de las creencias más enraizadas que se han hecho a lo largo del tiempo entre el diseño espacial y la seguridad. La más importante de estas es quizás el argumento sobre la ‘seguridad en números’ que se contrapone a la creencia de diseñar para grupos pequeños, en comunidades de bajo riesgo. En base a la evidencia que allí se presenta y utilizando la metodología de la Sintaxis Espacial- de la cual Hillier es su creadorse argumenta que los beneficios de una cultura residencial son más aparentes con grupos grandes que con grupos pequeños.
Otro hallazgo importante de esta investigación es que la relación entre criminalidad y diseño espacial no pasaría a través de la variable de ‘formación de comunidad’.
Un tercer artículo, “Aplicación de la mirada cualitativa en el análisis de problemáticas habitacionales. El caso del PEVE de los ’70, La Carlos Gardel, en la actualidad del partido de Morón, Buenos Aires, Argentina” de Ricardo de Sárraga, busca dar algunos aportes para definir el concepto seguridad /inseguridad en el interior de conjuntos habitacionales y barrios carenciados.
Para ello, analiza el caso específico de un conjunto habitacional inserto en un contexto “villero” argentino teniendo en cuenta fragmentos de trabajo de campo bajo la metodología etnográfica.
Se sostiene que el conjunto de problemas que afectan a los sectores deteriorados y segregados tales como el mencionado no sólo pueden implicar un análisis denso y complejo, sino además situado materialmente en condiciones concretas de producción. En ese sentido reflexiona sobre un caso proveniente del Plan de Erradicación de Villas de Emergencia (PEVE) de la década del ’70 (dictaduras militares) en el Conurbano Bonaerense, dado que se entiende que no ha generado masa crítica sobre la inseguridad y ello no parece estar reflejado en las políticas habitacionales recientes en
Argentina (2004 en adelante). Desde este punto de vista, el aporte que se puede dar hacia el diseño de políticas públicas se relaciona con el fomento de la auto-organización, la integración social, basados necesariamente en un diagnóstico local profundo.
El cuarto artículo, “Dimensiones espaciales de la seguridad residencial: flujos de movimiento y campos visuales” de Margarita Greene y Rodrigo Mora, analiza en forma breve las principales perspectivas con que el tema de la seguridad el hábitat residencial ha sido abordado en Chile. Se plantea que la mirada dominante en el tema ha puesto un énfasis exagerado en la idea de una apropiación defensiva del espacio, por sobre la necesidad de construir comunidades sanas e integradas. Propone un marco teórico alternativo a lo anterior, la metodología de la Sintaxis Espacial planteada por Hillier y colegas, examinando estas ideas en un caso real, localizado en una comuna periférica de Santiago.
El quinto artículo, “Prevencion de la violencia y el delito mediante el diseño ambiental en Latinoamérica y el caribe: Estrategias Urbanas de Cohesión Social e Integración Ciudadana” de Macarena Rau y Paulina Castillo, describe estrategias de Prevención de Violencia y Delito por medio del diseño ambiental destacables en Latinoamérica y el Caribe desde el año 2000.  En un primer acápite se presenta lo que es la Prevención Situacional y la metodología CPTED desde sus líneas teóricas y urbanas. En una segunda parte se describe como se han aplicado en diversos países de Latino y Centroamérica estrategias integrales de Prevención de Violencia y Delito que incorporan estas miradas espaciales poniendo énfasis en la participación de variadas agencias y actores en la intervención y en los espacios destinados para esta participación. Finalmente se profundiza en la problemática y oportunidad que representa la escuela como institución social, para fomentar una Cultura de la Prevención a largo
plazo.
De este modo Revista INVI espera colaborar a la difusión del conocimiento en seguridad residencial, precisando la conveniencia de revisar periódicamente los resultados a los que se ha llegado y replanteando constantemente los modelos conceptuales que inspiran la generación de políticas, planes y programas aplicados en diferentes países y regiones.

Ricardo Tapia Zarricueta
Editor