Revista invi Nº 63, Agosto 2008, Volumen 23: 19 a 52

IMPACTOS URBANOS DEL PROGRAMA REGENERACIÓN DE BARRIOS, ALGUNAS ORIENTACIONES PARA LA GESTIÓN FUTURA

Isabel Zapata *
Gonzalo Arias
**

* Arquitecta. Dip. en Asentamientos Humanos. Especialista en Vivienda Social. Magíster en Geografía (T). Académica Instituto de la Vivienda, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, U. de Chile. Chile. Correo electrónico: izapata@uchile.cl
**Geógrafo. U. de Chile. Chile. Correo electrónico: G_arias@icaro.dic.uchile.cl

Resumen

El presente artículo, contrapone el patrón de localización del universo de los 87 Barrios que están siendo intervenidos con el Programa Quiero Mi Barrio del MINVU en el AMS, con el patrón de localización de los conjuntos de viviendas sociales entre el período 1980-2003. Los hábitat residenciales de conjuntos de viviendas sociales se asocian a procesos de segregación socio espacial y socioeconómico; deterioro ambiental; estigmatización e imagen social negativa; procesos de exclusión social; vulnerabilidad social, y dificultades de inserción espacial y funcional en el sistema metropolitano. En consecuencia, se debate sobre los objetivos del programa de regeneracion barria, sus componentes de gestión, sus impactos urbanos, a partir de la distribución espacial y su relación con el universo de viviendas sociales construidas entre 1980-2003, considerando variables de análisis de estratificación socioeconómica, centralidad de comercio y servicios y transporte público. La georeferenciación de los universos analizados de Barrios y Conjuntos de Viviendas Sociales corresponde a la elaboración de cartografías temáticas del SIG Vivienda del INVI, en el marco del desarrollo del Sistema de Información en Vivienda (SIV).

Palabras claves: Regeneración barrial, conjuntos de vivienda social, barrios vulnerables, exclusión social, segregación socioeconómica.

INTRODUCCIÓN

REFERENCIAS SOBRE LA GESTIÓN DEL PROGRAMA DE REGENERACION DE BARRIOS

El Programa Quiero Mi Barrio, tiene como objetivo principal contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de los vecinos y vecinas del barrio. Esto, a partir de recuperar espacios públicos deteriorados, mejorar las condiciones del entorno, fortalecer las relaciones sociales y propiciar barrios más integrados socialmente (3).
Implementar un programa de regeneración barrial en el universo de los 87 barrios de la RM, ha implicado un desafío permanente de establecimientos de diálogos ciudadanos abordando acuerdos en materia de iniciativas y actuaciones diversas en el ámbito social y físico - espacial, tendientes a avanzar en un proceso de mejoramiento urbano social en cada uno de los barrios.
La implementación del programa en su primera fase de desarrollo durante el año 2007, se sistematiza en la formulación de un Plan de Gestión con el propósito que oriente de manera eficiente un proceso de regeneración barrial. Un Plan en cuanto identifica las partes de un proceso que obliga a una reatroalimientación permanente en el tiempo entre los actores públicos del Programa, equipos ejecutores consultores - municipios y los actores locales del Barrio.
La primera fase de implementación del programa arroja sin duda un cúmulo de aprendizajes, surgidos de la contrastación del modelo operativo innovador propuesto por el Programa, en cuanto a su génesis, objetivos y alcances, con el territorio y las comunidades locales de cada barrio.
En términos generales, la inserción del Programa en la experiencia de algunos barrios, evidenció con fuerza su carácter innovador y enfoque sistémico-multidimensional, poniendo de relieve su intencionalidad de abordar, en conjunto con la problemática urbano territorial referida al sistema de espacios públicos y equipamientos y su soporte red de infraestructura, las necesidades de desarrollo socioeconómico y cultural, además de las dimensiones económica y ambiental, en casos muy particulares.
La instalación de un Programa de tales características reviste sin duda ciertas complejidades, relacionadas en particular con dificultades de gestión propias del aparato técnico-administrativo del sector público, actuando a través de entidades privadas para el desencadenamiento de procesos de desarrollo urbano y social en barrios deteriorados.

Regeneración urbana y participación comunitaria

En el contexto del proceso de Reforma del Estado y modernización de su gestión, se observa una creciente apertura a modelos de gestión conjunta, involucrando a actores públicos, sociales y privados. Ya no constituye una función privativa del Estado la implantación de programas de desarrollo, asumiendo más bien que la actuación pública en el nivel local requiere la concurrencia de agentes con capacidad para reconocer y actuar según los requerimientos particulares de cada territorio, garantizando la pertinencia sociocultural, flexibilidad y mayor capacidad de sustentación de las iniciativas implementadas.
No obstante, el repliegue público-sectorial hacia funciones administrativas, de gestión financiera y coordinación técnica, en beneficio de una actuación territorial ajustada a los requerimientos locales ejecutada por organismos intermedios del gobierno local, privados o la propia comunidad, pone de manifiesto la necesidad de establecer una relación de coordinación entre los distintos organismo regionales, que en la práctica no se observa de total fluidez, a fin de avanzar en una mayor concurrencia de iniciativas, tanto de apoyos técnicos de asesorías específicas, como de inversiones.

Componentes de gestión del PQMB

Se evidencia la necesidad de establecer una clara concepción de procesos de un Programa de Regeneración Integral de Barrios y los contenidos metodológicos de las consultarías. Ello relacionado a los siguientes temas:

- Tiempos de intervención versus dinámicas comunitarias.
- Diálogos sociales que no pueden ajustarse a los plazos de desarrollo de los diversos estudios.
- La participación de los actores y organizaciones comunitarias no se ve claramente enfrentado desde el punto de vista de los procesos de rehabilitación integral.
- Fortalecimiento en la inclusión efectiva de otro tipo de actores institucionales, multisectorial e intersticional.

En particular, para este componente se requiere un mayor fortalecimiento de las Mesas Técnicas Municipio / Minvu para apoyar la gestión del programa y la coordinación de las acciones que comprometen a los municipios en la implementación de programa en materias tan sensibles como las actuaciones multisectoriales.
Finalmente, a modo de sistematización conclusiva del desarrollo del programa al cabo de 1 año de iniciada su puesta en marcha, se plantea el siguiente esquema que da cuenta de los aspectos de contenidos organizados en sus etapas y la contrastación de una concepción de productos exigidos con los requerimientos de instalar procesos efectivos de participación social que sustenten la regeneración barrial. Dentro de los contenidos del Plan de Gestión se señalan los aspectos que son relevantes de sistematizar como guía orientadora al proceso de toma de decisiones que a futuro recae en los actores locales, para la consecución permanente de los objetivos de desarrollo barrial.


Fuente: Ponencia Isabel Zapata, Arquitecta, en Seminario Recuperación Participativa contrastando experiencias Chilena- Alemana, sistematización del Plan Contrato Barrio en el caso de la Población Modelo Comuna de San Ramón.

Ejes de Intervención

Los componentes de participación como de gestión enunciados permiten identificar tres máximas que importa monitorear para los efectos de llevar a cabo una adecuada gestión barrial. Ellas son:
Uno, definición de Programa Integral. Ello se traduce en la práctica desencadenar procesos de regeneración físico espacial unida a la dimensión social del territorio. Una mirada integral desde la comprensión de los problemas del hábitat urbano y a escala barrial, como de la coordinación interinstitucional pública y privada. Se pretende que todas las actuaciones fueran como mínima coordinadas en el plano territorial como concertación de políticas, programas y proyectos.
Abordar las problemáticas sociales de los territorios más deteriorados, implica abordar una intervención estratégica en las zonas más desestructurada de la ciudad, complementando intervenciones territoriales con estrategias socio educativas, socio culturales y de mejoramiento socioeconómicas. Ello a fin de consolidar todos los cambios posibles de introducir desde las transformaciones físicas espaciales, mediante la ejecución de obras comprometidas en un Contrato Barrio (4).
Dichas estrategias complementarias a las intervenciones territoriales, aluden a la necesidad de suplir el fuerte déficit de capital social en dichos barrios, es decir, potenciar procesos socio educativos, por ejemplo, que predisponga a los habitantes a la mayor interacción social y a la conformación de redes locales, así como de lazos de confianza que activen la participación, el trabajo colaborativo, comunitarios, entre las instituciones y diversas organizaciones que coexistan en un barrio. Potenciar el capital social, así como la mayor interacción entre los actores locales, permite avanzar en el establecimiento de acuerdos, pactos sociales y acciones coordinadas en función de un objetivo común de regeneración urbana social.
Dos, estrategias de intervención. Se rescatan como ejes centrales de las intervenciones en barrios, el compromiso del Municipio como actor y socio estratégico definido por el modelo operativo del programa. Sin duda es la entidad edilicia clave en el diseño, implementación, evaluación de las iniciativas del programa, por cuanto otorga sostenibilidad de las iniciativas que se implementen. Garantiza la continuidad de la acción pública en el territorio y posibilita la acción multisectorial orientando sus intervenciones en función de los contenidos de un Plan de Gestión Barrial.
Un segundo eje central es la intersectorialidad, para abordar temas de alta complejidad como es la seguridad ciudadana, entre otros. Y un tercer eje de actuación pública es la participación ciudadana y comunitaria, trabajando con el capital social existente en los territorios, potenciando la acción organizativa en las medidas que se implementen.
Tres, la vivienda como eje estratégico de intervenciones barriales. La vivienda es un poderoso argumento y pretexto para intervenir socialmente los barrios. Ello, más aún que corresponde a una de las necesidades manifiestas como prioritarias a la luz de iniciativas de mejoramiento del espacio público propiamente tal. En este contexto, de atender las demandas de mejoramiento y/o déficit habitacional, se concibe a la vivienda como motor de la intervención o eje estratégico de la intervención en los barrios.

PRIORIZACION DE BARRIOS SUJETO A PROGRAMAS DE REGENERACION URBANA Y SOCIAL SEGÚN IMPACTOS URBANOS Y TERRITORIALES DE LA GESTION HABITACIONAL PÚBLICA DEL PERIODO 1980- 2003.

Surge como una interrogante susceptible de ser incorporada cabalmente en la gestión del Programa, la macro escala Urbana, respecto a la inserción de los barrios en el sistema metropolitano.
De esa manera, son múltiples los estudios e investigaciones que caracterizan los niveles de segregación socio espacial de los conjuntos de viviendas sociales en el periodo catastrado, que corresponde a un patrón de localización interior al radio del consolidado urbano del Gran Santiago. Todas las operaciones públicas que dieron origen a dicha oferta habitacional subsidiada, carecían de una clara concepción urbana de conformación de ciudad. A partir de ello, surge la primera interrogante sobre la necesidad de focalizar programas de esta naturaleza en conjuntos de viviendas sociales del Gran Santiago, y que se encuentran en su mayoría en una fase de mayor consolidación territorial, fuertemente estigmatizado por la concentración de problemas sociales característicos en dichos conjuntos. Dichos problemas se asocian al carácter monofuncional y homogeneidad social de dichos conjuntos de viviendas sociales en el periodo señalado, especialmente en la década de los 80', equivalente a la mayor producción habitacional pública. A ello se suma, que dichas operaciones habitacionales no se corresponden a dinámicas económicas urbanas emergentes, y el desarrollo creciente de una red de infraestructura que contribuyan a la inserción de dichos conjuntos, además de la falta de dotación de atributos de calidad urbana como la centralidad de servicios y equipamientos, o visibilidad social al interior del escenario urbano.

LOCALIZACIÓN DE LOS 87 BARRIOS EN EL AMS

Según se observa en la figura 1, se tiene que el programa "Quiero Mi Barrio" identifica, para el caso de la Región Metropolitana de Santiago, 87 barrios a intervenir. De dicho universo, considerando que el presente artículo trata sobre los impactos urbanos al interior del AMS, se tiene que 80 barrios se localizan en alguna de las 34 comunas que lo conforman. Los 7 restantes pertenecen a comunas que no forman parte del AMS, las cuales corresponden a Buin, Colina, Melipilla, Peñaflor y Talagante. Ahora bien, se debe precisar que de las 34 comunas que conforman el AMS existen aquellas que se caracterizan por presentar ausencia de barrios considerados como parte del programa, las cuales corresponden a: Lo Barnechea, Las Condes, La Reina, Ñuñoa, Providencia y Vitacura (5), comunas donde se localizan, preferentemente, los grupos sociales más acomodados.

La localización de los barrios considerados por el programa adolece de una marcada tendencia a la satelización, que se relaciona además con el emplazamiento en comunas tradicionalmente populares, caracterizadas por la presencia de hogares de grupos socioeconómicos más bien bajos. Lo anterior configura una dispersión de los barrios, toda vez que se presenta el centro y oriente de la ciudad como aquellas zonas que carecen de sectores que participen como parte del programa.

La comunas atípicas –denominadas de esta manera para denotar que no forman parte del AMS- presentan barrios con características morfológicamente similares a los que se localizan al interior de las comunas que conforman el AMS. Sin embargo, la diferencia principal radica en la dimensión temporal de ellos, en el sentido de que la mayoría corresponde a conjuntos de vivienda construidos en la década de los ´90, es decir, corresponden a soluciones habitacionales construidas bajo la instauración de la política habitacional emanadas de los gobiernos democráticos, mientras que los demás son barrios que datan y corresponden a distintas décadas, manifestando el correlato urbano de distintos momentos históricos de la política habitacional chilena. En este sentido, se presenta una invaluable oportunidad de replicabilidad de modelos de gestión para distintas tipologías de conjuntos, con procesos de consolidación distintos y estructuras sociales muy diversas, mediante una adecuada sistematización de dica experiencia progrmática.

Si se considera las comunas que mayormente presentan barrios identificados por el programa, se tiene que estas corresponden a: Cerro Navia, Estación Central, La Florida, La Granja, La Pintana, Lo Espejo, Puente Alto y San Ramón. Dichas comunas, en conjunto, representan cerca del 50% del total de viviendas consideradas por el programa, las cuales equivalen a cerca de 21.029 unidades. Si se considera que el AMS está compuesta por 34 comunas y si se le restan las 6 comunas que no presentan barrios como parte del programa, se tiene que el 50% restante se localiza en las otras 20 comunas. Es decir, desde el punto de vista del porcentaje de participación en el programa, existe una tendencia marcada de considerar los barrios de las comunas señaladas anteriormente, lo que implica un desafío desde el punto de vista de la asignación territorial equitativa de recursos disponibles.


Fig. 1 Localización de barrios al interior del AMS


EXCLUSIÓN SOCIAL Y BARRIOS EN EL AMS

El análisis de la variable exclusión social se realiza sobre la base de la información reportada por el Sistema de Información en Vivienda (SIV) del INVI, específicamente la relación apunta a visualizar, por un lado, la distribución de los Grupos Socioeconómicos (GSE) predominantes a nivel de manzana censal, y por otro, la localización del universo de barrios considerados por el programa.

Según la figura 2, se aprecia claramente la relación entre los barrios del PQMB y los GSE menos favorecidos desde el punto de vista económico-social. La homogeneidad social de los sectores de las comunas que presentan barrios participantes del programa viene a reafirmar la idea de que, en la mayoría de los casos, corresponden a territorios donde la mixtura socioeconómica interna no pareciera ser diversa, ni mucho menos que existan las posibilidades de acercamiento e interacción entre grupos sociales distinos, entendiéndo la segregación residencial como la diferenciación social y espacial del territorio, según distribución de riquezas, dinero, poder, y estándar de las redes de infraestructura de servicios, transporte y telecomunicaciones; todo lo que condiciona distintos grados de inserción del habitante y conjunto habitacional en el sistema urbano- territorial (6).

Se puede mencionar entonces que el principal desafío, desde el punto de vista de la integración barrial, apunta a generar las condiciones propicias para incrementar la proximidad física entre el grupo social que habita los barrios con aquellos que, en primera instancia, no pertenecen al grupo en cuestión. Lo anterior apunta a identificar tanto los factores endógenos como externos que influirían de manera desiciva sobre la consecución de dicho objetivo, considerando la articulación de actores sociales, públicos y privados, en la creación de una dinámica propicia de integración, primero territorial, y posteriormente, social (7).

Lo mencionado anteriormente, apunta a considerar que las intevenciones sobre el territorio deben considerar, desde el punto de vista de la eficiencia de recursos y objetivos de los diversos programas tendientes a impactar positivamente sobre las estructuras socio-territoriales, la escala de intervención sobre la cual se generan, en el entendido que que ésta permite –o restringe- una adecuada ejecución de las estratégias tendientes, para el caso de análisis, a la recuperación de territorios vulnerables desde el punto de vista socioeconómico, puesto que la consideración de la escala de análisis permitirá identificar los agentes que participan activamente en el proceso de construcción y reproducción del espacio urbano. Del mismo modo, lo anterior permite interactuar con el resto de las esferas que tienen incumbencia en el ámbito urbano, puesto que una estratégia integral de intervención territorial debe considerar los impactos y oportunidades que ofrecen los diversos actores urbanos, asi como tambièn, generar condiciones óptimas y propicias para atraer y focalizar diversas inversiones en cuanto infraestructura urbana, que para la mayoría de los casos aparece como la principal falencia en cuanto a herramientas se inserción territorial, en el entendido del impacto que generan sobre la calidad de vida de los ususario/beneficiario directos.

Considerando lo anterior, se tiene entonces que la articulación concatenada de los diversos actores y agentes urbanos, actuándo en sus respectivos niveles, generará eventualmente la instancia de integración a la geografía de oportunidades que ofrece la estructura urbana en su conjunto, posibilitando de esta forma una integración social más expedita y no de un perfìl utòpico como se plantea, muchas veces, en las diversas estratégias de intervención del territorio.


Fig. 2 GSE predominantes y Localización de barrios del PQMB

ACCESIBILIDAD A TRANSPORTE PÚBLICO Y LOCALIZACIÓN DE BARRIOS

La lectura espacial que surge, se expresa a través de la relación entre la localización del universo de conjuntos de vivienda social construidos en el AMS entre los años 1980 – 2003, el universo de los barrios contemplados por el PQMB respecto a la red de transporte público del Plan de Transporte Urbano de Santiago (Transantiago).

Según se observa en la figura 3, se aprecian niveles diferenciados en cuanto a la localización de los conjuntos de vivienda social respecto a los barrios contemplado en el PQMB, en el sentido de que estos últimos se caracterizan por presentar una ventaja en cuanto a la cercanía a las vías troncales que componen la red del sistema, en desmedro del universo de vivienda social, que a modo general, se localiza en los sectores servidos principalmente por los arcos que componen la red de buses alimentadores, los cuales a un año de la implementación del Plan Transantiago, adolecen de serias falencias en cuanto a su frecuencia y tiempos de viajes entre los pares origen-destino relacionados con la actividades de empleo y estudios hacia los sectores céntricos del AMS.

Se hace necesario precisar, no obstante, que si bien la gran mayoría de los barrios contemplados por el PQMB presentan las características descritas anteriormente, existe un porcentaje menor que se caracteriza por presentar una localización más cercana a las vías alimentadoras, en este sentido, es posible vincular dichos barrios con la identificación de las zonas con mayor niveles de deterioro físico-espacial (ver figura de unidades territoriales), es decir, aquellos barrios contemplados por el PQMB que tienden a presentarse más bien cercanos a vías de segunda categoría en el contexto de la jerarquización de la red de transporte público, coinciden en proximidad y localización con los conjuntos de vivienda social identificados al interior de las unidades territoriales con mayor nivel de deterioro físico-espacial.

Fig. 3 Red de Transporte Público, Vivienda Social y Barrios

Fig. 4 Territorios según deterioro físico-espacial y localización de barrios

De esta forma, los barrios insertos en un escenario urbano, dislocados de las dinámicas funcionales de eficiencia y de oportunidades de desarrollo económico y crecimiento, cuyas características básicas son un alto desempleo, desvalorización de los bienes inmuebles, bajos niveles de ingresos de las familias por trabajo remunerado, absentismo y fracaso escolar, défi cit de habitabilidad, reducida actividad económica, etc.(8). Dichos problemas que afectan a conjuntos de viviendas sociales se asocian sin duda a procesos de exclusión social y segregación urbana, todos los que adquieren una nueva relevancia e intensidad fruto de fenómenos de diverso tipo, asociados a los procesos de globalización y al incremento de la sociedad de los fl ujos y la comunicación.
La exclusión social y el desempleo se concentran y se reproducen de manera crónica en los hábitat residenciales de viviendas sociales en el Gran Santiago, que corresponde a una generación de oferta de hasta casi 30 años atrás.
La concepción y la implementación de medidas integrativas y plurisectoriales susceptibles de ser eficaces en los barrios en difi cultades necesitan de políticas y estrategias de ciudad, de escala metropolitana para el caso de Santiago. En este contexto, se discute sobre la elegibilidad de las áreas urbanas intervenidas por el programa en mención, a partir de las actuaciones en barrios y su no correspondencia con el universo de conjuntos
de viviendas sociales con mayores dificultades de inserción en el sistema urbano metropolitano y su geografía de oportunidades. Ello se contrasta y se verifica con la identificación de territorios caracterizados por tener mayor nivel de deterioro físico espacial, según variables de bajo dinamismo de mercado de suelo, mayor distancia a centralidades de equipamientos y servicios urbanos, así como territorios de mayor concentración de grupos
socioeconómicos D y E, es decir de pobres urbanos, y sectores con menor dotación de infraestructura informacional y acceso a internet en los hogares.
Lo que se puede visualizar en la Figura 4, es la no correspondencia espacial de dichos territorios, con el universo de conjuntos de viviendas sociales y los 87 barrios que están siendo intervenidos en el presente periodo por el PQMB del MINVU. Bajo esta óptica, las medidas a favor de los barrios en dificultad son un aspecto crucial de un enfoque global de desarrollo sostenible de la ciudad en su conjunto, los que tenderían a corresponder a los
conjuntos de viviendas sociales de producción pública en un período de cuestionables estándares de calidad habitacional y nefastos efectos urbanos. El origen y la forma en que se ha configurado históricamente el espacio, condicionan en gran medida las operaciones de renovación futura. Es decir, es posible y necesario encarar acciones de renovación y de integración urbana, en la medida en que se reconozcan las nuevas modalidades de exclusión y segregación y que no se actúe, exclusivamente, en función o enclave de los problemas heredados.

CONCLUSIONES

Una primera constatación es la dispersión según patrón de localización de los barrios del PQMB en el escenario urbano consolidado del Gran Santiago.
Ello considerados barrios vulnerables que abarcan el amplio espectro de comunas del cinturón periurbano, con las ventajas de mayor impacto
espacial y social de la gestión pública, dada la presencia de barrios en 33 comunas a nivel de la región, de las cuales 28 integran el consolidado
urbano, involucrando por cierto a los gobiernos locales, dada la acción descentralizada con la cual se lleva a cabo el PQMB, y el rol estratégico que
adquieren los municipios en su gestión. Por lo tanto la definición de un universo de barrios vulnerables, presenta una mayor cobertura urbana territorial,
con efectos de dar a conocer e involucrar a un mayor número de gobiernos y administraciones locales, con los fines de traspasar un modelo de intervención pública en materia de regeneración urbana social, orientando el proceso de toma de decisiones para actuaciones conjuntas entre actores sociales e institucionales. Esto adquiere sentido desde una perspectiva de gestión descentralizada del aparato público del Estado.
Por el contrario, el patrón de localización de conjuntos de viviendas sociales es altamente concentrado en el AMS, conformando territorios segregados según escala y homogeneidad socioeconómica, correspondientes a la intercomuna sur (La Pintana, Puente Alto, y los bordes de San Bernardo, El Bosque, La Granja y San Ramón) y a la intercomuna nor-poniente (Pudahuel, Cerro Navia, Renca y Quilicura). En consecuencia, el patrón de localización de viviendas sociales requieren un criterio de actuación pública de focalización territorial respecto a la gestión de programas de esta naturaleza. Un segundo aspecto, es la menor correspondencia entre el patrón de localización de conjuntos de viviendas sociales, correspondiente a un stock habitacional asociado a procesos de deterioro físico y problemas sociales; y el universo de barrios vulnerables del programa. Surge la pregunta, sobre la necesidad de abordar a cabalidad, con programas integrales, las falencias de la gestión inmobiliaria social de carácter público en décadas pasadas. Ello es interviniendo en dichos hábitat residenciales, que según patrón de localización, están en una condición de mayor desventaja según la homogeneización socioeconómica de sus entornos urbanos, es decir, conjuntos que se emplazan en sectores de mayor concentración de pobreza urbana. Ello tiene una especial relevancia dados los montos de inversión contemplados para la ejecución del programa.
Desde el punto de vista de la centralidad de servicios y equipamientos, existe una fuerte disparidad entre la proximidad de los barrios vulnerables y la condición periférica de mayor desventaja de accesibilidad por distancia física, a la vez de encontrarse marginados de las áreas de influencia funcional de dichos sectores de concentración de servicios y comercio.
En consecuencia, se reconoce una condición de territorios de borde respecto a dicha centralidad de servicios y equipamientos, que impacta en gran medida al universo de conjuntos de viviendas sociales.
Reconociendo el sentido estratégico de la movilidad intraurbana, que otorga ventajas o desventajas a los distintos grupos que se localizan en el territorio urbano, así como la mayor dependencia que tienen los pobres urbanos del servicio de transporte público, importa el nivel de cobertura que puedan presentar los conjuntos de viviendas sociales. Así esta variable parece poco relevante desde la óptica de la mayor cobertura que tienen los barrios a dicho servicio. La situación en que se encuentran los barrios vulnerables insertos en las cuencas operativas de la red servida por transporte público contrasta con la condición periférica y terminal a la red de alimentadores del sistema en que se encuentran los conjuntos de viviendas sociales.
El mapa socioeconómico del Gran Santiago, ha sido caracterizado por muchos investigadores como un escenario de desigualdad y segregación socioespacial y socioeconómica de los hogares. Los barrios se localizan según patrón de distribución en un cinturón peri-urbano, territorios que se caracterizan por una condición de mayor heterogeneidad socioeconómica de hogares. Ello, otorga claramente a los habitantes de los barrios mayores ventajas para insertarse en el sistema urbano y articular oportunidades laborales, acompañados por una menor escala de dicha segregación socioeconómica de sus entornos urbanos. A su vez, los conjuntos de viviendas sociales responden a un patrón de mayor segregación socioeconómica, en el sentido que su entorno urbano se asocia, a mayor escala, a territorios socioeconómicamente homogéneos. Parece plausible que un segundo periodo de implementación de un programa integral de regeneración barrial considere la variable de localización de los futuros barrios en el sistema metropolitano.
Finalmente, desde la perspectiva de focalización de la inversión pública con modelos de gestión integral y descentralizada sobre el universo de conjuntos de viviendas sociales asociados a procesos de exclusión social, dados por su condición de segregación socioeconómica, mayores distancias a los centros y subcentros de comercio y servicios metropolitanos y cobertura Terminal de la red de transporte urbano en directa relación a mayores tiempos de desplazamientos intra-urbanos, se recomienda la implementación de una segunda etapa de programas y estrategias que apunten a la regeneración barrial, considerando las relaciones funcionales y espaciales con el sistema urbano metropolitano.

NOTAS

3 MINVU, 2007
4 MINVU, 2007
5 Comuna del AMS que se caracteriza por un elevado status socioeconómico de su población y que nunca ha albergado en su territorio proyectos asociados a construcción de vivienda social.
6 INSTITUTO DE LA VIVIENDA (INVI). Glosario de Hábitat Residencial.
7 SABATINI, 2000
8 TIRONI, 2004

Siglas
AMS: Área Metropolitana de Santiago. Territorio urbano conformado por 34 comunas pertenecientes a la Región Metropolitana.
CDV: Consejo Vecinal de Desarrollo. Organización barrial clave para la formulación de los proyectos y etapas en los barrios a intervenir.
Está conformado por dirigentes barriales (pobladores) elegidos democráticamente por los vecinos.
GSE: Grupos Socioeconómicos. Clasificación de los hogares según 5 grupos: Alto (ABC1), Medio-Alto (C2)- Medio (C3)- Medio-Bajo (D) y Bajo (E)
INVI: Instituto de la Vivienda – Universidad de Chile
MINVU: Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
PQMB: Programa Quiero Mi Barrio.
RM: Región Metropolitana. División político Administrativa conformada por 52 comunas.
SIV: Sistema de Información en Vivienda.

ARTÍCULOS DE REVISTAS
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LIBROS
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MEMORIAS DE TÍTULO
ARIAS, Gonzalo. Análisis Locacional de la vivienda social en el Gran Santiago: Hacia la identificación de posibles territorios de interés en materia urbano habitacional. Período 1980-2003. Memoria para optar al título profesional de Geógrafo. Santiago, Chile, Universidad de Chile. 2008.