Revista invi Nº 55, Noviembre 2005, Volumen 20: 48 a 81

PARTICIPACIÓN Y HÁBITAT: ¿SUEÑO POSIBLE O RELACIÓN NO DESEADA?

Jaime Hernández García

El presente artículo se concentrará en las relaciones que se tejen en los sectores de hábitat popular de periferia entre los pobladores y su entorno; cómo estas relaciones transforman y mejoran la calidad de vida de la población. Sectores que en ciudades como Bogotá son mayoritarios y crecientes con grandes carencias en lo económico y en lo social, así como en servicios e infraestructura urbana. Han crecido a espaldas de la planeación económica y urbana, y en gran medida se han desarrollado a partir de la iniciativa y posibilidades de sus propios habitantes. Han construido y apropiado su hábitat, han desarrollado y expresado sus sueños de futuro a partir de una construcción colectiva explícita e implícita, de una visión comunitaria no siempre compartida pero presente, y a través de unos mecanismos de participación a veces brindados y otras muchas exigidos. Se presentarán algunas reflexiones a partir de la exploración del tema en las periferias de Bogotá, reflexiones que fundamentalmente invitan a pensar con mayor seriedad y profundidad en el papel del poblador como agente de creación, transformación, mejoramiento y expresión de su hábitat urbano. Finalmente se harán algunas observaciones en torno a la pregunta que plantea el articulo: ¿es la participación en el hábitat un sueño posible o una relación no deseada?

Palabras clave: hábitat popular, participación comunitaria, iniciativa local, identidad.

This paper deals with the relationships that are held in urban areas called: habitat popular de periferia (something similar to "Low Income and Periphery Settlements, although part or the paper is to discuss this name), between the communities and their urban environment; studying how these relations change and improve the quality of life in those areas. These areas in cities such as Bogotá are very big and are permanently growing up, there are areas with huge shortfalls in economical and social terms, the same as in public services and infrastructure. These areas have been growing in spite of the city itself, not taking into consideration any urban or economic policy or plan; instead of there have been growing only by means of the initiatives and possibilities of the own dwellers of these areas. The people themselves have built and improved their habitat, have built and shared their dreams and ideas about the future, have built a community vision not always explicit but always "there", have used formal and informal participation channels to achieve their goals. This paper will discuss some issues that arise from studying the topic in periphery urban areas of Bogotá, ideas that invite to think more seriously and deeply the role of people as the leading actor in building, upgrading and expressing their own urban environment. Finally, there will be some comments on the question that motivated the paper: is the community participation in low income and periphery settlements a possible dream or is it something just not suitable or appropriate?

Keywords: Low Income and Periphery Settlements, Community Participation, Local Initiative, Identity.

INTRODUCCIÓN

El presente artículo hace parte de la investigación denominada: PARTICIPACIÓN COMUNITARIA EN EL HÁBITAT POPULAR DE PERIFERIA, UNA MIRADA DESDE LA ESTÉTICA SOCIAL (1). Se concentrará en las relaciones que se tejen en estos sectores de ciudad entre los pobladores y su entorno; cómo estas relaciones transforman y mejoran la calidad de vida de la población. Se presentan unas reflexiones a partir de la exploración del tema en las periferias de Bogotá, reflexiones que fundamentalmente invitan a pensar con mayor seriedad y profundidad en el papel del poblador como agente de creación, transformación, mejoramiento y expresión de su hábitat popular urbano.
Los sectores de hábitat popular de periferia en ciudades como Bogotá, son mayoritarios y crecientes; son sectores de ciudad con grandes carencias en lo económico y en lo social, así como en servicios e infraestructura urbana. Han crecido a espaldas de la planeación económica y urbana, y en gran medida se han desarrollado a partir de la iniciativa y posibilidades de sus propios habitantes. Han construido y apropiado su hábitat, han desarrollado y expresado sus sueños de futuro a partir de una construcción colectiva explícita e implícita, de una visión comunitaria no siempre compartida pero presente, y a través de unos mecanismos de participación a veces brindados y otras muchas exigidos.
El artículo parte de una mirada integral de territorio entendiéndolo como el lugar físico, pero también el lugar simbólico donde la vida se desarrolla, tema especialmente pertinente en estos sectores de ciudad donde esta relación se construye de manera tan fuerte. Después de presentar la metodología de la investigación (2), se hará una breve discusión en torno a los siguientes temas: hábitat popular de periferia, participación comunitaria y espacios normativos en Colombia que permiten y promueven la participación en el hábitat, para desde estos insumos revisar los casos documentados que se han estudiado en la investigación. Finalmente se harán algunas observaciones en torno a la pregunta que plantea el articulo: ¿sueño posible o relación no deseada?.
La exploración toma en cuenta lo urbanístico y lo económico, pero el habitar supera estos aspectos y se adentra en temas como las relaciones de las personas y las relaciones de ellas con su entorno; es decir, los vínculos que se construyen entre las personas y "su" territorio. Estas relaciones están presentes en todos los territorios pero son más fuertes y casi más "viscerales" en los sectores de hábitat popular, seguramente porque en gran medida esta relación se ha dado en base a la necesidad, razón por la cual los logros son más grandes, más importantes.
"El territorio sería el espacio apropiado y valorizado - simbólica y/o espiritualmente - por los grupos humanos" (Raffestin, 1980: 129 y ss). Esta apropiación - valoración puede ser de carácter instrumental - funcional o simbólico - expresivo. En el primer caso, se enfatiza la relación utilitaria con el espacio (por ejemplo, en términos de explotación económica o de ventajas geopolíticas): mientras que en el segundo se destaca el papel del territorio como espacio de sedimentación simbólico - cultural, como objeto de inversiones estético - afectivas o como soporte de identidades individuales" (3).
Se parte de esta definición de territorio que hace Giménez, la cual se ve respaldada en la literatura desde muchos otras visiones, desde Gourhan, 1965: "La etnología y la geografía han demostrado ya muchas veces la estrecha relación existente entre la organización social de los grupos humanos y la manera como estos conciben y construyen su hábitat: la organización del espacio habitado, no solo es una comunidad técnica, sino que como el leguaje es la expresión simbólica de un comportamiento globalmente humano", o Amos Rappoport, 1972, cuando habla de que las viviendas y los asentamientos son la manifestación visible de los modos de percibir la realidad, por lo tanto las formas existentes son el resultado de unos deseos tanto individuales como comunitarios en cuanto a la obtención de un entorno ideal. Más recientemente, en Knox, 2005, en un artículo publicado en The Journal of Urban Design: "This paper explores the interdependence between urban design and the social construction of place"(4). El interés y la reflexión sobre el tema continuan.
Hay una clara indicación de que tanto la creación como la transformación de un espacio habitado, tanto urbano como arquitectónico, debe superar la sola idea de lo material, para entender y prospectar lo inmaterial, entendiéndolo desde al menos lo social y lo cultural. Un territorio "es" en cuanto significa algo para alguien, cuando una comunidad le da significado a través de la acción de habitar. Es entonces fundamental entender y profundizar sobre las relaciones de las comunidades con su entorno, desde cómo lo construyen, hasta cómo lo transforman y lo expresan.

METODOLOGÍA

El proyecto es una investigación documental de carácter básico, que se aborda a partir de autores que se han aproximado al tema desde distintos ámbitos y escenarios, y de revisión de experiencias debidamente respaldadas. Es básica porque su utilidad es para realizar una caracterización sobre la realidad de un proceso de producción y expresión en sectores populares urbanos de periferia, y no se plantea ninguna táctica o forma de aplicación para generar transformaciones sobre la realidad estudiada.
El proyecto se aborda a partir de un esquema de análisis y síntesis: análisis, por una parte, de los espacios normativos que prevé la ley colombiana para la participación comunitaria, y por otro lado de las experiencias documentadas de mejoramiento, construcción, producción y expresión de hábitat popular de periferia.
Síntesis, al unir un tema con el otro permite hacer una lectura de la percepción de lo habitable del entorno con relación a las "expectativas" y las formas de cohesión del tejido social. Donde si bien la producción es la que se percibe, lo importante detrás de esto es la consolidación, formación, fortalecimiento, cohesión de este tejido, de dinámicas organizativas, de formas de organización social que permitan y promuevan iniciativas de mejoramiento continuo.
La construcción conceptual de la investigación se hace mediante el proceso de tejer las relaciones interdisciplinarias de la estética social, el hábitat popular urbano y la participación comunitaria, con miras a escenarizar espacios transdisciplinarios para mantener en el análisis niveles de profundización de los factores que intervienen permitiendo así cumplir con los objetivos del proyecto.
La formulación metodológica del proyecto se trabaja a partir de los siguientes escenarios:

•Consolidación de un marco teórico sobre estética social, hábitat popular urbano de periferia y participación comunitaria.
•Exploración de los espacios normativos que prevé la ley colombiana para la participación comunitaria en el hábitat urbano, en especial del hábitat popular de periferia.
•Revisión de experiencias documentadas(cid:2)5 de mejoramiento, transformación , producción y expresión de hábitat popular de periferia a partir de procesos de participación comunitaria.
•Identificación, a manera de síntesis, de ventajas y desventajas de esta manera de producir y expresar ciudad.
•Identificación, igualmente a manera de síntesis, de los retos y las oportunidades que esta alternativa de desarrollo y consolidación de periferia urbana ofrece a la ciudad y a los ciudadanos.
Para finalmente hacer un análisis de cómo el poblador produce, transforma y/o mejora su entrono habitable; y cómo lo expresa dentro de lo tangible del mismo. Sin embargo, no se pretende hacer una valoración de esta producción (como se explicó antes), se pretende entenderla y anotar sus aciertos y dificultades en torno a las "expectativas" y las formas de cohesión del tejido social, donde será muy importante establecer la consolidación, formación, fortalecimiento y cohesión de este tejido, de dinámicas organizativas, de formas de organización social que permitan y promuevan iniciativas de mejoramiento continuo.

HÁBITAT POPULAR DE PERIFERIA

Al abordar el hábitat popular la primera cuestión que surge es definirlo, saber a qué nos referimos y por ende, qué esta por fuera del mismo. Iniciamos por explorar la literatura general y especializada y lo primero que encontramos es que el término no es único, es decir, existen varios términos para definir y caracterizar aparentemente lo mismo. Pareciera o bien que se usara indistintamente, o que según el autor se prefiriese un término sobre otro, o incluso que la "sumatoria" de los distintos términos nos diera una definición general.
En una exploración no exhaustiva encontramos términos como: sectores populares, sectores marginales, sectores subnormales, sectores periféricos, asentamientos precarios, asentamientos informales, hábitat popular, hábitat popular de periferia, ciudad popular o simplemente sectores pobres de las ciudades. Si la exploración se hace en inglés (de donde viene mucha de la bibliografía), la diversidad es menor pero existe, por ejemplo: low income settlements (asentamientos de bajos ingresos) o squatter areas (áreas de invasión)(6).
Es interesante señalar cómo los distintos términos identifican ciertas características, pero también ciertas posiciones; desde lo subnormal e informal, haciendo una clara referencia a una valoración negativa necesariamente (no son normales ni son formales), hasta los que expresan ubicación: periferia. También hay las miradas que pretenden ser muy técnicas o economicistas: asentamientos precarios o sectores pobres urbanos, que si bien señalan una de las características más importantes, no es la única ni tampoco es una condición clara y evidente para todos (¿pobre con relación a qué?). Nos quedan aquellas como hábitat popular o ciudad popular, que si bien son menos precisas que las anteriores, indican de entrada una serie de características, no solamente la informalidad o la pobreza, o incluso que se entiende algo más que la vivienda solamente.
Cada uno de estos términos habla de ciertas características, indicándonos, como se dijo antes, que la definición completa se encontraría en la sumatoria de todos ellos. Pero indicándonos igualmente que no hay consenso, que no hay en la literatura un concepto claro de universal entendimiento, que si usamos cualquier término debemos definirlo ya que se puede entender de manera distinta. Para el caso de este proyecto de investigación usaremos "hábitat popular de periferia", y a continuación exploraremos su significado posible y su relación con el tema que nos ocupa.
Abordar el tema inicia por entender el crecimiento de las ciudades, y en especial el crecimiento de los sectores pobres urbanos y de cualificar sus condiciones y circunstancias. Sectores que crecen rápidamente, debido en gran medida a que son estos lugares donde llegan los nuevos pobladores urbanos por razones diversas, además del crecimiento de la población. Talvez por esta misma razón son asiento igualmente de muchas de las dificultades sociales, económicas y ambientales de las ciudades, y por ende, urbanísticas.
"Este fin de siglo encuentra a una Latinoamérica urbanizada. Es un continente de ciudades y de población predominantemente urbana. Pero paradójicamente se ha convertido en el escenario de la polarización de producción de riqueza y de concentración de pobreza. 3.500 ciudades de más de 100.000 habitantes concentran el 77% de la población total y el 90% de los hogares pobres"(7).
A este primer factor: el crecimiento urbano por causas del crecimiento de la población y del desplazamiento forzado y voluntario (8) (mayoritariamente los desplazados se ubican inicialmente - y muchas veces de manera definitiva - en las periferias); se le suma un segundo: son sectores de ciudad con grandes carencias en lo económico y en lo social, así como en los servicios e infraestructura urbana. Dentro de este panorama y ante la necesidad de la gente, encontramos el tercer factor: la iniciativa que toma el poblador (porque no tiene otra opción) de desarrollar su propio entorno, desde conseguir el lote, construir su vivienda o gestionar su construcción y lograr los servicios públicos básicos.
Hoy en día en ciudades como Bogotá más de la mitad de su paisaje urbano ha sido desarrollado espontáneamente por la gente, a espaldas de la planeación económica y urbana, y a partir de la iniciativa y las posibilidades de sus propios habitantes. Han construido y apropiado su hábitat, sus viviendas, y han desarrollado y expresado sus sueños de futuro a partir de una construcción colectiva explicita e implícita, de una visión comunitaria no siempre compartida pero presente, y a través de unos mecanismos de participación a veces brindados y otras muchas exigidos.

El desarrollo urbano en Colombia ha distanciado lo físico de lo social, las políticas buscan unos intereses que no siempre corresponden a los intereses de los distintos agentes sociales afectados por tales propuestas. Las políticas buscan la organización del territorio, la valoración del suelo urbano, la acumulación del capital, la plusvalía de las acciones sobre el territorio; alejándose normalmente de la posibilidad de resolver problemas habitacionales y de equipamientos colectivos.
En los sectores pobres urbanos este divorcio (entre lo físico y lo social) es aun más dramático, y la evidencia en la ciudad es que más del 50% de los barrios de Bogotá tuvieron un origen ilegal, pues la gente urbaniza, construye su vivienda y suministra servicios públicos y hasta sociales. Es un desarrollo urbano (y diseño) controlado por la gente; la gente gestiona, financia, controla el espacio y el desarrollo, y la intervención estatal es mínima o inexistente (9).
Estos sectores son entonces, por su tamaño y su complejidad, cruciales dentro del desarrollo de la ciudad; allí se ubican gran parte de los problemas urbanos en su traducción social, es decir, son asiento de mucha de la pobreza de las ciudades. Es claro que la problemática de estos sectores es amplia y con múltiples relaciones en lo social, económico, ambiental, político y estético; pero es igualmente claro que en estos sectores existe una producción y expresión de hábitat particular, que bien merece la pena en conocerlo y profundizar sobre él, ya que nos puede arrojar claves para su mismo mejoramiento.
Estos sectores, que en este momento podemos denominar como sectores de hábitat popular de periferia (10), son sectores de ciudad que tienen como una de sus características principales que en gran medida han sido producidos y/o transformados por sus mismos habitantes (11). Asentamientos que se inician de manera "normal" (compra de lo t e s urbanizados o sin urbanizar a entidades públicas o privadas), clandestina (lotes que se compran a urbanizadores piratas), o incluso mediante invasión de terrenos (12); asentamientos que indistintamente de su origen al cabo de los años mediante autogestión dirigida y/o no dirigida (incluyendo autoconstrucción en muchos casos), logran desarrollarse tanto en lo urbanístico (muchas veces de manera escasa) como en la construcción de sus viviendas. Sin embargo, las características físico - ambientales no son solo las que identifican estos sectores, son sus características económicas, sociales, culturales, de desarrollo y de expresión muy particulares, lo que hacen a estos sectores distintos a otros asentamientos de la ciudad.
Es importante mencionar cómo estos sectores se van desarrollando y consolidando, en una porción importante, a partir de las iniciativas y posibilidades de los pobladores (y mediante procesos inducidos y no inducidos), iniciativas que no son necesariamente escogidas libremente, pero que producen y expresan ciudad. Otra característica importante de estos sectores de ciudad es la carencia, la carencia de lo económico inicialmente, pero también en los servicios e infraestructura; pasando por oportunidades laborales y opciones de recreación y cultura. Son asentamientos que se inician muchas veces de manera muy precaria, y otras tantas a espaldas de la planeación de la ciudad; sin embargo, en el transcurso del tiempo estos asentamientos se van mejorando progresivamente, y hay quienes aseguran que en términos de valor agregado este mejoramiento progresivo logra mejores resultados en lo económico y social que los asentamientos desarrollados por el sector público o privado (13).
En resumen, los sectores de hábitat popular de periferia son aquellos sectores de ciudad con características económicas y sociales particulares que se van desarrollando y consolidando con el tiempo, donde conviven, muchas veces mezclados, varios orígenes y formas de producir y expresar ciudad. Pero cuyo común denominador son los pobladores, pobladores que a medida de sus posibilidades y de los espacios económicos, sociales y de participación, van creando, transformando, mejorando y dándole forma y expresión a su hábitat.
Hasta ahora hemos abordado el hábitat popular sin mencionar demasiado la vivienda; sin embargo, es importante señalar que el hábitat popular (más que otros sectores de ciudad) se define en gran medida en su relación con la vivienda, ya que es esta última la que le da su origen. El habitar se enmarca en un hecho urbano y social, pero se entiende desde el hecho del cobijo, de la vivienda.
La vivienda que se encuentra en los sectores de hábitat popular de periferia sigue exactamente los mismos parámetros que explicamos anteriormente, donde el desarrollo a partir de las iniciativas y posibilidades de los pobladores dentro de un contexto económico, social y cultural muy especial y "distinto" a otros sectores, es su principal característica.
La vivienda popular que se encuentra mayoritariamente en los sectores de hábitat popular (descritos anteriormente) tiene como característica que es la vivienda que autogestiona la gente, de manera individual o colectiva, casi siempre porque no tienen otra elección (en términos económicos fundamentalmente). Difiere radicalmente de la vivienda producida por el Estado o por los constructores privados. Tiene connotaciones de informalidad, falta de planeación, autoconstrucción y en muchos casos de clandestinidad en su origen. También es importante anotar que es la forma mayoritaria como los "pobres urbanos" se proveen a sí mismos de vivienda, implicando también que en gran parte es la manera como están construidas nuestras periferias urbanas, caso concreto de Bogotá.
En resumen, la vivienda popular es la que se ubica en estos sectores de ciudad y que es predominantemente gestionada por el poblador, ya sea porque la autoconstruya, porque la compre y la transforme, porque adquiera una primera etapa y la desarrolle de manera progresiva, porque de manera colectiva y/o con asistencia técnica la desarrolle y/o la adquiera. La vivienda popular es fundamentalmente distinta a la vivienda social producida por el Estado o el sector privado.
Finalmente, podemos decir que en los sectores de hábitat popular de periferia se teje una relación muy estrecha entre el territorio y sus habitantes, ya que existe una apropiación funcional y una valoración simbólica que se han construido a lo largo del tiempo y la precariedad, a partir del esfuerzo de sus propios pobladores. Intentar comprender esta apropiación y valoración, para poder prospectarla, es interés del proyecto de investigación que origina este artículo.

 

PARTICIPACIÓN COMUNITARIA EN EL HÁBITAT

América Latina es un continente de ciudades, de grandes ciudades, y Colombia no es la excepción, aunque es inevitable pensar que mejorar las condiciones del campo es absolutamente necesario para impedir o al menos controlar la migración. También es necesario trabajar en las ciudades para mejorar la calidad del hábitat de quienes ya viven y sobreviven en ellas.
Es indispensable, entonces, encontrar esquemas que regulen el crecimiento urbano, que tengan en cuenta la existencia en nuestras ciudades de altos niveles de informalidad en los patrones de asentamiento espacial: invasiones, urbanizaciones piratas, barrios ilegales, posesiones irregulares. Además del crecimiento sin planeación de los centros urbanos, se le agrega esta informalidad, que viene como consecuencia de flujos de población expulsada del campo - y de pequeños centros poblados- que llegan a demandar servicios y fuentes de ocupación, para lo cual la ciudad no está preparada.
Es evidente que frente a esta informalidad, se produce una dicotomía entre dos ciudades, entre dos maneras de pensar y usar la ciudad: una formal, acogida por las normas que regulan el crecimiento y la utilización del espacio urbano, y otra informal, donde no se cumplen las normas, con carencia de prácticamente todo, y con crecimiento urbano de supervivencia, espontáneo y al margen de la "otra" ciudad. Dicotomía ésta que acompaña distintas formas de manifestación social y cultural, que pretenden encontrar un espacio en la ciudad, encontrar una solución al problema del techo y de servicios.
Se parte del hecho de que la planeación centralizada y en manos exclusivamente de los "expertos" ha demostrado un gran distanciamiento con la realidad: y en la práctica los problemas siguen en aumento muy a pesar de las opciones propuestas de manera centralizada. Igualmente, la falta de participación de la comunidad hace aparecer al Estado como paternalista y único responsable de la solución de los problemas de toda la población. Sin negar la importancia de los aspectos técnicos y teóricos que deben sustentar los planes, es claro que la tendencia descentralizada hace posible con mayor énfasis la presencia de la comunidad en estos procesos y garantiza un mayor nivel de acercamiento a la realidad.
La participación comunitaria es el proceso mediante el cual se prevé, en conjunto con el grupo social específico, la organización de los recursos humanos, físicos, financieros, técnicos, etc. con el fin de alcanzar los objetivos y las metas planteados de acuerdo con los problemas prioritarios, definidos en tiempo y espacios determinados. Recordando que como es un proceso que involucra a la gente desde su concepción hasta el desarrollo, evaluación y posterior manejo, es necesario contar con otros mecanismos, estrategias y definiciones que los que usa la planeación "tradicional". Hay que empezar tal vez por clarificar que un espacio es mucho más que un hecho físico, es un producto social.
La participación comunitaria la componen dos actores: el grupo de población y un equipo asesor, en una relación de comunicación en dos direcciones. Lo anterior dentro de un entorno específico, constituido por las políticas públicas y las posibilidades económicas y de financiación, tanto estatal como privada.
El tema de la participación comunitaria en la producción y/o transformación de hábitat urbano lleva muchos años, y sus orígenes formales se pueden trazar desde los años 60s y 70s con la aparición de los movimientos comunitarios y contestatarios alrededor del mundo, donde se pedía más ingerencia de la gente en los asuntos que le son propios, como su hábitat. De manera más concreta, los proyectos de renovación urbana tipo "buldózer" (arrasar y edificar de nuevo), tan "famosos" en estos años, fueron de las primeras experiencias donde la gente activamente empezó a exigir mayor participación en las decisiones que tenían que ver con su habitar, al no permitir que algunos de estos proyectos se llevaran a cabo.
Desde 1950 las Naciones Unidas y sus organismos adscritos empiezan a utilizar el término desarrollo de la comunidad y, por ende, de participación. Participación de las comunidades en los proyectos de gobierno, aunque en estas primeras etapas más que una verdadera participación lo que se daba era una manera de legitimar unos planes que se diseñaban para los pobladores. Francisco Gómezjara se refiere al tema calificando la participación como un instrumento civil de difusión de las relaciones capitalistas en los sitios más distantes y rezagados, bajo los dictados e intereses del Estado (14) .
La participación de la comunidad siguió siendo más una pantalla que una realidad, y frases como 'Medicina Preventiva Civil' o 'Enfermera del Capitalismo' se escucharon en los años 70s. Autores como Robert Goodman, David Elliot, Francisco Gómezjara, Gerrir Guizer y John F. Turner, entre otros, escriben y controvierten sobre el tema, algunos desde posiciones muy alentadores sobre cómo l a participación comunitaria es una buena herramienta para la construcción de una sociedad más justa, hasta quienes argumentan todo lo contrario, entendiéndola como una herramienta con que las elites ejercen el poder.
Participación puede significar varias cosas diferentes para diferentes personas, inclusive puede significar cosas diferentes para el mismo grupo de personas, esto es, dependiendo de las circunstancias. Por esto lo complejo del concepto, más que en términos teóricos, en términos prácticos. Es un proceso en dos direcciones, en donde se comparte información, y donde la comunidad puede y debe influir en el proceso de toma de decisiones. Sin embargo, hay que hacer énfasis en que la participación no es la panacea que permite reducir el gran abismo existente entre el profesional y la comunidad. Es un medio para lograr ese objetivo, mas no es el objetivo en sí mismo. Y como recalcan varios autores, la participación puede llegar a convertirse en un arma de doble filo, puede ser una herramienta de desarrollo de la comunidad, pero también puede convertirse en una forma encubierta de manipulación.
A pesar de los riesgos, la participación es una interesante alternativa en la creación y/o transformación de un hábitat urbano. Varios autores agrupan las principales razones en las dos siguientes:

1.Para la creación de un hábitat que llene las necesidades del usuario: al construir un espacio, ya sea una vivienda o una ciudad, hay que tener gran cantidad de variables en consideración y por esto, la tarea se hace más difícil. Variables tanto físicas, como sociales, económicas y hasta estéticas, por sólo mencionar algunas, que al ponerlas juntas determinan los espacios a ser habitados por la gente. Y si a esto se le suma el factor de cambio de necesidades y deseos de la gente, la cuestión se complica aún más. Los arquitectos y otros profesionales que trabajan con el tema, toman todas es tas va r iab les de observaciones, estudios, estadísticas, entrevistas, etc.; y aunque es importante hacerlo, en la realidad se queda demasiado corto. Puede tomar años entender las calidades de un espacio, saber cómo la gente lo usa, su estilo y sus relaciones y aun así seguiría faltándole algo. Y es que después de todo, el usuario es el único experto en el tema de su propio hábitat. Hacer a un lado la gente es negarse el medio más efectivo de conocer un espacio (15).

2.Para la creación de un fuerte sentido de comunidad: el efecto positivo que tiene entre los participantes y las comunidades, pues refuerza y vitaliza a la comunidad en sí misma y la prepara para emprender proyectos de distinta índole , y de mejoramiento continuo de sus condiciones y su calidad de vida.
A partir de este tronco común, aparecieron distintas aplicaciones en el campo de la arquitectura y la ciudad. Una de ellas se denominó Arquitectura Comunitaria (16) o Arquitectura Social, la cual hizo carrera en los 80s y principios de los 90s, y aún parte de sus principios se mantienen vigentes:
"La Arquitectura Comunitaria está basada en el simple principio de que un espacio (urbano o arquitectónico) trabaja mejor si la gente que vive o va a vivir, trabajar y jugar en él, están involucrados en su concepción y manejo, en lugar de ser tratados como simples consumidores pasivos" (17).
Arquitectura Comunitaria parece un nombre rimbombante para una práctica que puede ser tan antigua como la humanidad misma. Antes de aparecer la industrialización en los diferentes países el hombre se proveía de vivienda por sí mismo, sin interferencia de arquitectos, constructores, ni ningún otro "técnico". Pero llegó la industrialización, las leyes del mercado, el capitalismo, etc.; y esto pasó a ser una parte más de ese engranaje, a nivel económico, social y estético.
La Arquitectura Comunitaria es pensar más en la gente, quien es la que construye y vive la ciudad, es buscar un desarrollo más armónico con sus semejantes y con el medio ambiente. Por lo tanto, se puede afirmar que la Arquitectura Comunitaria, además de ser más real (la gente actualmente construye su espacio), es también ecológica y social; es decir, pretende un desarrollo más lógico y equilibrado en armonía con el medio ambiente. La gente no puede resolver sus propios problemas porque carece de conocimiento y las habilidades para hacerlo; además que el sistema está dirigido para que los expertos sean los únicos que puedan intervenir. Los expertos no pueden resolver los problemas porque se han divorciado totalmente de la gente. El resultado es un medio ambiente mediocre, insensible y no consecuente con las necesidades de la gente. La Arquitectura Comunitaria pretende hacer algo al respecto (18).
En años más recientes el tema de la participación en el hábitat urbano ha tomado otras expresiones, así como ha trascendido el tema arquitectónico y urbano solamente, para adentrase también en la planificación y gestión de las ciudades, como por ejemplo la gestión ambiental urbana, o el presupuesto participativo, para mencionar tan sólo dos de las más importantes e interesantes. También merece la pena mencionar cómo la participación hace parte de la normativa actual de nuestro país, en cuanto al desarrollo territorial y la operacionalización de las decisiones urbanas, a partir de escenarios concretos que se han previsto para tal fin.
La participación comunitaria es entonces, actualmente, una herramienta vigente de producción y expresión de ciudad; para el caso de éste proyecto de investigación el interés radica en situarla en los sectores de hábitat popular de periferia para analizar su pertinencia, así como la expresión de entorno que genera.

ESPACIOS NORMATIVOS QUE PROMUEVEN LA PARTICIPACION EN EL HÁBITAT

Antes de la nueva Constitución Política de Colombia de 1991 se pensaba y se promovía desde el Estado que éste era el único responsable y capaz de adelantar y desarrollar procesos de planificación y desarrollo de los temas prioritarios para el país. Esto sucedía en teoría, ya que en la práctica -como se ha comentado antes-, los particulares emprendían acciones, en especial en torno al hábitat. Con la Constitución del 91 esto cambió radicalmente abriendo nuevas posibilidades, en este caso desde la teoría, es decir, desde la normativa, desde la política pública.
La nueva Constitución afirmó nuestra multiculturalidad, y la necesidad de la participación de todos para construir un país más incluyente; además de reconocer tácitamente la incapacidad del Estado de proveer de todas las necesidades a sus ciudadanos.
Con la Constitución del 91 nace en Colombia la planeación participativa con el Artículo 339, que establece la concertación y los contenidos de los Planes de Desarrollo Local y Nacional. El Artículo 340 crea el Sistema Nacional de Planeación, del que hacen parte el Consejo Nacional y los Consejos
Territoriales de Planeación. Es decir que ningún plan de desarrollo puede aprobarse sin pasar por las instancias consultivas de los Consejos Territoriales de Planeación, asambleas o concejos. La participación de la comunidad en estos procesos de planeación hace que le den prioridad a los problemas básicos y necesidades que impiden que se puedan desenvolver como comunidades formales por sus condiciones de origen.
"La Constitución del 91 abrió así la puerta a una nueva concepción de la planeación basada en un modelo de Estado que interactúa con los agentes económicos y sociales bajo un principio de corresponsabilidad para la implementación de políticas públicas, en una perspectiva en que el primero ya no aparece como el ente omnipotente y omnipresente en la dirección de asuntos económicos y sociales, sino como fuente de iniciativas de desarrollo y como escenario de confrontación y concertación de estrategias para la construcción del bien común, a la luz de los principios democráticos" (19).
Estos espacios se concretan en la Ley 152 de 1994, que considera la participación ciudadana como fundamental especialmente en la instancia de los Consejos Territoriales de Planeación, los cuales son los principales escenarios para las discusiones de los planes de desarrollo. Consejos que deben contener la representación de los diversos sectores de la sociedad civil.
De manera específica, en torno al desarrollo territorial, es en 1997 con la Ley 388, con los siguientes artículos se promueve la participación comunitaria en decisiones que tienen que ver con el hábitat: Artículo 4: Participación democrática que busca fomentar la concertación mediante la participación de los pobladores y sus organizaciones. Artículo 126: La comunidad podrá organizarse en Veeduría para supervisar la ejecución de las obras que ha promovido. Y en especial el Artículo 22: De la participación comunitaria en el ordenamiento del territorio:
"Para efectos de organizar la participación comunal en la definición del contenido urbano del plan de ordenamiento, las autoridades municipales o distritales podrán delimitar en el área comprendida dentro del perímetro urbano, los barrios o agrupamientos de barrios residenciales usualmente reconocidos por sus habitantes como referentes de su localización en la ciudad y que definen su pertenencia inmediata a un ámbito local o vecinal".
Ya en 1998, con el Decreto 39, se regula y organiza la participación a través del Capítulo III- Encuentros Ciudadanos-, que en sus artículos del 6 al 9 establecen cómo se crean, convocan, integran y funcionan estos encuentros. Continúa el desarrollo del tema con el Acuerdo 13 de 2000, donde se reglamenta la participación ciudadana en la elaboración, aprobación, ejecución, seguimiento, evaluación y control de proyectos de la planeación local. Sin embargo, es en los Planes de Ordenamiento Territorial -POT- (actualmente en ejecución), que nacen de la Ley 388 de 1997, donde se canaliza y se pone en práctica todo lo que hasta ahora había sido legislado sobre el tema.
Dentro de los espacios de participación que surgen de la normativa se encuentran entre los más importantes(cid:2)20: las Juntas Administradores locales -JAL-, las Juntas de Acción Comunal -JAC- (aunque éstas surgieron mucho mas atrás en el tiempo, -ver mas adelante-), los Consejos de Planeación, los Consejos Municipales de Desarrollo Rural, las Veedurías Ciudadanas, las Juntas de Vigilancia, los Comités de Participación Comunitaria en Salud (COPACOS), los Distritos de Mejoramiento y Organización Sectorial (DEMOS), los Comités de Desarrollo y Control Social de los Servicios Públicos, los Gobiernos Escolares, los Consejos Municipales de Cultura, los Comités de Prevención de Desastres. Inventario incompleto pero que demuestra la gran cantidad y variedad de espacios de construcción colectiva que ha abierto la Ley, que sin embargo - talvez por su juventud- se muestran aún insuficientes y poco efectivos en la labor que desarrollan (21).
A pesar de lo anterior, los inicios de espacios normativos para la participación en el hábitat urbano (aunque no fueron exactamente creadas para eso) se pueden encontrar en Colombia desde los años 50 con la organización popular, concretamente con la Ley 19 de 1958, donde se reconoce a la Junta de Acción Comunal -JAC- como una corporación cívica sin ánimo de lucro compuesta por los vecinos de un lugar, que unen esfuerzos y recursos para procurar la solución de las necesidades más sentidas de su comunidad. Las Juntas de Acción Comunal fueron especialmente importantes en los sectores de hábitat popular, ya que, como se dijo antes, eran los mismos pobladores quienes promovían su propio desarrollo.
Las Juntas se convirtieron en los principales canales de participación y acción en estos sectores, y de manera concreta su trabajo se reflejó en la creación y mejoramiento de barrios populares.
Desde su creación tuvieron especial impulso en Bogotá, convirtiéndose a lo largo de las dos décadas siguientes en el único vínculo de la comunidad con el Estado para la consecución de sus demandas. Las JAC jugaron un papel muy importante en el proceso de consolidación de los barrios populares como aglutinadores de esfuerzos colectivos para la ejecución de obras de servicios públicos e infraestructura. Con el tiempo y el crecimiento de los barrios se crean nuevos actores, los cuales generan nuevas demandas como equipamientos recreativos y culturales, de educación, etc.
Gracias al apoyo que el Estado brindó a través de auxilios, surgieron un gran numero de JAC alrededor de los años 70, lo que resultó llevando a estos grupos a un clientelismo muy marcado ya que sus dirigentes locales, en su afán de mantenerse en ventaja de su posición política, ayudaban con donaciones, partidas, auxilios etc. y no se preocupaban por promover la organización barrial. Esto ocasionó que los auxilios fueran abolidos en la Constitución de 1991; por otro lado, las JAC se vieron debilitadas por la orientación del presupuesto más hacia las Localidades (las JAL) y menos hacia los barrios (22).
Las JAC fueron y siguen siendo uno de los principales escenarios de participación, sobre todo en las comunidades populares; son el eje de las actividades sociales, culturales y de las obras de infraestructura, servicios y espacio público que estos sectores necesitan. Aunque actualmente no tienen el poder ni los recursos de antaño, son una manera de generar liderazgo y de estar en contacto con el Estado aprovechando los programas que promueve a través de las diferentes entidades.
Las Organizaciones Populares de Base surgen en gran medida de las JAC, ya sea hacia el interior de ellas o como respuesta a necesidades específicas que éstas no pudieron abordar. Son actualmente otro espacio importante de participación comunitaria y se organizan en torno a actividades productivas, reivindicativas y/o culturales, entre las más importantes están las de mujeres y jóvenes. Estas nuevas experiencias asociativas se respaldan en los nuevos espacios normativos previstos en la ley y complementan importantemente l a participación de las comunidades, en especial en los sectores de hábitat popular de periferia.
En resumen, podemos afirmar que existe en Colombia una importante base normativa que permite y promueve la participación de l a comunidad en temas de creación y transformación de su hábitat. Que, adicionalmente, los sectores populares urbanos cuentan con una tradición importante de organización y gestión, en especial a través de las JAC y de las Organizaciones Populares de Base. Que aparentemente existen todos los elementos para pensar que una adecuada participación es posible y que puede arrojar resultados interesantes para el bien de las comunidades y de la ciudad.

LOS CASOS DE ESTUDIO

A pesar de la evidencia de que más de la mitad del paisaje urbano de Bogotá, concretamente de los sectores de hábitat popular de periferia, ha sido desarrollado espontáneamente por la gente, encontrar casos documentados (ver metodología) fue una de las principales dificultades de la investigación. Por lo anterior se debió optar por una revisión documental amplia, y sobre esos hallazgos seleccionar los casos adecuados para el proyecto. Los casos seleccionados fueron, entonces, los que en gran medida tenían alguna participación pública (razón por la cual se documentaban y se tenía acceso a la documentación) o los que por otros motivos se publicaban.
Se escogieron 30 proyectos que promovían el mejoramiento, la transformación, la producción y/o la expresión de hábitat popular de periferia a partir de procesos de participación comunitaria, con el ánimo de identificar ventajas y desventajas de esta manera de producir y expresar ciudad, no desde una perspectiva física solamente, sino desde una perspectiva social.
Esta exploración arrojó in fo rm a c ión interesante con relación a planes y programas desde entidades del gobierno y organizaciones no Gubernamentales, con relación a proveer espacios a las comunidades para desarrollar proyectos en estos sectores de ciudad.
Desde entidades del gobierno, entre las más importantes, se encontraron las siguientes:

•El Departamento Administrativo de Acción Comunal -DAACD-, el cual promueve la formación ciudadana, comunitaria y social, con el fin de fortalecer la capacidad de las organizaciones y de los servidores públicos para comprender y transformar las dinámicas sociales y políticas que se tejen en la ciudad. Concretamente el programa que manejó la entidad se denominó: "Obras con Saldo Pedagógico"(cid:2)23

•El Instituto de Desarrollo Urbano -IDU-, que se encarga de gestionar y ejecutar obras de carácter urbano como vías, espacio publico, etc., con programas que se preocupan por la participación comunitaria y la construcción de un mejor hábitat. Concretamente el programa que maneja la entidad se llama: "Obra por tu Lugar".

•El Instituto de Recreación y Deporte -IDRD-, que trabaja más hacia el espacio físico- ambiental y público, enfatiza también su relación con la comunidad, promueve la recreación, el deporte, el buen uso de los parques generando modelos d e sostenibilidad con la comunidad.

•El Jardín Botánico "José Celestino Mutis", que es el Centro de Investigación y desarrollo Científico del Distrito Capital, que contribuye al conocimiento, la conservación y el uso sostenible de la flora y su interrelación con la fauna asociada, en la ciudad y la región, promoviendo procesos educativos y participativos para generar una cultura en torno a l a sostenibilidad ambiental.

Desde organizaciones no gubernamentales(cid:2)24 entre las más importantes se encontraron las que se relacionan a continuación. Es de anotar que estas organizaciones en la mayoría de las oportunidades operan bajo uno de los programas gubernamentales descritos anteriormente, centrándose en procesos de capacitación y apoyando la organización y gestión de los proyectos.

•La Fundación Social, que trabaja en forma directa y continua con los sectores populares con la intencionalidad de que ellos se conviertan en actores sociales reales, con iniciativa y poder en las dinámicas del desarrollo.

•La Fundación Corona ha elegido centrar su acción en fortalecer las capacidades de las organizaciones comunitarias y estimular iniciativas ciudadanas que contribuyan a elevar la efectividad y responsabilidad de los gobiernos locales.

•La Corporación Viva la Ciudadanía, que es un acuerdo programático que actualmente la conforman ocho instituciones. Se ha interesado principalmente por lo s desarrollos legislativos, los planes nacionales y regionales de desarrollo, las políticas públicas en materia de derechos humanos y los derechos económicos, sociales y culturales y, en espacial, aspectos relacionados con los derechos de las mujeres y de las minorías étnicas (indígenas y afrocolombianos) , además de las reivindicaciones e intereses de los jóvenes.

Otra fuente documental que se usó para seleccionar los casos de estudio fue una publicación muy importante que tiene como objetivo documentar las historias de los barrios a partir de sus propios protagonistas. Publicación que si bien tiene un contenido literario, describe con detalle numerosos proyectos de producción y transformación de hábitat popular de periferia.

•Bogotá Una Historia Común, 1997. Este libro narra las historias de los barrios Juan Pablo II, La Isla del Sol y San Martín de Porres, desde sus inicios hasta su consolidación y legalización.

•Bogotá Una Historia Común, 1998. Se narran las historias de cómo el barrio el Policarpa logró consolidarse después de una larga y sufrida lucha con el gobierno, de la batalla ambiental que el barrio Britalia sostuvo por el relleno sanitario de Gibraltar y los problemas de infraestructura vial del barrio San Vicente de Ferrer.

•Bogotá Una Historia Común, Voces del Común, 1998. Trata historias barriales desde la perspectiva de los líderes de las Juntas de Acción Comunal. Se narran historias de los barrios Pio XII, Olaya Herrera, Humberto Valencia, Once de Noviembre, Casa Blanca, Santander, San José Spring, entre otros, relatando la creación y orígenes de los barrios, cómo se consolidaron, lograron construir las vías, los parques, las viviendas, etc.

•Bogotá Una Historia Común, 1999. Cuenta historias de los barrios Las Huertas, Buena Vista y Bravo Páez (Matatigres). Historias de las localidades de Bosa y San Cristóbal. Historias de JAC en su empeño de integrar a la comunidad y lograr a partir de esa integración la construcción de salones comunales y de viviendas.

•Bogotá Una historia Común, 2000. Este libro narra las historias de los barrios Mirador de Nutibara y Santafé especialmente, cómo fue el proceso de consolidación, la instalación de los servicios públicos y la construcción de sus viviendas.

De estas fuentes se escogieron 30 proyectos (ver tabla 1), que además de cumplir con los requisitos descritos, se desarrollaron a partir de tres actores: la comunidad organizada -en la mayoría de los casos a través de la Junta de Acción Comunal-, una organización no gubernamental -ONG- que apoyaba el proceso, y una entidad gubernamental a través de un programa dirigido.
Se encuentran once proyectos dentro del programa Obras con Saldo Pedagógico -OSP- del Departamento Administrativo de Acción Comunal - DAACD-: son parques, escaleras, vías peatonales y embellecimiento de fachadas, en barrios como la Estrella Sur y Arborizadora Alta en Ciudad Bolívar, San Isidro y la Andrea en Usme, La Joyita y la Castaña en San Cristóbal y Villa Sonia y Asovivir en Bosa, entre otros. Todos estos barrios tenían problemas para resolver de tipo urbano y arquitectónico, la comunidad realiza una propuesta con el apoyo de una ONG y la lleva a concursar en el Programa OSP, donde sale favorecida. El programa apoya con recursos económicos y técnicos, la ONG con capacitación y organización y la comunidad con algunos recursos faltantes y la mano de obra total o parcial. El programa OSP tiene un carácter pedagógico y al realizar estos proyectos busca como objetivo que la comunidad conozca y se capacite, además que desarrolle y consolide una organización comunitaria, para que pueda replicar l a experiencia en otros temas y lugares de su barrio.
Del programa Obra por tu Lugar -OPTL- del Instituto de Desarrollo Urbano -IDU- s e seleccionaron dos proyectos; un proyecto en la localidad de Fontibón, que se refería a l a recuperación de una vía y la adecuación del espacio publico, y otro muy parecido pero en la localidad de Ciudad Bolívar. El programa OPTL es similar en su forma de operar al OSP en cuanto a recursos económicos y técnicos que aporta en contrapartida a la participación de la comunidad; se diferencia, sin embargo, en que el tipo de proyectos que apoya son más de infraestructura y tienen un carácter menos pedagógico.
Del Instituto de Recreación y Deporte -IDRD- se seleccionaron 3 proyectos, 2 de ellos en el barrio Jerusalén de Ciudad Bolívar, los cuales plantean una malla de puntos de encuentro de espacio público y una forma de concienciar y hacer que la comunidad participe en la sostenibilidad del barrio. Un proyecto más en el barrio San Bernardino de Bosa, que se refiere a adecuación de espacio publico. Estos proyectos, apoyados por el IDRD, buscan mejorar el espacio público y tienen elementos de recreación y deporte como parte de su desarrollo.
Del Jardín Botánico "José Celestino Mutis" se escogieron 3 proyectos, en los barrios Islandia III, Danubio Azul y Madelena. Los 3 proyectos se refieren a recuperación de zonas verdes, donde l a participación del Jardín Botánico fue la donación de los árboles y la asesoría técnica para sembrarlos y mantenerlos.
Los restantes proyectos, 11 en total, se buscaron en la publicación "Bogotá Una Historia Común" de distintos años, los cuales se desarrollan en barrios como Policarpa, Britalia, San Vicente de Ferrer, Olaya Herrera, Santander, Juan Pablo II, El Libertador, entre otros. Estos proyectos son de diferentes escalas y tipos, como vías, arborización, recuperación y construcción de parques, y zonas verdes. Todos con participación activa de la comunidad, con o sin apoyo del gobierno -algunos con la colaboración de empresas privadas-, pues algunos de estos proyectos se realizaron cuando los barrios no habían sido legalizados.

PARÁMETROS DE ANÁLISIS (25)

Se parte de la definición de territorio como espacio "apropiado y valorizado por una cultura", apropiado en términos de su desarrollo físico y ambiental, y valorizado en términos de su desarrollo social y cultural. Se conjuga así la exploración teórica del proyecto con los casos analizados y se desarrollan los parámetros que servirán de base para mirar estos casos, buscando hacer observaciones en torno a esta forma de producir y expresar ciudad desde las propias comun idades.
El instrumento pretende en resumen observar si las intervenciones promovidas desde las comunidades generan construcción de tejido social; es decir, cohesión comunitaria interna y vínculos con el exterior de sí misma, otras comunidades y el Estado. La cohesión comunitaria permitirá en el futuro a estas comunidades emprender otros proyectos de mejoramiento físico y de calidad de vida; y los vínculos con el exterior permitirán tener más herramientas para participar activamente en el desarrollo de la ciudad y el país a través de los mecanismos de ciudadanía y participación democrática .
El instrumento igualmente revisa si las iniciativas comunitarias permiten la producción, transformación y expresión del entorno habitable que cumpla con las necesidades de la misma comunidad; además de valores agregados en torno a generar herramientas que permitan un mejoramiento continuo de este entorno, y un mejoramiento de las posibilidades de vida de la población .

Desde la apropiación

Se explora la relación de lo desarrollado por las comunidades en términos de cómo se relacionan con lo físico construido y las relaciones que tejen con lo ambiental:

•Parámetros de manejo urbanístico: cómo la intervención se acomoda y se relaciona con lo construido y las características del espacio urbano existente y por desarrollar.

•Parámetros de manejo ambiental: cómo la intervención se acomoda y se relaciona con el medio ambiente urbano, como estructura ecológica, pero también como elementos ambientales urbanos.

Estos parámetros exploran la relación de cada proyecto con la idea de construcción y consolidación de un hábitat popular de periferia, teniendo en cuenta las relaciones que tejen las comunidades con su entorno habitable. Se buscará responder si el proyecto posibilita la producción de un entorno habitable que cumple las necesidades de la comunidad. Específicamente se observarán los siguientes aspectos:

•Urbanismo - Arquitectura: Por Urbanismo - Arquitectura se entiende las relaciones del proyecto con el contexto urbano en el cual se implanta, las implicaciones contextuales a nivel físico así como la posibilidad de creación y/o transformación y/o expresión de un espacio habitable que cumpla con las expectativas de la comunidad.
•Medioambiente: Se entienden las relaciones que el proyecto establece con temas de aire, agua y tierra; a nivel de conservación y/o mejoramiento.

Desde la valoración:

Se explora el grado de arraigo e identidad que las intervenciones generan; pero también los valores agregados que se obtienen desde la construcción de tejido social, la cohesión comunitaria y la sostenibilidad social:

•Parámetros de Desarrollo Social: cómo la intervención desarrolló o consolidó una relación comunitaria, tejiendo comunidad. Aspectos como la participación de la comunidad, la organización social y las herramientas que pudo haber dejado para una gobernabilidad mayor s e r án importantes.

•Parámetros de Desarrollo Cultural: cómo la intervención fomenta un arraigo y una pertenencia al lugar y al cuidado de la obra. Teniendo en cuenta aspectos como diversidad cultural, conocimiento local y cultura ciudadana.

Estos parámetros buscan responder si el proyecto posibilita la construcción de relaciones comunitarias que permitan mejorar las condiciones de vida de la población, desde lo físico, lo ambiental, lo social, lo económico, lo político, etc. Específicamente se observaran los siguientes aspectos :

•Organización Comunitaria: Por Organización Comunitaria se entienden las formas explícitas e implícitas como la comunidad se organiza para formular y/o gestionar y/o desarrollar el proyecto, así como los mecanismos que la comunidad utiliza para sacar adelante el mismo.

•Formación de Capacidad: Por Formación de Capacidad se entienden las posibilidades que el desarrollo del proyecto deja a la comunidad en términos de conocimiento y/o herramientas organizacionales y de gestión, que pueden ser usadas en el desarrollo de otros proyectos o en otros temas de mejoramiento de la calidad de vida de la misma comunidad.

•Arraigo (Apropiación - Identidad): La dimensión social es el entramado de los vínculos sociales que se tejen sobre y a partir del entorno urbano; refleja las tensiones de los grupos humanos que interactúan con ese espacio, cómo construyen un uso y apropiación del mismo de manera distinta. La apropiación de los entornos urbanos refleja las tensiones y los conflictos que sobre el se generan. Puede hablarse de uso y de manera de usar los espacios urbanos, pero también de control y supremacía social de un grupo sobre otros; un ejemplo evidente son las pandillas que siempre se asocian a un territorio. Las formas de apropiación se dan normalmente por distintos actores sociales, la edad y el género tienden a ser las mas frecuentes.
La identidad corresponde a la dimensión cultural de un entorno urbano. Se refiere a la construcción subjetiva del entorno a partir de la percepción, las imágenes y el uso. "El concepto de identidad supone el punto de vista subjetivo de los actores sociales acerca de su unidad y de sus fronteras, una elaboración simbólica y práctica de lo que consideran propio y lo que asumen como ajeno" (26)

ANÁLISIS DE LOS CASOS DE ESTUDIO

Para el análisis de los casos de estudio se desarrolló una matriz que combina los 30 proyectos con los 5 parámetros (150 entradas), a partir de la cual se realizó a su vez una lectura por proyecto (análisis horizontal) y una lectura por parámetro (análisis vertical). Por razones de espacio y de objetivos del artículo, se presenta este último análisis, el cual representa las conclusiones del mismo.

Parámetro Desarrollo Urbano - Arquitectónico

Dentro de este parámetro se analizaron los impactos urbanos y de desarrollo espacial que los proyectos puedan tener y sus relaciones con el entorno inmediato. Los proyectos como parques, escaleras y vías vehiculares y peatonales generan relaciones urbanas que influyen dentro de la conectividad y la integración del barrio. Por las condiciones en las que surgen los barrios de hábitat popular de periferia y durante su proceso de consolidación, dos de sus necesidades más importantes y urgentes son la pavimentación de las vías y la construcción de vías peatonales y escaleras dependiendo de su topografía. Estos proyectos, que mejoran las mallas viales de los barrios, reactivan las diferentes actividades dentro de los mismos como el comercio y la industria, facilitando la movilidad y el transporte de sus habitantes.
Los parques son proyectos que se dan en los barrios cuando éstos han sido legalizados y tienen un grado de consolidación adecuado, porque después de tener las bases de infraestructura se preocupan por los equipamientos de carácter recreativo y cultural. Estos se convierten en puntos de encuentro importantes dentro del barrio, pues generan diferentes actividades para los diferentes tipos de habitantes. Un ejemplo es el parque Olaya Herrera, el cual nació de la iniciativa de la comunidad y se llevó a cabo por autoconstrucción. Por su grado de apropiación tomó una gran escala, pues es el eje deportivo de la Localidad Rafael Uribe Uribe y del sur de la ciudad. Otro proyecto es el del barrio Britalia, el cual consiste en la recuperación de 13 parques, que además de ser puntos de encuentro se convierten en una red urbana de actividades.
En cuanto a la arquitectura, los proyectos de Obras con Saldo Pedagógico y Obra por tu Lugar se analizan de acuerdo a los parámetros estándar de diseño de canchas, mobiliario, paisaje etc., existentes en cada proyecto, dependiendo del lugar en que son implantados, la escala y los estudios de impacto físico y social. Para los proyectos de embellecimiento de fachadas los colores y diseños fueron concertados con la comunidad, pues son un factor importante para la imagen del espacio público del barrio.
Al desarrollar los proyectos por autoconstrucción, la comunidad refleja una forma de expresión transformando un espacio habitado por ellos mismos. Los que son intervenidos por las entidades ambientales también reúnen requisitos de diseño ambiental y de paisajismo que son muy importantes para la imagen de cada proyecto. En uno de los proyectos, el objetivo era recuperar un parque que estaba abandonado y convertido en basurero. La comunidad con el apoyo del IDRD lo transformó y se construyó caminos peatonales e instalación de mobiliario, se sembraron varios árboles con la ayuda del Jardín Botánico y se levantó un domo como símbolo de la participación comunitaria. Este proyecto además de mejorar las relaciones urbanas, le da importancia a un elemento arquitectónico que se convirtió en un punto de referencia dentro del barrio.
En general los proyectos impactan el contexto urbano y arquitectónico donde se desarrollan, generando mejoramiento que le da base a lo social, ayudando a consolidar los diferentes aspectos de los barrios.

Parámetro relaciones con el medio ambiente

Este es un parámetro importante dentro del impacto de cada proyecto en su entorno inmediato.
Dentro de los proyectos se encontraron algunos que tenían más relación con lo ambiental y lo comunitario que otros. Uno de ellos fue la recuperación del río Tunjuelito, en el cual se organizó a nivel de barrio un comité de medio ambiente e hicieron un llamado al Jardín Botánico para que les ayudara a organizar un proyecto para solucionar la problemática. Como respuesta a esto se desarrolló una propuesta de viveros y plantación de árboles en el borde del río para así aislar la contaminación; el proyecto trataba de mejorar las condiciones ambientales del río, ya que éste es un elemento que afectaba directamente a los miembros de este barrio y algunos más, pues sus aguas se encontraban saturadas de desechos, las comunidades cercanas a él se veían perturbadas por los molestos olores y por el borde del río como "botadero". Este era un grave problema ambiental que la comunidad trató de resolver; lo negativo fue que la acidez del río mató la mayoría de los árboles que habían sembrado.
Otros proyectos como el del barrio Britalia, el Relleno de Gibraltar era un problema sanitario para la comunidad y estaba afectando los vacíos urbanos que se encontraban en el sector convirtiéndolos en botaderos, por otro lado las inundaciones invernales dejaban consecuencias ambientales, sanitarias y urbanas muy graves; la comunidad logró unirse y realizar propuestas que ayudaran en este aspecto al barrio y mejoraran la calidad de vida de sus habitantes.
En general, en el aspecto ambiental los proyectos como jornadas de arborización, mantenimiento, parques, zonas verdes, etc., generan relaciones físicas que tienen incidencias sociales, siendo un tema importante dentro del origen y sostenibilidad de cada uno.

Parámetro Organización Comunitaria

La organización y la gestión son la base para el buen resultado de un proyecto, ya que de ahí surgen las ideas y la unión comunitaria para resolver un problema que afecta a la población de un barrio. Dentro de los proyectos analizados se hallan once del programa Obras con Saldo Pedagógico (OPS), donde la organización parte en proponer una iniciativa por medio de la Junta de Acción Comunal del barrio al Departamento de Acción Comunal Distrital (DACCD). Esta iniciativa participa en un concurso abierto a todas las lo c a l id ad e s , especialmente las periféricas como Ciudad Bolívar, Usme, San Cristóbal y Bosa, para la construcción y adecuación de espacio público como parques, vías peatonales, escaleras, o para embellecimiento de fachadas. Si el proyecto resulta seleccionado, el DACCD organiza con la comunidad un modelo de gestión que incluye la división de la comunidad en tres comités: compras, veeduría y sostenibilidad. El de compras se encarga de la adquisición de materiales para la construcción, el de
veeduría se encarga de controlar la construcción y el de sostenibilidad se encarga de generar estrategias para sostener y darle una durabilidad al proyecto, promoviendo líderes comunitarios que apoyen el trabajo participativo. La construcción es contratada por el DAACD directamente a las organizaciones comunitarias o Juntas de Acción Comunal de los barrios, promoviendo cumplir con el objetivo primordial del programa: fortalecer la cultura de la planificación participativa, es decir, es más importante el proceso que lleva al resultado que el resultado mismo, todo con un fin pedagógico.
Dentro del programa Obra por Tu Lugar (OPTL) se encuentran dos proyectos urbanos que consisten en la recuperación de vías vehiculares con espacio público, en los cuales la comunidad se organizó presentando las propuestas al Instituto de Desarrollo Urbano (IDU). El IDU gestiona, financia y construye la obra, donde la comunidad debe aportar el 25% del costo de la misma, además de la veeduría de la construcción. Este programa no tiene un fin pedagógico tan claro como OSP; sin embargo, la comunidad a partir de su iniciativa y organización logra el desarrollo de unas obras que la beneficia directamente.
Los proyectos restantes fueron también fruto de iniciativas de las comunidades que sin embargo no contaron con el apoyo directo de un programa gubernamental establecido, aunque si en algunos casos pudieron tener la colaboración de organizaciones no gubernamentales y comunitarias. En estos casos las comunidades detectaron las necesidades y por medio de las Juntas de Acción Comunal (JAC) lograron organizar una propuesta para resolver los problemas de espacio público más urgentes, haciendo mediante la autoconstrucción una herramienta para la ejecución de las obras. Como el caso del barrio El Libertador, que reunieron materiales y mano de obra para construir el puente vehicular y peatonal sobre el Caño Albina que resolvió el problema de conectividad por algún tiempo. Otros proyectos tuvieron apoyo del Instituto de Recreación y Deporte (IDRD) y del Jardín Botánico siendo parte de convenios temporales o programas como "Dona un Parque a tu Hijo" o "Plan Ciudad Bolívar". En el caso del barrio Bella Vista en Ciudad
Bolívar, a pesar de la caída que tuvo la legalización del Barrio, la comunidad se unió desde su JAC para lograr la pavimentación de las calles por medio de un convenio con el IDU a raíz de las manifestaciones y las presiones realizadas por la gente ante la entidad distrital. Como este caso hay varios en que la comunidad no se da por vencida y con o sin ayuda del gobierno logran sus objetivos que son prioritarios dentro de su vida urbana.

Parámetro Formación de Capacidad

Uno de los objetivos primordiales del Programa de OSP es, como dice su nombre, la pedagogía, que la comunidad aprenda realizando los proyectos. El DAACD le brindó capacitación a cada organización que presentó una iniciativa, esta capacitación fue en temas como administración, gestión, ejecución y sostenibilidad del proyecto. Este tipo de formación ayuda a fortalecer el liderazgo, a concientizar a la comunidad sobre la importancia no solo de la ejecución del proyecto sino también de l a sostenibilidad del mismo.
La autoconstrucción es otra forma de aprender haciendo, pues la comunidad no tiene el apoyo ni la capacitación profesional pero por medio del ensayo - error pueden sacarle provecho a la realización de una obra, es un proceso más lento pero en casos como el de Las Aguas, donde la JAC reunió mano de obra y materiales y lograron pavimentar las vías; esta experiencia les ayudó para tomar conciencia de que unidos pueden sacar adelante proyectos y así se presentaron para OSP y lograron construir el único parque del barrio. En otros casos la iniciativa es de los jóvenes que acuden a la JAC para llevar a cabo el proyecto, es una manera para que el resto de la comunidad aprenda de la ideas de la juventud del barrio
Cuando las JAC logran un convenio o el apoyo del IDRD y del Jardín Botánico, estas entidades se preocupan por la capacitación en términos ambientales y de sostenibilidad. En este ámbito las comunidades aprenden y le dan mas importancia a lo que puede pasar después de construida la obra y cómo puede perdurar de acuerdo al uso que se le otorgue. Todos los proyectos son de espacio público, donde la comunidad obtiene conocimientos para poder generar otros que apoyen lo que realizaron o los ya existentes.
Todos los proyectos analizados dejaron conocimientos técnicos, herramientas de gestión y elementos de administración que la comunidad puede utilizar en otras iniciativas colectivas o individuales.

Parámetro arraigo (Apropiación - Identidad)

Cada proyecto al ser realizado por la comunidad genera un grado de pertenencia dependiendo del lugar y de las condiciones en el que fue construido. Los proyectos de OSP tienen una garantía por 5 años, la cual está representada por la obligación de la comunidad, a través del comité de sostenibilidad, de generar estrategias para que el proyecto sea mantenido y perdure en el tiempo. En los proyectos de embellecimiento de fachadas ocurre algo singular, ya que al transformar el exterior de algunas viviendas (las que dan hacia espacios públicos importantes en los barrios), genera que otras fachadas sean también mejoradas e incluso promueve en algunos casos que el interior de las mismas sean trabajados. Las reuniones de integración que se realizan antes de la construcción de los proyectos también son un incentivo para que la comunidad desde un principio esté unida y así la valoración del proyecto realizado sea mayor, ya que la experiencia compartida, las necesidades comunes e intereses colectivos fortalecen el
tejido social.
La apropiación se puede apreciar en cada uno de los proyectos, dependiendo del barrio, el tipo de propuesta, de la forma como fue gestionado y construido, y de su estrategia de sostenibilidad. Proyectos viales vehiculares y peatonales impulsan las actividades de un sector como es el caso de Britalia, Las Aguas y uno muy claro, el de Camino Salazar, el cual mejoró la movilidad fortaleciendo el carácter industrial, incentivando la apropiación y el valor social de la vía y su significado para el barrio y la ciudad.
En otros proyectos la comunidad aprovecha fechas festivas para motivar a la gente para realizar la obra, se escogen hitos importantes dentro del barrio para que se queden en el imaginario de los habitantes; también las actividades deportivas, recreativas y culturales caracterizan los diferentes proyectos sobre todo los parques. Estos factores influyen para que aumente el grado de apropiación de cada proyecto.
La identidad corresponde a la dimensión cultural de un entorno urbano. Refiriéndose a su valoración simbólica y cómo se manifiesta en sus habitantes, en sus formas de expresión, siendo cada proyecto una manera de mostrar una relación histórica y de pertenencia entre la comunidad y su territorio. Un ejemplo interesante es el Parque de los Abuelos en el barrio San Francisco, al tener un nombre, simboliza algo específico que lo caracteriza, además se construyó un domo en nombre de la participación ciudadana. Estos elementos o "monumentos" generan una identidad que con el tiempo y el arraigo de la comunidad se va fortaleciendo.

Observaciones finales

Desde el Urbanismo - Arquitectura se aprecian que los proyectos se busca suplir una necesidad concreta funcional, más allá de establecer unas relaciones importantes con el entorno, pretenden resolver "prácticamente" el problema. La mayoría de los proyectos son muy "básicos" en cuanto al urbanismo y arquitectura que proponen, aunque talvez en razón de la asistencia técnica que reciben, ninguno va en contra de las normas urbanísticas de la ciudad o de la normativa sobre los procesos constructivos (27).
Un aspecto importante es el espacio público, ya que éste suple en gran medida las necesidades espaciales y funcionales no cubiertas por la vivienda, además de ser el lugar de congregación por excelencia. Es por esta razón que en estos sectores de ciudad (en otros sectores se da de manera distinta) no es posible separar lo urbano de lo arquitectónico, adicionalmente porque son los escenarios urbanos donde se generan los hitos que más adelante consolidan la identidad del barrio.
Al observar los proyectos, las relaciones que se generan entre las comunidades y el medio ambiente se aprecian interesantes, no existe un "rompimiento" poco interés por parte de la población con relación al tema. Aunque no existe una variedad de temas ambientales en los proyectos seleccionados, la mayoría son en torno a zonas verdes y programas de arborización, sí existe indicación que otros temas ambientales, en especial referidos a temas de agua y de aire, son importantes para las comunidades.
Las relaciones que se tejen entre las comunidades y el medio ambiente en los sectores de hábitat popular de periferia, son más fuertes que en otros sectores de ciudad; el poblador tiene claridad que en la medida que el medio ambiente se conserve sano, su calidad de vida será mejor. A pesar de lo anterior los problemas ambientales en estos sectores son graves; lo paradójico es que muchas veces estos problemas son originados en otros sectores de la ciudad pero sus consecuencias se sienten aquí. Al observar los casos se aprecia cómo el tema ambiental necesita mirarse con más cuidado, ya que sus implicaciones son mayores que las que este proyecto de investigación pretende llegar, es un tema sin duda que requiere mayor estudio.
Si bien en los temas anteriores existen ciertas semejanzas en los proyectos observados, cuando llegamos al tema Organización Comunitaria, las diferencias se aprecian más visiblemente. En los casos analizados la organización comunitaria varía desde algunas muy cohesionadas, hasta otras muy incipientes. Sin embargo, con el apoyo de las ONG y teniendo en cuenta que los proyectos se desarrollan bajo un programa gubernamental y con asesoría técnica, la falta de organización se "disimula".
También es importante señalar que tanto las organizaciones fuertes como las débiles con el avance del proyecto desarrollan un trabajo paralelo de organización de la comunidad, igualmente con la ayuda de las ONG, así logran avanzar en las relaciones comunitarias; lo que les permitirá integrar mejor a sus pobladores y quizás desarrollar otros proyectos. El tema del liderazgo comunitario y el de transparencia de la gestión son clave para conseguir lo anterior.
El tema de Formación de Capacidad se asocia mucho al anterior, sin embargo es el valor agregado tangible más importante que estos proyectos generan a las comunidades que los desarrollan. Va desde lo "formal", es decir, desde la capacitación organizada que normalmente promueven las ONG y/o el programa gubernamental, hasta lo "informal" del aprendizaje en la cotidianidad del desarrollo de un proyecto de esta naturaleza.
En los proyectos observados se aprecia que los aprendizajes son fundamentalmente de tres tipos: uno técnico que normalmente complementa - aunque a veces genera conflicto- el conocimiento de los pobladores (recordar que estos asentamientos son en alguna medida autoconstruidos); otro en torno a procesos organizativos y de administración, que a juicio de los casos observados son los más necesitados por las comunidades. Un tercer tema se relaciona con la educación comunitaria para la participación democrática y el liderazgo, capacitación que se logra a veces con vicios de forma, es decir, desde una determinada corriente política que no siempre corresponde a la libre elección de la comunidad.
El arraigo es talvez uno de los temas más difíciles de abordar, aunque a la vez de lo que más sugieren los proyectos analizados; podemos empezar en Robert Fitcher, John Turner y Peter Grenell: "cuando los moradores controlan las decisiones capitales y son libres de hacer sus contribuciones al diseño, la construcción y la administración de sus vivienda, tanto este proceso como el medio ambiente creado estimulan el bienestar individual y social. Cuando las personas no tienen control ni responsabilidad en las decisiones clave del proceso habitacional, por otra parte, los medios habitacionales pueden por el contrario convertirse en una barrera para la realización personal y en una carga para la economía"(28).
Podemos decir también que la cotidianidad de las acciones de una comunidad sobre un territorio genera una forma de relación con él, relación que se manifiesta de distintas maneras, algunas explícitas como el caso de formas de expresión, algunas otras implícitas como el caso de valoraciones emotivas, subjetivas o simbólicas. Unas y otras le otorgan significado a un territorio y por ende razón de ser.
Hay por otro lado un arraigo funcional y un arraigo simbólico, como lo explica Fabio Avendaño (29):
En la identificación del territorio se reconocen dos relaciones, una con los elementos o espacios a partir de un uso práctico y otra con la identificación posicional. De estas relaciones surge la "imagen ambiental"(30), y dentro de esta encontramos los espacios de uso diario (calles, supermercados, paraderos…) y de uso esporádico (CAI, Salón Comunal, Centro de Salud…). Quedan otros elementos que mezclan el valor de indicadores con el de simbolización social, donde se confunde al realidad con el chisme y el rumor, y para ellos es necesario compartir cierto conocimiento del grupo. Estos elementos normalmente se asocian con el peligro (callejones, calles oscuras, atajos…) y no deben ser utilizados de manera desprevenida.
El arraigo simbólico implica la relación entre espacio, tiempo y evento. Se asocian espacios con el recuerdo de hechos: heroicos o memorables (fundacional, primeros asentamientos, primera capilla…), trágicos (accidentes, desastres…), sobrenaturales (apariciones, revelaciones…). Esta también incluye el sitio de vivienda de personajes positivos o negativos para la comunidad. Una experiencia o conocimiento adquirido es la que da paso a este tipo de relación, donde predomina la valoración simbólica grupal. El grado de aprehensión de este tipo de conocimiento identificará e integrará a cada miembro con la vida del grupo o lo aislará y mantendrá como extranjero dentro de su lugar de residencia.
A la luz de los proyectos observados, la pertenencia que las intervenciones generan es alta, logrando así unos niveles de arraigo importantes tanto desde lo tangible como el uso, cuidado y mantenimiento de la obra, como desde lo intangible con la identificación como hito barrial de esa misma obra.

¿SUEÑO POSIBLE O RELACIÓN NO DESEADA?

Con este subtitulo se abordan las conclusiones del proyecto y se afronta la pregunta planteada desde el titulo del artículo: la participación en el hábitat popular de periferia ¿es posible?, y si es posible, ¿es deseable?
Podemos iniciar enunciando las ventajas de proyectos de esta naturaleza:

•A través del desarrollo de la investigación se ha evidenciado que una adecuada participación comunitaria permite no solo el desarrollo del proyecto físico y/o ambiental determinado, sino también permite la creación y/o la consolidación de un fuerte sentido de comunidad; la participación genera un efecto positivo entre las comunidades, ya que la refuerza y vitaliza preparándola para emprender proyectos de distinta índole y de mejoramiento continuo de su s condiciones y su calidad de vida.

•Igualmente se puede afirmar que existe en Colombia un marco normativo importante que permite y promueve la participación de los ciudadanos en decisiones que tienen que ver con el hábitat, y que los canales y espacios de participación se encuentran diseñados para acoger a los ciudadanos. Que estos espacios de participación se ven respaldados por el trabajo de algunas ONG y de algunos programas gubernamentales, que buscan "aliarse" con las comunidades para abordar proyectos de desarrollo físico, con ganancias en lo social.

•De la observación de los proyectos seleccionados se identifican que las acciones prioritariamente emprendidas por las comunidades se refieren a obras funcionales que identifican necesidades sentidas de la población. Que a pesar de que no son "grandes propuestas" desde lo arquitectónico o urbanístico, sí apuntan a resolver problemas concretos en los barrios, y que son intervenciones que en gran medida generan un bienestar a gran parte de la comunidad.

•También es importante insistir en que las obras emprendidas por las comunidades generan unos altos valores agregados, en especial referidos a la organización comunitaria, la formación de capacidad y el arraigo. En especial sobre este último punto las ganancias son importantes, ya que son barrios relativamente jóvenes que necesitan con urgencia identificadores funcionales y simbólicos, y son las obras que se desarrollan entre todos las que mayor oportunidad tienen de convertirse en tales identificadores.
A pesar de los buenos indicios que los anteriores párrafos expresan, hay dificultades importantes en este tipo de proyectos. Entre las principales se encuentran:

•Son proyectos difíciles en su gestión, tanto de los recursos como de la obra en sí misma. Son proyectos que tardan mucho más que un proyecto "tradicional", y pueden en ocasiones resultar también más costosos.

•Ya que son proyectos que se inician por iniciativa de las comunidades, pueden también en ocasiones fracasar por la misma razón, es decir, por la falta de organización de la comunidad y/o pérdida de voluntad de la misma en el proceso del proyecto. Desafortunadamente esto se ve con relativa frecuencia, debido a lo comentado en el punto anterior: la difícil y larga gestión.

•Todos los proyectos que se analizaron fueron apoyados por una ONG e hicieron parte de un programa gubernamental, de aquí talvez el éxito de los mismos; sin embargo, éste no es el común denominador, existen otras muchas iniciativas que no cuentan con tal apoyo, y aunque algunas llegan también a buenos resultados, no de todas se puede decir lo mismo.

•La mayor dificultad y que resume las anteriores, es el largo proceso y sin garantía de éxito de proyectos de esta naturaleza. Proceso que muchas veces desanima a las comunidades, entorpece la organización y las obras, y hace que la eficiencia física y económica no sea la adecuada.
En resumen, podemos afirmar que las ventajas de este tipo de proyectos son mucho mayores que las desventajas, siempre y cuando se logre un proceso y un resultado adecuado; ya que si no es así el proyecto puede convertirse en una carga para la comunidad y para la ciudad. De acuerdo a esto, podemos pensar que el objetivo sería entonces asegurarse de que todos los proyectos con participación comunitaria lleguen a un feliz término, lo que nos introduce a la segunda parte de este capítulo: ¿es posible? y si es posible, ¿es deseable?
El desarrollo de la investigación, que se suma a otros trabajos en esta misma dirección, contesta la primera parte: sí es posible, siempre y cuando se cuente con unas condiciones. ¿Es, entonces, deseable?
A pesar de las evidencias de las ganancias que se pueden obtener con una adecuada participación comunitaria en la creación, transformación y mejoramiento del hábitat popular de periferia, existen detractores importantes de este tipo de prácticas, especialmente aquellos que alegan que el tema del hábitat es un tema exclusivo de los técnicos (urbanistas, arquitectos, constructores, economistas, etc), y que cuando no se desarrolla de esta manera, se generan sobrecostos, problemas físicos, ambientales y estructurales, e incluso diferencias estéticas importantes.
Planteada así la discusión, lo primero es definir los objetivos, ya que si éstos son en torno a ganancias sociales además de lo urbanístico, la dirección de la argumentación es una; y si los objetivos son en torno a ganancias urbanísticas y económicas además de lo social, la dirección es otra. Es decir, que a juicio de este investigador, si lo social es más importante que lo espacial (como sucede en el hábitat popular de periferia), los proyectos con participación comunitaria son deseables; en cambio, si lo urbanístico y arquitectónico es más importante que lo social (lo cual es discutible), talvez la participación de la comunidad no es deseable.
Finalmente, si la opción es que es deseable, existen temas urgentes de abordar para que los proyectos con participación comunitaria sean procesos más numerosos y exitosos. Algunos temas pueden ser relativamente nuevos, otros en cambio son casi tan antiguos como la aparición de los sectores de hábitat popular de periferia en nuestras ciudades. A continuación se listan los que de manera preliminar aparecen como los más importantes:

•Trabajar el nivel barrial, ya que éste es el nivel básico de trabajo y mejoramiento físico, ambiental y social; y desde ese nivel las distintas acciones públicas y privadas deberían partir y dirigirse.

•Trabajar con la gente y no para la gente: si el nivel barrial es el básico, la participación de la gente es la herramienta básica para lograr los objetivos; contar con la gente es la mejor estrategia.

•Trabajar en lograr mayor información más específica y especializada sobre sectores de hábitat popular de periferia, para con ella plantear mejores alternativas de solución a los problemas.

•Trabajar en unas políticas públicas que aprendan de las iniciativas populares, para que así puedan enriquecerse y ser más efectivas.

•Capacitar y promover las comunidades organizadas, ya que ellas trabajando mancomunadamente con entidades públicas y/o no gubernamentales, y con los recursos disponibles, podrían arrojar soluciones eficaces y eficientes.

•Promover y capacitar un profesional que sea un asesor más que un "desarrollador" de proyectos; es decir, que entienda las circunstancias sociales y culturales de un entorno físico y trabaje con la gente para desarrollar proyectos de pertinencia para ese mismo entorno físico y social.

En resumen, las conclusiones de este proyecto dan cuenta de que existe evidencia concreta para afirmar que la participación de las comunidades en el desarrollo de su hábitat, en especial en sectores populares de periferia, no solo es posible sino también deseable. Que a pesar de las dificultades a las que se enfrentan este tipo de proyectos, sus ganancias son mucho mayores que las de otros proyectos en donde la participación de la gente no fue tomada en cuenta. Permitiéndonos afirmar, como se discute generosamente a lo largo de este artículo, que las intervenciones promovidas por l a s comunidades generan no solamente un desarrollo físico, ambiental y económico de interés, sino también unas ganancias importantes en cuanto al desarrollo social y la organización comunitaria, que les permitirá mas adelante emprender otros proyectos en beneficio de sus propias comunidades.
Por último, es conveniente señalar que mucho avanzaríamos en desarrollar ciudades más incluyentes y más acordes a las necesidades y expectativas de la gente, si miráramos con más cuidado y detenimiento cómo los pobladores urbanos construyen sus barrios y sus vidas; ya que muchas veces la visión solamente técnica y económica deja fuera la posibilidad de desarrollar tanto un tema como el otro.

NOTAS

1 Investigación financiada por la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia.
2 Se presenta la metodología de la investigación para entender el contexto general del desarrollo del tema; sin embargo, el presente artículo, por efectos de espacio y objetivos, desarrolla algunos apartes y solo nombra algunos otros.
3 Gilberto Giménez, 2.000, pp 22.
4 "Este articulo explora la interdependencia entre diseño urbano y la construcción social de lugar". Traducción hecha por el autor.
5 El proyecto es una primera etapa de un trabajo mayor del grupo de investigación, que en subsiguientes fases tendrá que contemplar trabajo de campo y revisión en sitio; sin embargo, es esta etapa y por razones de tiempo del proyecto y equipo de trabajo, se optó por una mirada únicamente documental y referida a Bogotá, para acotar de mejor manera el proyecto y sentar las bases de una sólida exploración posterior.
6 Es interesante anotar como el término que nos ocupa, hábitat popular, no tiene aparentemente ningún referente en inglés (popular habitat?) Lo que sugiere de manera preliminar que el término es una construcción de este lado del mundo.
7 La Era Urbana. vol 1, no 2, 1993.
8 El desplazamiento o migración a las ciudades no solamente se da por causas de la violencia, también y como ha sido siempre, se da por anhelos de buscar mejores condiciones de vida y mayores oportunidades.
9 Coltrina, 1998.
10 De periferia, para distinguirlos de sectores de ciudad con las mismas características que se encuentran en zonas centrales de las ciudades, concretamente en el caso de las ciudades colombianas.
11 Aquí encontramos talvez la principal diferencia en denominación entre hábitat popular y barrios pobres (o cualquier otra denominación): el primero incluye como principal característica la participación de la gente en su creación y/o transformación; mientras el segundo no la incluye necesariamente. Es decir que mientras en el primero la connotación de la participación de la gente es fundamental, en el segundo podríamos estar hablando de barrios promovidos por entes gubernamentales y/o privados, donde si bien la transformación (no la creación) puede darse, no es la característica fundamental.
12 Aunque la investigación no profundiza sobre el origen de los asentamientos, es interesante mencionar que los distintos orígenes promueven distintas denominaciones: como legal o ilegal, formal o informal; los cuales de hecho se encuentran así en la literatura sobre el tema. Sin embargo, estas denominaciones pueden ocasionar confusión, ya que por ejemplo una familia puede comprar a un urbanizador pirata de manera "legal", aunque el proceso en general sea ilegal. Razón por la cual se han denominado para efectos de esta investigación como normales, clandestinos y por invasión; que si bien no alejan cualquier cuestionamiento (podría discutirse qué es un origen "normal" y desde qué óptica), sí representa más claramente los distintos orígenes de muchos de los asentamientos de periferia.
13 Cedric Pugh, 2.002.
14 citado por Avendaño y Carvajalino en: "Modelo Teórico-práctico para la participación comunitaria del diseño", 1985.
15 Tal y como Nick Wates y Charles Knevitt lo argumentan y lo ilustran en su libro: "Community Architecture" de 1987.
16 Para más información sobre Arquitectura Comunitaria ver la tesis de Maestría del autor: "Self Build Housing in England, with Reference to Colombia".
17 Nick Wates y Charles Knevitt, 1987. Traducción hecha por el autor.
18 Nick Wates y Charles Knevitt, 1987. Traducción hecha por el autor.
19 Fabio Velásquez y Esperanza González, 2.003, pp 273.
20 Natalia Quiroga Díaz, Asesora Programa de Desarrollo Económico y Social, Corporación Viva la Ciudadanía.
21 Según varios autores, la poca efectividad se ve reflejada por un lado en la poca participación de la comunidad (comparada con la cantidad de habitantes) y muchas veces la escasa ingerencia que tienen esos procesos de participación en las decisiones que se toman. Razones para lo anterior pueden encontrarse en la juventud de estos espacios y por ende su poca experiencia, pero también en la falta de "poder", al no tener voz política ni voz presupuestal para acompañar con acciones las decisiones que se toman.
22 Alfonso Torres Carrillo, 2001, Revista Electrónica "Mar y Arena". Año 2. Numero 9.
23 Actualmente el programa se llama: "Obras con Participación Ciudadana". Sin embargo, no hay ningún caso de este programa ya que son recientes y aún no hay información documental disponible, aunque en esencia el programa es el mismo.
24 Solo referidas a Bogotá y que trabajen con temas asociados a sectores de hábitat popular de periferia.
25 Para ilustrar los parámetros se incorporan al texto imágenes de intervenciones que han sido desarrolladas en los barrios. Sin embargo, éstas no corresponden exactamente a los proyectos analizados, ya que al abordar éstos solamente desde información documental (ver metodología) no se tiene material gráfico de calidad para ser presentado.
26 TORRES, Alfonso, "Barrios Populares e Identidades Colectivas". Revista Electrónica Mar y Arena. U. Autónoma de Sinaloa. Año 3 # 11. Marzo de 2002 (http:// ccu.maz.uasnet.mx/ maryarena/marzo01/ BarriosPopulares.htm)
27 Es interesante señalar que la poca calidad constructiva y el escaso cumplimiento de la norma urbanística por parte de muchos de los proyectos desarrollados por las comunidades, son una constante. En estos casos sin embargo esto no se da, debido al apoyo y seguimiento tanto del programa gubernamental como de la ONG que colabora en el proceso.
28 John Turner, 1976, pp 237.
29 Fabio Avendaño, 1997, Pag 20.
30 Citado por Fabio Avendaño: Lynch define la imagen ambiental como "el resultado de un proceso bilateral entre el observador y su medio ambiente. El medio ambiente sugiere distinciones y relaciones, y el observador -con gran adaptabilidad y a la luz de sus propios objetivos- escoge, organiza y dota de significado lo que ve" (Lynch [1960], 1984, pp 15).

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