Formas de vida en la pobreza ¿adaptación o hábito?

 

MARÍA DE LA LUZ ÁLVAREZ MARÍN - Socióloga

Este año, la Asamblea General de las Naciones Unidas lo ha proclamado como el Año Internacional de la Vivienda para las Personas sin Hogar y se ha establecido como objeto primordial "realzar la situación de millones de personas que no tienen casi, los que viven en las calles, los que duermen en portales, en los metros y en las entradas de edificios públicos y los que han quedado sin hogar a causa de desastres naturales o de desastres provocados por el hombre y también brinda la oportunidad de tomar medidas al respecto "(...)" también realzará la situación de los cientos de millones que carecen de una vivienda adecuada y que con frecuencia viven en condiciones insalubres en barrios urbanos de tugurios y de precaristas y en zonas rurales empobrecidas" (Fuente: Comisión de Asentamientos Humanos, Naciones Unidas: Año Internacional de la Vivienda para las Personas sin Hogar. Plan de Acción 1986-1987. Ed. NU.Turquía, Febrero 1986).

En concordancia a los objetivos planteados por las Naciones Unidas en relación a las personas sin hogar, la Sociedad Científica de Chile organizó en el mes de abril, una jornada panel titulada: "La falta de vivienda y sus proyecciones sociales", con la participación de destacados representantes de los diversos agentes que toman parte en el proceso habitacional, para incentivar el estudio, análisis y discusión de soluciones al grave problema de la carencia de vivienda y sus implicancias en términos de calidad de vida.

De esta jornada seleccionamos la ponencia presentada por la Sra. María de la Luz Alvarez M., socióloga (Universidad de Lovaina), investigadora del Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos, INTA de la Universidad de Chile.

 

 

El concepto de pobreza tiene el carácter de relativo, siempre está sujeto a un parámetro de comparación. Esto significa que cada país fija el límite aceptable de nivel de vivienda y lo que está bajo él, constituye la extrema pobreza o la pobreza a secas o como quiera denominarse a este nivel inaceptable de condiciones mínimas de vida humana digna.

La pobreza que existe en los países desarrollados es diferente a la de los países menos desarrollados. Lo que sería indigno para los primeros, podría estar en los límites de lo aceptable en el caso de los segundos.

Independiente de la calificación de extrema pobreza en este país o en otro, hay un aspecto importante a destacar: no todos los pobres son iguales. Existen formas de vida diferentes aún en el mismo nivel socioeconómico bajo, calificado aún como extrema pobreza. Lo importante es saber que no todos los pobres tienen un comportamiento semejante y hay que saber detectar a los que más necesitan ayuda para no perder los recursos.

Para demostrar cómo se podría hacer, es preciso conocer la realidad de los más desfavorecidos de la sociedad con una visión interna de ella.

Como primer análisis se mostrará la realidad que viven las familias con lactante desnutrido comparándolas con familias de similar nivel socioeconómico, pero con lactante sano. Luego, se presentará una muestra representativa de familias con hijos menores de 7 años que vivían en un "campamento" y fueron erradicadas.

Familias con Desnutridos:

Se analiza este tipo de familias, porque ellas reúnen las características de la deprivación social, cultural, afectiva y/o religiosa. Buscando la génesis de estas familias la primera pregunta que surge es cómo se originó.

La Tabla 1 señala que la mayoría de los padres que tienen lactantes desnutridos son de origen urbano (72.5%), no así aquellos que presentaban lactantes sanos.

Esta diferencia significativa podría explicarse como el resultado de una migración que ocurrió hace dos o tres generaciones y que no ha logrado asimilar las ventajas que pudieran ofrecerle la urbe (saneamiento ambiental, Servicio de Salud, etc.). Este tipo de familia podría llamarse "transicional", porque presenta algunas características de la familia urbana, tales como: nuclear, lazos de parentescos débiles, menor número de hijos, falta de apoyo emocional. Ella vive aún, más aislada que la propia familia nuclear y está más desvalida, porque no puede identificarse con su antigua familia rural, y tampoco lo puede hacer con la urbana 1. Esta indicaría que los padres recién migrantes están con todo el empuje por salir adelante y la ciudad se les presenta como un desafío. Cuando esto no ocurre la familia comienza a deteriorarse y así se va creciendo en un ambiente deprimido que lleva a la deprivación.

El segundo aspecto a clarificar es el nivel socioeconómico específico (NSE). El está compuesto por variables como: escolaridad, actividad, vivienda, (tipo de casa, propiedad, abastecimiento de agua, disposición de excretas, cocina independiente), recolección de basuras bienes (TV, lavadoras, equipo modular, auto)2. La Tabla 2 señala que estas familias pertenecen al NSE bajo y que estratificándolas dentro de este nivel sólo se observa una tendencia en las familias con lactantes desnutridos a presentar un nivel más deteriorado. Pero ¿cómo se explica que existan familias que tienen lactantes sanos viviendo en un nivel de miseria"

Si se aplicara el patrón exclusivo del NSE bajo como causante de la desnutrición, no se debiera encontrar lactantes sanos viviendo en la miseria. Esta miseria implica condiciones de vivienda muy deterioradas junto a una baja escolaridad y una actividad inestable ("pololos") o carente de ella. Si se puede encontrar lactantes sanos en este NSE inaceptable quiere decir que ellos están recibiendo otro tipo de influencias que los ayuda a no ser desnutridos.

Por ejemplo, los estímulos en colores que existen en la vivienda es un factor importante para el desarrollo psicomotor del lactante. Estos estímulos son significativamente más bajos en las familias que presentan un lactante desnutrido que en aquellas que presentan un lactante sano como puede apreciarse en la Tabla 3.

El color café y sus derivados, que son poco estimulantes, predominan significativamente más en las familias con lactantes desnutridos y a su vez, presentan una gama mucho más restringida de colores, lo cual hace que el ambiente sea poco estimulante a nivel de todo aquello que pudiera presentar algún color tales como: paredes, cortinas, cubrecamas, flores, cuadros, etc.

Si la casa es poco atractiva o estimulante de un punto de vista psíquico, pensando en el desarrollo psicomotor del lactante, ¿no lo será igualmente para los otros miembros de la familia?. Hay que pensar que la vida de familia se realiza en un lugar físico y éste puede estar condicionando muchos factores que, faciliten o entorpezcan las relaciones humanas armoniosas.

Es por eso que nos ha interesado siempre investigar cómo se sienten las madres y los padres en su vida familiar. Los resultados han sido siempre los mismos. La mayor insatisfacción en la vida familiar la presentan las familias con lactante desnutrido3 4 5 6. Esta insatisfacción no puede atribuirse al NSE bajo, pues los estudios se han hecho comparando muestras de similar NSE bajo.

Es indudable que la insatisfacción responde a muchas variables, entre otras, va acompañada de la incomprensión de la pareja7 8. Pareciera que las condiciones materiales deficientes, aún estando presentes, no son consideradas para autopercibirse insatisfecha y priman los aspectos afectivos. Sin embargo, la estrechez de la vivienda impide que la pareja pueda aislarse y aún contar con una privacidad mínima, lo cual hace que un pequeño roce sea advertido por los hijos u otros miembros de la familia. Así, algo que comenzó siendo un pequeño roce puede transformarse en conflicto simplemente, porque salió de la intimidad de la pareja.

Las personas que viven en la pobreza no saben cómo manejar estas situaciones y buscar una solución a la falta de privacidad, que a lo mejor tiene una solución no tan costosa en términos de dinero.

También se puede atribuir esta insatisfacción a la forma de vida que siempre han llevado, es decir, los modelos parentales que recibieron los que forman las familias con lactantes desnutridos. Ellos han recibido modelos de padre y madre negativos en muchos aspectos del rol que debían desempeñar y los siguen repitiendo por carecer de otros modelos alternativos. Sin embargo, las familias con lactante sano de similar NSE bajo, presentan una vida pasada mucho más estable del punto de vista afectivo y modelos parentales positivos (7).

Estos pocos antecedentes ilustran cómo hay ciertos grupos en la sociedad que se mantienen en estado de deprivación por múltiples razones y que no es el NSE bajo uno de los factores primordiales. Hay otros factores que hay que considerar y que están más unidos a la calidad afectiva que caracteriza al ser humano.

 

Erradicación de un Campamento:

El hecho de vivir en un campamento indica por sí mismo las deficien tes condiciones de vivienda y saneamiento. Esta es una de las experiencias más chocantes que el observador recoge frente a la pobreza de la gran ciudad. Pero en él, también se encuentran familias que han podido adaptarse, y han tratado de vivir lo más limpia y adecuadamente ante las condiciones adversas del medio.

Nuevamente se observa que las madres que viven en el campamento son prioritariamente de origen urbano (75%) (ver tabla 4). La mitad, incluso, había nacido en Santiago y sólo un cuarto (25%) de las madres se había instalado en la capital hace menos de 20 años.

¿Pero cúanto tiempo llevaban viviendo en el campamento? Más de la mitad de estas familias estaban allí sobre 5 años y más (59.6%). El promedio fue de 5.3 años lo cual indica un tiempo suficiente de adaptación a ese medio, sin decir que había algunas que conocían sólo este tipo de vida pues provenían de otros campamentos.

¿Es posible encontrar aspiraciones o deseos cuando se vive en condiciones tan negativas? ¿Se pueden modificar éstos si la vivienda mejora?

La Tabla 6 señala lo que las madres desearían más en ese momento de su vida.

Lógicamente, antes de ser erradicadas lo que más deseaban era una casa y una vez que este anhelo es realizado aspiran a que sus hijos lleguen a tener una profesión y gozar de buena salud.

Volviendo a los aspectos que más destacaron en el ideal de casa antes de ser erradicadas figura el baño (40.7%), que la casa fuera atractiva (20.8%) y espaciosa (12.5%). Es decir, las madres saben lo que quieren respecto a su ideal de casa.

Cómo afecta la erradicación en relación a lo que desearían para los hijos.

La Tabla 7 muestra las prioridades señaladas por las madres y se destaca entre las primeras la Educación, hecho ya conocido en nuestros NSE bajos189, pero la diferencia significativa está dada en las cosas materiales. Antes de ser erradicadas el 28% le atribuía la primera prioridad, en cambio, después de obtener la vivienda básica, ya no le dan la misma importancia. Al contrario, surgen otras cosas necesarias para la vida humana como son la afectividad y la salud.

En cuanto a lo que las madres aspiraban para sus hijos en el campamento y después de ser erradicadas, también sufre un cambio. La primera prioridad frente a las aspiraciones es que los hijos tengan cualidades morales (honradez, respeto, sean correctos, etc.) y disminuye la importancia que lleguen a ser profesionales o técnicos (ver tabla 8).

Finalmente, se analizó cómo pueden modificarse los hábitos de higiene por el sólo hecho de cambiarse a una vivienda digna. El énfasis estuvo dado en la preparación de alimentos.

El lavado de verduras en el campamento fue significativamente más inadecuado que en la vivienda nueva en la cual se hizo adecuadamente (p < 001). Durante la manipulación de alimentos ocurre lo mismo, es significativamente inadecuada en el campamento por lo adecuada que es en la vivienda nueva (p < 001). Esta manipulación se refiere pelar o tomar algo sucio y no lavarse las manos, o lavárselas secándoselas con un paño sucio u otros. Por último, el hábito total de la preparación de los alimentos que incluyó además de lo ya mencionado, la limpieza de la mesa, útiles, basurero destapado, presencia de moscas, lavado de los tiestos y su protección de la contaminación, señala que más de la mitad de las madres tenía hábitos inadecuados en el campamento y que persistieron sólo un tercio después de ser erradicadas (p < .05). Todos estos cambios se produjeron sin mediar educación alguna 10.

Cuando una persona cambia su habitat necesita un tiempo de adaptación y por eso interesó saber si después de seis meses de erradicadas estas familias estaban satisfechas con el barrio y la mayoría dijo que sí (86,77%). Sin embargo, había críticas a la casa tales como: muy pequeña (24.4%), muchas moscas (4.1%)*, mal construida (2.2%).

Pero también había interés por mejorarla: 53.3% le habían construído una pieza y la habían pintado una minoría (6.7%).

El hecho de haber sido trasladadas a una casa obligó en muchos casos a comprar cosas necesarias para poder habitarla.

La Tabla 9 señala las cosas adquiridas. Compraron significativamente colchones, y significativamente menos muebles, sábanas, cortinas, menaje y refrigerador, porque ya los tenían en el campamento.

Otros arreglos significativos realizados en el exterior de la casa fue ron: las rejas (86.6%), el jardín (57.7%) y frutales (56.5%). hortaliza (28.8%) y entrada con pastelones (26.6%) en menor grado.

Por último se quiso saber cómo habían pasado su primer verano en la nueva casa, pues en el campamento sufrían mucho de calor y falta de agua. La primera prioridad fue dada al agrado y confort (53.3%) y al hecho de contar con una ducha (21.1%).

Y a modo de ejemplo se ilustra finalmente, cómo se modificaron, entre muchas otras cosas las aspiraciones desde la 1ra. medición y la 4ta. (4 años viviendo en la nueva casa). Ya no se aspira a una nueva vivienda (p < .001), disminuye la necesidad de otras comodidades (p < .05), aumenta el deseo de tener más dinero (p < .05) y disminuye el interés de buscar lo material (p < .01).

 

Conclusiones y Sugerencias.

La extrema pobreza tendría formas diferentes de expresión según sea el tipo de familia. Un tipo podría llamarse pobreza habitual, es decir, la que constituye un modo de vida producto de un hábito arraigado y generacional; el otro tipo podría denominarse pobreza adaptativa. Esta última sería producto de las circunstancias.

La pobreza habitual requeriría como primer paso ser identificada. Reconocer a aquellos que son incapaces de salir de la deprivación y necesitan una ayuda dirigida, canalizada y controlada para que tenga efecto. Tal es el caso que presenta Chile a través de la atención coordinada frente a los niños desnutridos.

La detección la hace el Servicio de Salud y allí se lo atiende en un programa especial, cuando es lactante, colaborando la Corporación para la Nutrición Infantil cuando requiere internación; la Junta de Jardines Infantiles, cuando el niño es preescolar, y todo el siste ma escolar, a través de la Junta de Auxilio Escolar y Becas, cuando el niño es escolar. Además existen -otras intervenciones en casos individuales donde las Municipalidades y otros organismos privados colaboran en la solución de los problemas de estas familias, previa acción directa de un Servicio Social.

Si realmente hay conciencia de eliminar la pobreza habitual no pueden dictarse normas que por una u otra razón excluyen a estas familias del beneficio, tales como ahorro previo mínimo para optar a una vivienda básica, permanencia limitada en los programas de trabajo que provee la Municipalidad, etc.

En cuanto a la pobreza adaptativa es más fácil de solucionar, porque ella es circunstancial y los individuos tienen un potencial que permite ser desarrollado positivamente si las circunstancias son favorables. Si la condiciones mínimas son modificadas el potencial se expresa desarrollando conductas positivas tal como se vio en gran parte de las familias erradicadas del campamento.

Esto ocurre no sólo en nuestro país, sino también en otros de América Latina. Cuando se logra obtener el título de dominio del terreno aparecen los fondos para construir la vivienda de material sólido. Basta un paso que de el Gobierno hacia la legalidad para que la familia se estimule y entre en el sistema 11.

La pobreza adaptativa para salir de su estado de postración requiere generalmente de las políticas generales que se dictan para la mayoría de los que sufren algún, tipo de carencia, no así el caso de la pobreza habitual. Ella requiere de una norma específica y una acción directa, porque esta pobreza es aún más aislada que la anterior. Por sufrir de aislamiento desconoce los mecanismos que la sociedad le ofrece como para salir de su estado de deprivación12.

La detección de la pobreza habitual caracterizada como la de mayor deprivación, y el tratamiento directo de ella, es el primer paso para eliminar el círculo vicioso de:"la pobreza genera pobreza" y hacer así, la sociedad más justa.

 

Referencias.

1ALVAREZ, M.L. Deprivación y Familia. Santiago, Ed. Universitaria, 1982.

2ALVAREZ, M.L.; WURGAFT, F.; SALAZAR, M.E. Mediciones del Nivel Socioeconómico bajo urbano en familias con lactante desnutrido. Arch. Latinoam. de Nutr. 32(3):650-662, 1982.

3WURGAFT, F.; CARRASCO, D.; ALVAREZ, M.L. Vida pasada y presente, su influencia en madres con lactante desnutrido en Santiago, Chile. Rev. Chil. de Nutr. 12(1):29-34, 1984.

4ALVAREZ, M.L.; WURGAFT, F. Conductas socioafectivas de madres con lactante desnutrido. Rev. Chil. de Nutr. 9(2):101-111, 1981.

5ALVAREZ, M.L.; WURGAF7', F.; WILDER, H. Non verbal language in mothers with malnourished infants. A pilot study. Soc. Sci. Med. , 16:1365-1369, 1982.

6BRINKERHOFF, D.B.; WHITE, L.K. Marital satisfaction in an Economically Marginal Population. J. of Marriage and the Family. 40:259-267, 1978.

7ALVAREZ, M.L. Deprivación y modelos parentales. Santiago, Ed.Universitaria, 1986.

8CORTAZAR, R.; MORENO, E.; PIZARRO, C. Condicionantes culturales y sociales de las políticas de erradicación de la pobreza. Santiago, CIEPLAN, 4 noviembre 1976.

9RACZYNSKI, D.; SERRANO, C. Vivir la pobreza. Testimonio de Mujeres. Santiago, Ed. Pispal-CIEPLAN, 1985.

10ALVAREZ, M.L.; WURGAFT, F. Changes in Hygienic Habits in food preparation: facilities to use water. Canadian J. of Public Health 78 (January-February):43-46, 1987.

11DE SOTO, H. El otro sendero. 2a. ed. Lima, Perú, Ed. El Barranco, 1986.

12CHILMAN, C. Families in Poverty in the early 1970: rates associated factors some implications. J. of Marriage and the Family. 37(1):49-60, 1975.