Revista invi N°31, Agosto 1997, Volumen 12: 1 a 2

EDITORIAL

Durante el primer semestre de este año, el INVI tuvo ocasión de participar en eventos internacionales en los cuales cupo a sus integrantes una importante responsabilidad tanto en aspectos organizativos como en intervenciones directas de algunos de sus académicos, además de la posibilidad de asistir regularmente a las sesiones de carácter interno y públicas. Nos referimos al Seminario Internacional "Desarrollo Urbano Sustentable" realizado en nuestra Facultad en Abril, con intervenciones de académicos que integran la Red CARDHUS del Programa Alpha de la Comunidad Europea, y al Simposio "Política Habitacional en Vivienda de Interés Social en el Contexto Latinoamericano" realizado en mayo en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Valparaíso, entidad co-organizadora, que contó con aportes relevantes de miembros de la Red CYTED XIV.D, latinoamericanos en su mayoría.
Mencionamos estos eventos porque a partir de los debates y de las diferentes ópticas expuestas en ellos, junto con confirmarse un amplio reconocimiento de la coherencia y amplitud que tienen los Programas y Planes Habitacionales vigentes en Chile, se perfilaron un par de aspectos que parecen ineludibles en toda visión prospectiva del problema de la vivienda social en nuestro país.
La calidad de las viviendas -las sociales, en particular-, ha sido abordada desde hace tiempo dando lugar a la Ley específica, actualmente en vigencia, aún cuando su incidencia y repercusión seguramente se verá desafiada por la coincidencia con los daños sufridos por 20.839 casos, afectados en demasía por los temporales de junio. Aún sin pronunciarnos sobre los aportes del sector privado a la validación de los objetivos gubernamentales, hemos de reiterar la necesidad de que se desarrollen en el país, a nivel industrial, tecnologías y sistemas constructivos, alternativos, verdaderamente innovadores, y no regresivos respecto de los tradicionales. Entendiendo las consecuencias del embate de la naturaleza como un patético llamado de alerta, lo tecnológico resulta uno de los aspectos que han sido devueltos a los primeros planos de la temática habitacional social y es de desear que no se pierda la oportunidad de abordarlo.
A la calidad de la vivienda al momento de ser entregada, cabe agregar la perspectiva que las visiones desde "fuera" dejaron planteada, para el mediano plazo: la evolución urbana de los conjuntos, y el deterioro y la reposición de este frágil parque habitacional.
Si bien el estímulo a una cierta conformación de lo urbano no ha estado ausente de las preocupaciones del sector público, importaría aquí que la evolución de los conjuntos en el tiempo conlleve una apropiación con integración efectiva de las familias en lo social, y una integración morfológica en lo específicamente urbano. No se pretende plantear que sea el sector Vivienda el único responsable de la integración social, y creemos que el país cuenta con experiencia suficiente sobre las modalidades de apropiación de los espacios públicos como para que basten ciertas "marcas", ciertos "indicios", para favorecer determinados modos de consolidación urbana de los conjuntos, por sobre otros.
Lo que sí debería constituir una tarea a la cual conviene que nos aboquemos con prontitud y diligencia - investigadores y expertos, pero también todos los actores de la gestión habitacional, sin excepción-, es empezar a estimar los plazos posibles de obsolescencia de lo ya construido, la posibilidad de manejarla y contrarrestarla. De no hacerlo, es fácil prever que en diez años más -o quince, o veinte-. podría producirse el deterioro simultáneo de muchas viviendas o de conjuntos enteros y, con similar progresividad en las cifras que la que se ha conseguido en su control, el déficit volvería a los niveles estimados en los años noventa. Este punto nos devuelve a la importancia de estimular y emprender la investigación tecnológica que señaláramos antes. Si no superamos las limitantes de los sistemas constructivos, si no se logra mayor eficiencia de la ecuación "costo-calidad", la obsolescencia puede ser la "dimensión no visible" de un déficit pospuesto. Aún lamentando que lo señalado pueda calificarse de alarmista, nos parece que la revisión de las políticas habitacionales que el Gobierno se ha planteado, es una ocasión propicia para que se la considere, al menos, como un dato o variable que amerita ser tomada en cuenta.
Los artículos del presente Boletín aportan lo suyo para que nos asomemos a las múltiples perspectivas del habitaren sociedad. La distorsión de la percepción del déficit provocada por el hacinamiento; el aporte que los espacios verdes públicos hacen a la calidad de vida; la integración social como objetivo de las políticas habitacionales; y la posibilidad de manejar criterios de identidad e identificación del chileno con los espacios construidos, motivan a reconsiderar la vivienda social como "proceso", inserto en una compleja realidad, en la cual los recursos económicos interactúan con los recursos técnicos y humanos, y las expectativas sociales.

Ana María Rugiero P.

Académica INVI